Actividad y crecimiento

Moderación de la economía europea en 2019

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La economía mundial exhibe unas dinámicas más suaves en el primer tramo del año. En particular, el índice de sentimiento empresarial (PMI) compuesto global repuntó levemente en febrero (de 52,1 puntos en enero a 52,6 puntos en febrero), pero continúa emplazándose en cotas inferiores a las de 2018 (promedio del 53,6). Los datos de actividad globales están reflejando el impacto de factores temporales adversos en las economías avanzadas (como, por ejemplo, el cierre de la Administración federal en conjunción con una meteorología adversa en EE. UU. y las dificultades del sector del automóvil en la eurozona) en el primer tramo de 2019. En conjunto, los indicadores afianzan el escenario macroeconómico de CaixaBank Research, que contempla una desaceleración suave del crecimiento mundial del 3,7% de 2018 al 3,3% de 2019, un ritmo de crecimiento que continúa siendo favorable. No obstante, en el escenario predominan los factores de riesgo bajistas, como la elevada incertidumbre geopolítica global y las dudas sobre el desempeño de China en 2019, aunque en el plano positivo, en los últimos meses, se han empezado a encauzar las tensiones comerciales entre EE. UU. y China.

Las espadas continúan en alto en el brexit y aumenta la incertidumbre. La UE concedió una extensión del artículo 50 (el brexit estaba previsto para el 29 de marzo), de modo que el Parlamento británico tendrá hasta el 12 de abril (fecha límite fijada por Bruselas) para decidir qué pasos tomar. Así, se espera un elevado voltaje político en Westminster en las dos primeras semanas de abril, con tres alternativas: que el Reino Unido pida una extensión prolongada para reevaluar la estrategia a seguir (en este caso, participará en las elecciones europeas de mayo), que el Parlamento apruebe finalmente el acuerdo de salida negociado por Theresa May (algo que parece complicado si tenemos en cuenta que el Parlamento ya lo ha rechazado tres veces y que no parece que los laboristas y unionistas norirlandeses vayan a cambiar de opinión) o que el 12 de abril haya una salida abrupta. Así las cosas, la primera opción parece la más probable, aunque la fragilidad del Gobierno y la falta de consenso no permiten descartar una salida desordenada el 12 de abril.

Eurozona

Moderación de la economía europea en 2019. Los indicadores de actividad y sentimiento del primer tramo de 2019 en la eurozona muestran leves mejoras respecto al último tramo de 2018, y son acordes con unas dinámicas de crecimiento favorable pero moderado. En marzo, se ha acentuado la divergencia entre sectores: el PMI de servicios continuó pujante (52,7 puntos) gracias a la robustez de la demanda interna, mientras que el PMI de manufacturas bajó a niveles no vistos desde 2012 (47,6 puntos) debido a las disrupciones del sector del automóvil y la mayor debilidad de la demanda global. Así, se espera que la economía europea crezca de forma modesta en la primera mitad del año (en torno al 1,0% interanual) para acelerar ligeramente en la segunda mitad del año (siempre que se vayan atenuado los lastres temporales, mejore el sentimiento de la mano de una reducción de las tensiones comerciales y el sector de la automoción avance hacia la plena adaptación a las nuevas normativas). Importantes organismos internacionales como la OCDE o el BCE han bajado sus previsiones en 2019 hacia cotas cercanas al 1,0%, pero coinciden con CaixaBank Research en que, pasado el bache de la primera mitad de 2019, la economía mostrará algo más de dinamismo.

La locomotora alemana no tira como antaño. Los problemas del sector de la automoción para adaptarse a las nuevas normativas de emisiones se suman a la atonía de la demanda global de coches (en EE. UU. y la eurozona por el menor empuje cíclico, y en China porque los consumidores han decidido esperar por si el Gobierno les ofrece incentivos fiscales) y están afectando a las exportaciones y la producción industrial teutonas en el 1T 2019. Por ello, hemos rebajado las previsiones de Alemania en 2019 en 0,3 p. p. (hasta el 1,0%) y las de 2020 en 0,1 p. p. (1,6%), lo que a su vez implica una revisión técnica de la eurozona de –1 décima, hasta el 1,3% en 2019.

Portugal: a buena marcha

La actividad muestra un desempeño favorable a principios de año. Así, el indicador coincidente de actividad del Banco de Portugal avanzó hasta el 2,1% en febrero (1,9% en enero) y el indicador de actividad del INE avanzó un 2,4% interanual en enero (tras mantenerse en el 2,2% desde octubre). Además, las ventas minoristas aceleraron en enero y febrero frente al promedio del 4T 2018, mientras que otros indicadores, como las ventas de cemento o las ventas de vehículos comerciales, también han mandado señales favorables. Sin embargo, estos da­­tos coexisten con otras dinámicas no tan positivas. Por un lado, en febrero, el indicador coincidente del consumo privado del Banco de Portugal flexionó ligeramente a la baja (1,7%, tras un 1,8% en enero) y el índice de confianza de los consumidores volvió a disminuir (–8,3 puntos en febrero frente a –7,2 en enero), lo que refleja un menor optimismo de los hogares sobre las perspectivas económicas en los próximos 12 meses. Por otro lado, respecto al sector exterior, en enero, la balanza comercial de bienes volvió a deteriorarse (con un aumento del déficit comercial en 3.300 millones de euros, hasta los 17.900 millones, según el acumulado de los últimos 12 meses) ante un mayor crecimiento de las importaciones (8,5% interanual) que de las exportaciones (4,8%). En conjunto, pues, los indicado­res sugieren que el ritmo de crecimiento se mantiene en cotas cercanas pero ligeramente por debajo del 2% en el 1T 2019.

La recuperación del mercado laboral prosigue en un contexto de mayor madurez del ciclo. En febrero, la tasa de desempleo se situó en el 6,3% (–1,3 p. p. respecto a febrero de 2018), con una reducción de la población parada de 64.600 personas (un –16,5% interanual), mientras que la población ocupada alcanzó los 4.844.600 personas, con un aumento de 62.700 trabajadores respecto a febrero de 2018 (un 1,3% interanual). No obstante, en ambos casos, los ritmos de mejora fueron inferiores a los promedios registrados en 2018 (reducción del desempleo del 20,8% y aumento de los ocupados del 2,3%), lo que, junto con el descenso de las ofertas de empleo (–12,8% interanual en el promedio de enero y febrero de 2019), señala una evolución más moderada del mercado laboral. Así, aunque el mercado de trabajo mantiene una dinámica positiva, exhibe señales de ralentización respecto a los dos últimos años, algo que se espera que continúe en los próximos trimestres y que es acorde con el escenario de un crecimiento más suave del PIB.

La inflación se mantiene estable en marzo. Según el índice de precios al consumidor (IPC) no armonizado, la inflación general se mantuvo en el 0,9% interanual en marzo (el mismo registro que en febrero). Esta estabilidad fue resultado del equilibrio entre la aceleración de los precios energéticos (+1,3%, tras un –0,7% en febrero) y la moderación de la inflación subyacente, que se situó en el 0,7% en marzo (1,0% en febrero). No obstante, en los próximos trimestres se espera una ligera aceleración de la inflación de la mano del buen desempeño del mercado laboral y, por lo tanto, de un mayor dinamismo de los salarios.

Continúa la corrección del déficit público. En concreto, el déficit de las Administraciones públicas fue de 913 millones de euros en 2018 y se situó en el –0,5% del PIB (en 2017 fue del –3,0%, o del –0,9% excluyendo la recapitalización de Caixa Geral de Depósitos). Esta mejora refleja tanto un fuerte crecimiento de los ingresos (5,5% interanual) como una disminución del 0,3% del gasto público (una disminución que se debe al efecto base de la recapitalización de Caixa Geral de Depósitos, dado que, si la excluyéramos, el gasto total habría aumentado un 4,4%). La buena marcha de la actividad económica y del mercado de trabajo contribuyeron al aumento de los ingresos fiscales y contributivos (5,9% interanual), mientras que el entorno de bajos tipos de interés (sumado a unas condiciones de financiación que se tornaron más favorables gracias a las distintas mejoras de nota crediticia que las agencias de calificación asignaron a Portugal en 2018) contribuyó a una caída de los pagos de intereses del 6,5% interanual (–481 millones de euros). En esta misma línea, en marzo, S&P mejoró la nota crediticia de la deuda soberana de Portugal de BBB– a BBB.

La capacidad de financiación exterior se deteriora. En concreto, la capacidad de financiación exterior del conjunto de la economía se moderó hasta el 0,2% del PIB en 2018 (1,1% en 2017), especialmente por las mayores necesidades de financiación del sector empresarial no financiero (del –0,8% en 2017 al –2,0% en 2018, un deterioro al que ha contribuido con fuerza el aumento de la inversión del sector). Asimismo, el sector financiero mantuvo una capacidad de financiación neta del 1,9% del PIB, pero ello supuso un claro deterioro respecto al 3,8% de 2017. Por su parte, la capacidad de financiación de las familias disminuyó de forma más moderada (del 1,0% en 2017 al 0,7% en 2018), mientras que las Administraciones públicas redujeron sus necesidades de financiación hasta el –0,5% del PIB (–3,0% en 2017, o –0,9% si excluimos la recapitalización de Caixa Geral de Depósitos). En lo que respecta al sector de las familias, también cabe destacar la ligera reducción de la tasa de ahorro, del 4,7% de la renta disponible en 2017 al 4,6% en 2018.

El sector inmobiliario terminó 2018 con dinamismo. En el último trimestre de 2018, el índice de precios de la vivienda creció un 9,3% interanual (0,8 p. p. más que en el 3T), con un aumento del 9,5% de los precios de la vivienda de segunda mano y del 8,5% para los precios de las viviendas nuevas. Así, en el conjunto del año 2018, el índice de precios de la vivienda aumentó a un ritmo promedio del 10,3% (una aceleración de 1,1 p. p. respecto a 2017). Además, en 2018, se vendieron 178.691 viviendas, un 16,6% más que en 2017. En los próximos trimestres, se espera que el mercado inmobiliario se mantenga dinámico, apoyado en una demanda de vivienda que seguirá favorecida por unas condiciones financieras laxas y una actividad turística todavía pujante a pesar de una cierta ralentización. Sin embargo, la recuperación de la construcción de nuevas viviendas contribuirá a una desaceleración moderada del crecimiento de los precios.

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