El BCE mantiene el rumbo, pero no descarta una subida de tipos en 2022

En su reunión de hoy, el BCE no modificó ninguna de sus herramientas de política monetaria y publicó un comunicado prácticamente calcado al de la reunión de diciembre. Sin embargo, todos los miembros del Consejo de Gobierno están preocupados por los últimos datos de inflación y reconocen que los riesgos para la inflación se han inclinado al alza, sobre todo en el corto plazo. En este sentido, Lagarde confirmó la hoja de ruta acordada en diciembre aunque no descartó que, una vez finalizada las compras netas de activos, en 2022 se pueda producir una subida de tipos.

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Puntos clave
  • En su reunión de hoy, el BCE no modificó ninguna de sus herramientas de política monetaria y publicó un comunicado prácticamente calcado al de la reunión de diciembre. Sin embargo, todos los miembros del Consejo de Gobierno están preocupados por los últimos datos de inflación y reconocen que los riesgos para la inflación se han inclinado al alza, sobre todo en el corto plazo. En este sentido, Lagarde confirmó la hoja de ruta acordada en diciembre aunque no descartó que, una vez finalizada las compras netas de activos, en 2022 se pueda producir una subida de tipos.
  • La presidenta de la institución aseguró que en la reunión de marzo, cuando se publicarán nuevas previsiones de crecimiento e inflación y se tendrá mayor disponibilidad de datos del mercado laboral, el Consejo evaluará si es necesario ajustar el tamaño y ritmo de las compras de activos. Recordemos que, por el momento, el BCE pretende finalizar las compras netas del PEPP a finales de marzo y, tras un ajuste al alza en el 2T, planea reducir gradualmente el ritmo de compras del APP a lo largo del año, hasta los 20.000 millones de euros al mes a partir de octubre.
Los detalles del escenario económico y sus implicaciones
  • La valoración del escenario económico por parte del BCE no fue especialmente positiva. Lagarde explicó que la desaceleración del PIB en el 4T se debió a las medidas de restricción a la movilidad (aunque cada vez sean menos dañinas para la actividad económica), el aumento de los costes energéticos (que reduce el poder adquisitivo de los consumidores y los beneficios de las empresas) y a los cuellos de botella (que pese a los ligeros signos de mejora todavía se mantendrán presentes por un tiempo). De cara a los próximos meses, creen que estos vientos de cara permanecerán pero que durante 2022 se moderarán.
  • Donde Lagarde sí se mostró más optimista, y con razón, es en el mercado laboral, cuya recuperación está muy avanzada. Lagarde destacó que la tasa de paro en la eurozona se encuentra en el 7%, un mínimo histórico, y la tasa de participación laboral en niveles previos a la pandemia. En este contexto, cabría esperar unos aumentos salariales más notables a los vistos hasta ahora y a los que se esperan para los próximos meses, aunque la presidenta del BCE ha querido dejar claro que en la eurozona no hay un espiral alcista de salarios-precios.
  • El foco de la rueda de prensa estuvo puesto en la valoración de los datos de inflación y sus perspectivas a medio plazo. Lagarde fue muy clara al explicar que los últimos datos han sorprendido a los miembros del Consejo de Gobierno y que hay una preocupación “unánime”. Pese a explicar que la mayor parte del aumento de la inflación se debe a los precios energéticos y a elementos transitorios en el componente de los alimentos, Lagarde reconoció que se estaba observando un contagio a otros elementos de la cesta de consumo. Además, Lagarde puso énfasis en la evolución de los salarios, factor clave para monitorizar los posibles efectos de segunda ronda en la evolución de los precios.
  • En el BCE creen que la inflación se mantendrá elevada durante buena parte de 2022, aunque para finales de año debería moderarse. Lagarde reconoció, sin embargo, que los riesgos sobre las previsiones del BCE (3,2% en 2022 y 1,8% en 2023 y 2024) están sesgados al alza, sobre todo en el corto plazo, lo que invita a pensar que en marzo se podrían revisar. En caso de que se observase el 2% en las previsiones para 2023 o 2024, se empezarían a cumplir las condiciones para que el BCE subiera los tipos de interés, algo que Lagarde no ha descartado que suceda ya en 2022. De hecho, ha llegado a sugerir que en función de la evaluación del escenario que hagan en marzo, podrían ajustar el ritmo y las cantidades de las compras de activos previstas para este año. Lagarde confirmó que los tipos oficiales no se ajustaran hasta que se finalicen las compras netas de activos.
  • En este contexto de elevada inflación, los inversores han revisado sustancialmente sus expectativas de tipos de interés (la primera subida de 25 p. b. está descontada para finales de este año), lo que se ha transmitido en los tipos soberanos. Pese a este repunte, Lagarde ha explicado que no han observado, de momento, un tensionamiento en las condiciones financieras.
  • En cuanto a otras herramientas de política monetaria, el BCE no pretende extender las condiciones favorables de las TLTROs que finalizan en junio de este año, pero mantiene la puerta abierta a revisar el tiering en la facilidad de depósitos. Se especula con que la institución podría ampliar la cantidad de depósitos en el BCE que se remunerarían al 0% en lugar de al -0,50%.
Reacción de los mercados

En los mercados financieros, el tono más preocupante de la presidenta Lagarde sobre los riesgos alcistas en la inflación y, en especial, la posibilidad de que el tipo oficial pudiera subir este año se reflejó en un ascenso notable en las rentabilidades de la deuda soberana, con el bono alemán a 10 años cotizando en 0,14%, 10 p. b. superior al cierre del día anterior. Por su parte, las primas de los bonos de los países periféricos también se ampliaron: el bono a 10 años español, por ejemplo, incrementaba su diferencial con el alemán en 4 p. b. hasta los 78 p. b. Entre tanto, el euro se apreció frente a las principales divisas y escaló hasta el 1,14 en su cruce con el dólar (+0,8%). Los índices bursátiles profundizaban las caídas (-1,5% para el EuroStoxx 50).

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