Midiendo el margen de maniobra fiscal de Trump 2.0

El preocupante déficit público y una deuda pública en aumento cuestionan la capacidad de la nueva Administración de implementar las propuestas fiscales prometidas en campaña.

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February 5th, 2025
Imagen del Capitolio y billetes de dólar
Un punto de partida inquietante

El ejercicio fiscal del Gobierno federal de 20241 cerró con un déficit público de 1,8 billones de dólares: un 6,4% del PIB, con un incremento de 138.000 millones de dólares con respecto al año anterior (6,2% del PIB). En perspectiva histórica, es una cifra muy elevada. El déficit promedio de los últimos 50 años es de un 3,8% del PIB, y, desde 1946, solo se ha superado el registro de 2024 en seis años: de 2009 a 2012, durante la Gran Recesión, y de 2020 a 2021, en los años de la pandemia, ambos siendo periodos de recesión con una elevada tasa de paro. Pero en 2024 la tasa de paro promedio fue de un 4,0% y el PIB creció a ritmos robustos, lo que hace más llamativa la situación actual. Y las perspectivas no son alentadoras. Es más, la Congressional Budget Office (CBO)2 estima que el déficit total seguirá fluctuando entre el 5% y el 7% del PIB en la próxima década, con un aumento de la deuda pública federal por encima del 120%. Y, en gran parte, estos déficits se deteriorarán por un incremento del pago de intereses (la CBO proyecta una reducción del déficit primario, que excluye pagos de intereses, del 4,0% actual a un 2,7%).3

En este contexto, cabe preguntarse por el impacto de las políticas económicas de la nueva Administración de la Casa Blanca sobre el déficit. Sin detalles ni gran claridad sobre las medidas que se tomarán (más allá de lo hablado en campaña, habrá que ponderar la realidad de las negociaciones en el Congreso y su implementación final), es todavía pronto para poder estimar el impacto neto de forma precisa. Sin embargo, podemos hacer un análisis preliminar para comprender las implicaciones iniciales.

  • 1. Los años fiscales de EE. UU. van del 1 de octubre al 30 de septiembre.
  • 2. La CBO es una agencia no partidista del Congreso encargada de proporcionar análisis económicos y presupuestarios.
  • 3. Las proyecciones de la CBO se elaboran bajo el supuesto de que, durante la próxima década, tanto los ingresos como los gastos siguen las tendencias marcadas por las políticas actuales y que la inflación y el crecimiento del PIB se sitúan, de media, en el 2,0% y el 1,8%, respectivamente. Para más detalles, véase el Focus «Déficit y deuda en ascenso: el futuro de las finanzas públicas de EE. UU.» en el IM09/2024.
Del lado de los ingresos...

El Gobierno federal cuenta con tres grandes fuentes de ingreso: aproximadamente un 50% deriva del impuesto sobre la renta de las personas físicas, un 35% de impuestos de contribución a la Seguridad Social y Medicare, un 11% de impuestos sobre sociedades, y el 4% restante incluye aranceles, impuestos de sucesión y otro tipo de ingresos. La CBO estima que, para finales de 2034, los ingresos aumentarían hasta un 18% del PIB, desde el 17,1% actual. Pero esa proyección asume que en 2025 expiran las reducciones de impuestos estipuladas en el Tax Cuts and Jobs Acts (TCJA) aprobado en 2017,4 volviendo a una recaudación con tipos impositivos más elevados. Sin embargo, uno de los grandes bastiones de la campaña de Trump fue hacer permanentes las medidas del TCJA, lo que añadiría entre 3,5 y 5,0 billones de dólares al déficit5 en los próximos 10 años y llevaría el déficit cerca del 8% o 9% del PIB (con la deuda por encima del 130%). Si además se aprueban otras medidas propuestas en campaña, como las deducciones sobre los beneficios de la Seguridad Social, propinas y horas extras de trabajo y un recorte adicional del tipo impositivo de sociedades hasta el 15%, las estimaciones apuntan a 3 billones de dólares extras de déficit.

Al lado de este deterioro del déficit, la principal nueva fuente de ingresos que destacó en la campaña electoral la nueva Administración han sido los aranceles. Pero la recaudación arancelaria se encuentra en magnitudes muy inferiores al deterioro proyectado del déficit. Por ejemplo, en 2024 el Gobierno recaudó apenas 80.000 millones de dólares en aranceles, un 2% del total de ingresos (en cambio, el IRPF fue de 530.000 millones de dólares). Incluso en un caso extremo en el que se implantara un arancel del 100% sobre todas las importaciones de bienes procedentes de China, los ingresos extras serían de hasta 400.000 millones de dólares anuales, pero solo si se supone que el arancel del 100% no provoca una caída en los volúmenes de importaciones, algo altamente improbable: con aranceles tan elevados, es difícil que las importaciones afectadas representen un ingreso recurrente y estable con el que el Tesoro pueda contar. Análogamente, un arancel universal del 10% sobre todas las importaciones de bienes podría recaudar entre 3 y 4 billones de dólares en acumulado durante la próxima década, pero, de nuevo, asumiendo que la demanda local es inelástica a los precios de las importaciones, y que no hay sustitución ni caída en los volúmenes de importaciones. Además, surge la incógnita del propósito de su uso: ¿los aranceles serán usados meramente como una estrategia de negociación y, por lo tanto, como una herramienta temporal, o como una fuente recurrente y más permanente de ingresos?

  • 4. El Tax Cuts and Jobs Acts recortó el tipo impositivo de las sociedades del 35% al 21% y redujo los tipos máximos de cada tramo impositivo del impuesto sobre la renta personal.
  • 5. Véase «Tax Cuts and Jobs Act Expiration: Options for the Tax Code», Yale Budget Lab, 2024, «The 2024 Trump Campaign Policy Proposals: Budgetary, Economic and Distributional Effects», Penn Wharton Model, agosto de 2024 y «Donald Trump Tax Plan Ideas: Details and Analysis», Tax Foundation, octubre de 2024.
... ¿y del lado del gasto?

Otra alternativa para evitar el deterioro del déficit vendría por recortes de gasto. Con esa finalidad, el presidente creó la agencia DOGE (Departamento de Eficiencia Gubernamental), liderada por Elon Musk, quien declaró la intención de reducir el gasto en 2 billones de dólares en los próximos 18 meses. El gasto federal se divide en tres categorías. La primera es el gasto «obligatorio» (60% del total), que incluye compromisos como la Seguridad Social y la sanidad, está estipulado por la legislación vigente y requiere cambios de leyes para poder recortarlos. Es decir, complicado de reducir tanto desde un punto legal como desde una perspectiva de bienestar (dado que incluye principalmente beneficios de Seguridad Social y sanidad). La segunda categoría es el gasto discrecional, aquel que cada año se negocia en el Congreso, y que en 2024 fue de 1,8 billones de dólares.6 Sin embargo, los gastos discrecionales tampoco parecen fáciles de recortar (aproximadamente un 50% son gasto en defensa) y, en cualquier caso, están en cotas históricamente bajas y con perspectivas de disminuir bajo las previsiones de continuidad de la CBO. Y el tercero es el pago de intereses de la deuda, y donde se concentra la gran parte del deterioro. En 2024, los pagos de intereses aumentaron hasta los 949.000 millones de dólares, una cifra superior al gasto total en defensa (826.000 millones) o en Medicare (870.000 millones), y representó casi un 15% del gasto total. Con toda probabilidad, los pagos de intereses seguirán aumentando. De hecho, en el escenario base de la CBO, con un tipo de interés alrededor del 4% y en el que el déficit primario caería del 4,0% actual al 2,7% en 2034, se estima que el pago de intereses aumentará hasta los 1,7 billones de dólares (4% del PIB vs. 3% actual). Estabilizar el gasto en intereses exigiría un esfuerzo fiscal claramente mayor y/o un escenario de tipos de interés significativamente más bajos: estimamos que sería necesaria una reducción del déficit primario de hasta un 1,5% del PIB en 10 años, o que los tipos de interés converjan a su nivel prepandemia del 2%.7 Reducirlos requeriría un esfuerzo fiscal superior o unos tipos de interés todavía más bajos.

En definitiva, el panorama fiscal con el que se encuentra Trump al iniciar su segundo mandato es muy diferente al que se encontró en 2017 (véase el primer gráfico). La visión panorámica del estado actual de las cuentas públicas y de las grandes propuestas fiscales planteadas en campaña electoral por la nueva Administración apunta a un aumento sostenido del déficit y, en consecuencia, de la deuda. A raíz de esta perspectiva, surgen dudas de la capacidad real que tendrá la nueva Administración de implementar sus propuestas fiscales.

  • 6. Cabe observar que el objetivo de recorte de la DOGE es superior a lo que equivale la totalidad del gasto discrecional.
  • 7. Estas estimaciones se basan en la simulación de la evolución de la deuda
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    asumiendo un crecimiento nominal del PIB según la CBO. En un caso, fijamos la evolución de los tipos de interés según lo proyectado por forwards de mercado de mediados de enero de 2025 y, en el otro, fijamos la evolución del déficit primario según la CBO.
EE. UU.: histórico y proyecciones de déficit y deuda de la CBO
EE. UU.: gasto público por categoría