La caída del precio de las exportaciones españolas: ¿un fenómeno global?

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Las exportaciones españolas de bienes en términos reales siguieron creciendo a buen ritmo en 2014: aumentaron un 4,6%, solo ligeramente por debajo del 5,8% del año anterior. Sin embargo, las exportaciones nominales crecieron un moderado 2,5% en 2014 (5,2% en 2013). El hecho que ex­­plica el contraste entre las exportaciones reales y las nominales es la caída del precio de las exportaciones de bienes. Se trata de una circunstancia preocupante, pues mengua las rentas del sector exportador en un momento en que su apoyo al crecimiento económico es esencial para que este último resulte sostenible.

En un entorno en que la economía española está ganando competitividad, es lógico que el crecimiento del precio de las exportaciones sea menor, pues, probablemente, refleja un esfuerzo de contención de costes y de compresión de márgenes por parte de las empresas exportadoras. Con todo, esta tendencia se ha acentuado en los últimos trimestres. El precio de las exportaciones acumula un retroceso del 4,4% desde junio de 2012. Esta intensificación ha estado motivada, en gran medida, por el fuerte retroceso del precio de los minerales (especialmente los metálicos) y de los productos elaborados a partir de estos minerales, así como de los alimentos. Concretamente, el precio de las exportaciones del sector de extracción de minerales metálicos ha disminuido cerca de un 20%, y el de los productos elaborados a partir de dichos minerales, un 7%. Se trata de unos descensos importantes, habida cuenta de que ambos sectores representan, en conjunto, el 13% de las exportaciones españolas de bienes. En la misma línea, destaca la reciente bajada del precio de los alimentos elaborados (del 3,2% interanual en enero de 2015), que re­­presentan, también, en torno al 14% de las exportaciones españolas de bienes.

En este sentido, el precio de las exportaciones de otros países con una composición exportadora parecida a la española, es decir, con un peso importante del sector mi­­nero, metalúrgico o agroalimentario, deberían haber sufrido, a su vez, una caída similar. Ese es el caso de EE. UU., don­­de los precios de las exportaciones también llevan varios trimestres disminuyendo, empujados por el descenso de los precios de los productos mineros y agrícolas.1

Esta evolución del precio de los minerales y de los alimentos se enmarca en el fin del llamado «superciclo de las materias primas», un fenómeno global que tuvo lugar du­­rante la década de los 2000 y que situó en máximos el precio de los minerales y de los productos agrícolas. El superciclo estuvo apoyado por la creciente demanda de China y de otros grandes emergentes, y por factores financieros, como los bajos tipos de interés, que favorecieron la búsqueda de rendimientos en activos alternativos.

Así, lejos de tratarse de un hecho aislado, la caída del precio de las exportaciones que se observa en el caso español es consecuencia de un fenómeno global: también se advierte una ralentización del ritmo de avance del precio de las exportaciones a nivel mundial, que va más allá del reciente declive provocado por el desplome del precio del petróleo. Por tanto, es de esperar que, a medida que el precio de las materias primas se vaya estabilizando, las exportaciones en términos nominales vuelvan a crecer a la par que las reales, lo que debería favorecer un crecimiento económico más equilibrado y, por tanto, más sostenible a largo plazo.

1. La caída más acusada del precio de las exportaciones estadounidenses en los últimos meses se ha debido a un desplome de los precios de ciertos productos agrícolas y mineros, con un importante peso en EE. UU.

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