La indecisión predomina en los mercados financieros

Contenido disponible en
13 de julio de 2018

Los mercados completan un semestre con volatilidad. El entorno financiero ha dado un vuelco en los primeros seis meses de 2018 y ha dejado atrás el régimen de muy baja volatilidad de los últimos años. A lo largo de esta primera mitad de año, las bolsas han sufrido distintos episodios de pérdidas, los tipos de interés se han movido al alza, las primas de riesgo de la deuda soberana y corporativa se han mostrado inestables y el dólar se ha fortalecido frente a las principales divisas avanzadas y emergentes. El cambio de panorama ha sido conducido, por un lado, por el tono menos acomodaticio de los bancos centrales de las economías avanzadas, reflejo de un escenario macroeconómico positivo. Además, el semestre ha traído consigo un aumento de la aversión al riesgo por temores a un giro proteccionista a nivel global y mayores tensiones geopolíticas. También en junio ambos elementos estuvieron presentes en la coyuntura financiera. En el plano de los bancos centrales, la Fed realizó un nuevo incremento de tipos y el BCE anunció que terminará las compras netas de activos en diciembre de 2018. Aunque estas decisiones no sorprendieron a los inversores, un nuevo repunte de las tensiones comerciales entre EE. UU. y China (además de con otros socios comerciales, como la UE) y una cierta prevalencia de la incertidumbre política en Italia lastraron, una vez más, unas cotizaciones financieras que cerraron el mes de junio con un tono errático.

La Fed refuerza el endurecimiento de la política monetaria estadounidense. En su reunión de junio, la Fed incrementó su tipo de interés objetivo en 25 p. b. por segunda vez este año y lo situó en el intervalo 1,75%-2,00%. La decisión estuvo respaldada por una visión muy positiva del escenario macroeconómico, según la cual los miembros de la Fed esperan que la actividad estadounidense siga creciendo por encima de su potencial y el mercado laboral se mantenga en una situación de pleno empleo en los próximos años. De este modo, la Fed reiteró la necesidad de dar continuidad al endurecimiento gradual de las condiciones financieras con nuevas subidas de tipos en los próximos trimestres. En concreto, los miembros de la Fed esperan realizar entre cuatro y cinco nuevos incrementos de tipos hasta finales de 2019, una senda en consonancia con el escenario de CaixaBank Research, pero ligeramente más agresiva que la que descuentan las cotizaciones financieras. Aunque los mercados recibieron estos anuncios sin grandes movimientos, en el conjunto del mes los tipos de interés soberanos de EE. UU. se mostraron volátiles, con un repunte de cerca de 15 p. b. en los primeros 15 días del mes que se deshizo, en la segunda mitad, de la mano del repunte de las tensiones comerciales entre EE. UU. y China.

El BCE anuncia el final del QE en su reunión de junio, al señalar que mantendrá las compras netas a un ritmo de 30.000 millones mensuales hasta septiembre, las reducirá a 15.000 millones mensuales a partir de octubre y las finalizará en diciembre de 2018. El BCE fundamentó su anuncio en la firmeza del escenario económico y la consolidación de la eurozona en la fase expansiva del ciclo, pero recordó que la infrautilización de los recursos todavía es elevada y las presiones inflacionistas siguen siendo contenidas, por lo que requieren el apoyo de un entorno financiero acomodaticio. Así, el BCE anunció que mantendrá los tipos de interés inalterados hasta, al menos, pasado el verano de 2019 y reiteró que seguirá presente en los mercados financieros a través de la reinversión del principal de los activos que vayan venciendo en su balance. Ante estos anuncios, los tipos de interés soberanos de los países de la eurozona flexionaron a la baja, en un claro reflejo de que los inversores centraron más su atención en la orientación futura de los tipos de interés de referencia que en el fin de las compras netas. Por su parte, las primas de riesgo de la periferia siguieron disminuyendo y recuperándose del episodio de aversión al riesgo alrededor de Italia, aunque todavía cerraron el mes en niveles relativamente elevados.

Las bolsas internacionales se muestran erráticas. Los principales parqués internacionales comenzaron el mes de junio con un tono constructivo y registrando ganancias superiores al 3% en las economías avanzadas. Sin embargo, hacia mediados de mes, las bolsas viraron en negativo de la mano de una nueva escenificación de las tensiones entre EE. UU. y sus socios comerciales. Así, los índices de las economías emergentes y de la eurozona sufrieron pérdidas el resto del mes y cerraron junio en negativo (Eurostoxx 50 –0,3%, DAX –2,4%, CAC –1,4% y MIB –0,7%), con la excepción de España y Portugal (IBEX +1,7% y PSI +1,1%), mientras que las bolsas estadounidenses consiguie­­ron terminar, en general, con ligeros avances (S&P 500 +0,5%, Dow Jones –0,6% y Nasdaq +1,0%).

El dólar mantiene su fortaleza en el mercado de divisas. En junio, el dólar siguió con la dinámica de apreciación iniciada a principios de abril y se fortaleció frente a las principales divisas internacionales. Así, entre las economías avanzadas, el euro fluctuó alrededor de los 1,16 dólares, mientras que, en las economías emergentes, prácticamente todas las divisas se depreciaron. El peso argentino (–13,7%) y la lira turca (–1,4%, al recuperar terreno después de la victoria electoral del actual presidente Recep Tayyip Erdoğan) volvieron a verse penalizadas, mientras que el peso mexicano terminó prácticamente en plano en la antesala de las elecciones del 1 de julio.

La OPEP y sus socios suavizan los recortes en la producción de petróleo y aumentarán en 1 millón de barriles diarios (mb/d) el techo a la producción (de 32,5 mb/d hasta el momento) a par­­tir de julio. De todos modos, debido a que distintos países ya producen a plena capacidad, las estimaciones indican que el aumento efectivo se situará alrededor de los 700.000 barriles. Como se analiza en el Focus «¿Qué hay detrás del encarecimien­­to del petróleo?», en este mismo Informe Mensual, el anuncio se produjo después de unos meses de fuerte encarecimiento del petróleo debido, entre otros factores, a un sobrecumplimiento de los recortes de la producción y a la fortaleza de la demanda global. En este contexto, el precio del barril de Brent fluctuó alrededor de los 75 dólares, sin mostrar una tendencia bajista después del anuncio de la OPEP, y terminó el mes con un nuevo repunte hacia los 78 dólares.

    im_1807_mf_01_es_fmt.png
    im_1807_mf_02_es_fmt.png
    im_1807_mf_03_es_fmt.png
    im_1807_mf_04_es_fmt.png
    im_1807_mf_05_es_fmt.png
    im_1807_mf_06_es_fmt.png