Análisis de coyuntura
Actividad y crecimiento

Crecimiento de la economía española: cantidad y ¿calidad?

Para tomar el pulso de la actividad solemos fijarnos en el crecimiento del PIB. Desde esta perspectiva, la dinámica más reciente de la economía española está siendo algo mejor de lo esperado. Sin embargo, los factores en los que se apoya el crecimiento son tanto o más importantes.

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Plantel con brotes. Photo by Markus Spiske on Unsplash

Para tomar el pulso de la actividad solemos fijarnos en el crecimiento del PIB. Desde esta perspectiva, la dinámica más reciente de la economía española está siendo algo mejor de lo esperado. Y si ampliamos la perspectiva a las últimas décadas, y comparamos su evolución con la de las mayores economías europeas, también obtenemos un mensaje positivo. De todas formas, un análisis de los factores que han impulsado el crecimiento matiza lo que parece un buen desempeño.

Pongamos cifras a estas afirmaciones. La economía española cerró 2022 con un crecimiento del 5,5%, un ritmo de avance elevado, muy similar al que se contemplaba a principios del pasado año, antes de que estallara la guerra en Ucrania, y claramente superior al que se llegó a barajar a mediados de 2022, cuando se temió que el impacto del conflicto podría ser sustancial. Así, de momento, la economía española está sorteando el impacto de la crisis energética mejor que los principales países europeos. Estos cerraron el pasado año con un ritmo de avance entre 1,5 y 2,5 p. p. por debajo del registrado en España. De todas formas, también cabe remarcar que parte de la diferencia se debe al mayor empuje cíclico de la economía española, que todavía está recuperando el terreno perdido durante la pandemia.

La ventaja respecto a los principales países europeos se mantiene si se toma un periodo de referencia más amplio. Por ejemplo, desde el año 2000, el crecimiento promedio de la economía española ha sido del 1,6%, claramente por encima de los registros de Alemania y Francia, 0,4 p. p. y 0,3 p. p., concretamente. Respecto a Italia, la ventaja en términos de crecimiento es incluso superior, de 1,2 p. p. No son cifras menores, especialmente cuando se mantienen durante tanto tiempo.

Sin embargo, los factores en los que se apoya el crecimiento son tanto o más importantes. Dicho de otra forma, la calidad es tanto o más importante que la cantidad. En el caso de la economía española, el crecimiento del PIB ha ido acompañado de un remarcable aumento de la población. Concretamente, desde el año 2000, esta ha crecido a un ritmo del 0,7% anual en promedio. En cambio, en Alemania, Francia e Italia ha aumentado a un ritmo anual promedio del 0,1%, 0,5% y 0,2%, respectivamente.

Así, el PIB per cápita de España en el año 2022 era un 14% superior al del año 2000, pero cabe decir que el grueso del avance se concentró en los años previos a la crisis financiera e inmobiliaria. De hecho, el pasado año se recuperó el PIB per cápita que se alcanzó en 2007.

En positivo, destaca Alemania, cuyo PIB per cápita ha aumentado la distancia respecto al de España de forma sustancial durante las últimas dos décadas. Aunque el crecimiento del PIB alemán es inferior al de España, este se sustenta en un mayor crecimiento de la productividad. Esta base, más sólida, es la que en última instancia permite un mayor aumento de la calidad de vida del conjunto de la población. En Francia, el aumento del PIB per cápita desde el año 2000 ha sido similar al de España. En cambio, la economía italiana se encuentra en el polo opuesto: lleva dos décadas estancada, sin prácticamente crecer ni en términos absolutos ni tampoco en relación con su población. Así, el PIB per cápita italiano de 2022 era muy similar al del año 2000.

El camino que toma una economía no está escrito, depende de las políticas públicas que se implementan y de la capacidad emprendedora e innovadora de su población. Respecto a los grandes países europeos, la economía española se encuentra en un punto intermedio. Podría haber tomado un camino peor, pero también uno mucho mejor.

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