Portugal: agricultura, un sector aún dual pero prometedor

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26 de febrero de 2019
Plantación de piñas en las islas Azores, Porgual

Hay señales que sugieren que el sector agrícola puede estar entrando en una nueva fase de expansión. Concretamente, se observan cambios en la estructura de propiedad de las explotaciones, el capital humano del sector y la evolución de la productividad que apuntan hacia un in­­­cremento del potencial de crecimiento del sector. Muestra de ello ha sido la recuperación del valor añadido bruto (VAB) generado por la agricultura, que en 2018 alcanzó un 1,7% del VAB del conjunto de la economía, 0,4 p. p. más que en 2011.

El sector aún está dominado por la pequeña propiedad (el 70% de las explotaciones tienen menos de 5 hectáreas) y los productores agrícolas presentan, en general, una de­­mografía envejecida y con un nivel educativo bajo.1 Ello se tra­­duce en una menor productividad frente a sus homólogos europeos: la producción media por hectárea es de 1.400 euros en Portugal, frente a los 2.400 y 1.700 euros de la eurozona y España, respectivamente. En términos de producción media anual por trabajador, la diferencia es aún mayor: 16.400 euros en Portugal frente a 47.900 euros en España y 57.200 euros en el conjunto de la eurozona.

Pero se observan señales de cambio. Por un lado, están aumentando las estructuras agrícolas de mayor dimensión (superior a 50 hectáreas)2 y, aunque solo representen un 4% de las explotaciones existentes, explotan cerca del 70% de la superficie agrícola utilizada y presentan niveles de productividad muy superiores a las del resto. En estas grandes explotaciones, la producción por trabajador es de 46.800 euros (frente a los 31.100 euros por trabajador de las explotaciones de entre 20 y 50 hectáreas).3 Por otro lado, el nivel de formación ha mejorado y cerca del 47% de los productores agrícolas tienen formación específica en el sector (cursos profesionales y formación secundaria o superior),4 una cifra significativamente más elevada que el 16% de 2013.5 Asimismo, destaca el crecimiento de la agri­­­cul­­tura ecológica, que en general produce bienes de ma­­yor valor añadido: en 2015, este subsector agrícola cul­­ti­­vaba 239.900 hectáreas (cerca del 23% de la superficie cultivada), lo que supone un aumento de 25.600 hectáreas respecto a 2006.

Estos cambios en la estructura del sector ya se reflejan en mejoras en eficiencia. Como se observa en el tercer gráfico, la evolución de los principales indicadores del sector en la última década ha sido positiva, especialmente en cuanto al aumento de la cantidad producida, la productividad de la superficie cultivada y el rendimiento de la actividad del sector. Así, según los datos disponibles, en 2018 la producción agrícola alcanzó los 7.600 millones de euros y registró un crecimiento anual medio entre 2007 y 2018 del 1,6% (2,1% en la eurozona y 3,0% en España). Por componentes, el cuarto gráfico muestra que la producción de fruta, productos de horticultura y animales –que representan el 62% de la producción total– ha aumentado a un ritmo promedio anual del 4,5%, 2,6% y 1,5%, respectivamente, desde 2007. Por su parte, el aceite, aunque solo representaba el 1,8% de la producción total en 2018, ha crecido a un ritmo medio anual cercano al 7%.

El crecimiento del comercio mundial, el mayor consumo de alimentos saludables y el esfuerzo de internacionalización del sector también han sido factores importantes para dinamizar la actividad agrícola. Entre 2007 y 2018, las exportaciones de bienes agrícolas registraron un crecimiento me­­dio anual del 9,6%, superior al de las exportaciones totales de bienes (3,4%). Las exportaciones de fruta, que represen­­tan cerca de la mitad de las exportaciones de bienes agrícolas, son las principales responsables de los avances registrados. Entre los otros componentes destacan, en primer lugar, los frutos rojos, los cítricos y los frutos secos, cu­­yas exportaciones aumentaron de media anual un 33,1%, 24,7% y 6,3%, respectivamente. En segundo lugar, la exportación aceitera creció un 14,6% de media en el periodo. En tercer lugar, en lo que respecta a la producción animal, la exportación cárnica aumentó un 12,7% anual en el promedio de la última década. Por último, en cuanto a las aportaciones al incremento de la producción agrícola, no puede olvidarse la importancia de las exportaciones de los productos derivados de la industria alimentaria, una industria que se nutre del sector agrícola y que representa cerca del 9% de las exportaciones de bienes.

En adelante, el comercio internacional continuará siendo un importante factor de dinamización de la actividad agrícola. Aunque la desaceleración de la demanda externa en 2019 pueda redundar en un crecimiento más moderado de las exportaciones de bienes agrícolas, hay factores que respaldan la consolidación de una mayor internacionalización del sector. Entre ellos, cabe destacar los siguientes elementos. En primer lugar, el esfuerzo de penetración en nuevos mercados, como China, Japón y la India.6 En segundo lugar, las ventajas que ofrece la geografía del país, especialmente por unas condiciones climáticas que permiten disponer más tempranamente de productos en el mercado (sobre todo hortalizas y frutas) y que han servido de apoyo, por ejemplo, a la buena evolución de las exportaciones a países del centro y norte de Europa. En tercer lugar, la formalización de contratos entre productores y empresas internacionales que operan en el sector del comercio alimentario minorista. Y, por último, los pasos dados por algunos agricultores en el campo de la agricultura inteligente, cuyos frutos ganarán paulatinamente más visibilidad en el conjunto de la actividad agrícola. Este será, de hecho, un campo clave para la creación de riqueza en el sector.

1. En 2018, el 88% de la población empleada en la agricultura, la producción animal, la caza, la silvicultura y la pesca tenía un nivel de escolaridad igual o inferior al primer ciclo (INE).

2. En 2016, había 10.395 explotaciones, 910 más que en 2007 (INE).

3. Las explotaciones de más tamaño presentan, en general, un mayor grado de especialización en sus actividades.

4. Ministerio de Agricultura, Oficina de Planificación, Políticas y Administración General. Último año disponible: 2016.

5. Parte de esta mejora se explica por la obligación, establecida en 2013, de que los productores que compren, transporten y utilicen productos fitofarmacéuticos hayan realizado un curso de aplicación de estos productos.

6. En el caso de China, en 2018 se obtuvo autorización para la exportación cárnica, mientras que las negociaciones para la obtención de la licencia de exportación de uvas están en la fase final. En Japón, a partir de febrero de 2019 entra en vigor un nuevo acuerdo de colaboración económica que tendrá un impacto positivo en las exportaciones de vino, queso y carne. En la India, a finales de 2018 se alcanzaron acuerdos para la exportación de manzanas y peras.

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