El resurgir de la industria después de la pandemia

La llegada de la pandemia supuso un duro golpe para un sector que ya atravesaba una situación delicada derivada de las tensiones comerciales y las disrupciones en el sector del automóvil a nivel europeo. Así, la caída de la actividad manufacturera en el 2T 2020 fue más intensa que la del conjunto de la economía, si bien la recuperación posterior fue más vigorosa. Algunos sectores, como el textil, el calzado y las bebidas, o incluso el automóvil, se vieron muy impactados y se están recuperando más lentamente, mientras que otros sectores, como el farmacéutico o el de la alimentación, apenas sufrieron el shock. La relajación de las restricciones, los avances en el proceso de vacunación y la reducción de la incertidumbre contribuirán a reactivar el consumo y los flujos de turismo internacional, de vital importancia para nuestra economía, y ello apoyará, a su vez, la actividad del sector manufacturero. 

Contenido disponible en
Portada Industria
  • Pero no se trata de una vuelta a la normalidad, a la forma de producir del pasado. El sector manufacturero estaba ya inmerso en una profunda transformación, la cuarta revolución industrial (o Industria 4.0), que entraña una transformación profunda de los procesos productivos, desde la adopción de las nuevas tecnologías digitales (internet de las cosas, big data o computación en la nube, por mencionar algunas) hasta una nueva oleada de automatización de las fábricas, con robots conectados digitalmente y dotados de inteligencia artificial (smart factories). 
  • La pandemia puede suponer un punto de inflexión para el sector manufacturero y acelerar unas tendencias de fondo que ya estaban operando los últimos años. Por una parte, las nuevas tecnologías facilitan el acercamiento de los centros de producción al consumidor final, acortando las cadenas de suministro. Por otra parte, es imprescindible mejorar la eficiencia energética para asegurar la sostenibilidad del modelo de negocio a medio plazo. Para impulsar estos cambios de gran calado, la transición verde y digital del sector industrial, es necesario que la colaboración público-privada se pueda ejercer de forma ágil y eficaz, así como disponer de una elevada capacidad financiera, y en este sentido los fondos europeos Next Generation EU serán un importante punto de apoyo. 
  • La economía española dispone de un sector manufacturero preparado para asumir este reto. Las empresas del sector cuentan con una elevada productividad laboral y tienen una remarcable orientación exportadora: en torno a un 40% de las ventas del sector manufacturero se destinan al exterior, lo que demuestra la competitividad de las empresas españolas en la arena global. Sin embargo, el reducido tamaño empresarial en relación con sus homólogas europeas es un factor que puede limitar su capacidad para realizar mayores inversiones, incluidas las tecnológicas. En este sentido, el apoyo específico a las pymes es indispensable, a la vez que también se debe generar un entorno favorable al crecimiento empresarial.
  • Mención especial requiere el sector del automóvil, al que dedicamos el último artículo de este informe, un sector que capitaliza como ningún otro los retos que conlleva la transformación tecnológica y la adaptación a las nuevas exigencias medioambientales. La pandemia posiblemente ayude a acelerar la transición hacia formas de movilidad más sostenibles, como el coche eléctrico, un avance al que contribuirá el primer Proyecto Estratégico para la Recuperación y la Transformación Económica (PERTE).
  • Finalmente, no se pueden desdeñar las notables sinergias positivas que la transición verde y digital en el sector industrial puede conllevar en el resto de las actividades económicas, así como en toda la sociedad. En consecuencia, de su capacidad de acometer estas transformaciones depende en gran parte la conformación de un nuevo modelo de crecimiento de la economía española, basado en la innovación, la productividad y la sostenibilidad. 
Etiquetas: