Análisis de coyuntura

El sector exterior continúa siendo el principal soporte de la economía

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La recesión aminora. La eurozona se mantuvo, tal y como se esperaba, en contracción en el primer trimestre del año, pero el ritmo de caída de la actividad aflojó el paso (–0,2% intertrimestral en el 1T 2013 vs. –0,6% en el 4T 2012). Esta tendencia se observa en todos los países para los que ya se tienen datos. De este modo, el escenario de recuperación gradual se va confirmando y la vuelta a tasas de crecimiento positivas, aunque mo­­destas, parece cerca. De nuevo, la economía alemana mantuvo el liderazgo, aunque sin poder presumir de ello (el avance se quedó en un 0,1% intertrimestral). En cambio, el PIB se contrajo en el resto de países grandes (–0,2% en Francia, –0,5% en España y –0,5% en Italia).

Para el segundo trimestre, la mayoría de indicadores de actividad sugieren una recuperación lenta. Estos indicadores, erráticos a lo largo del primer trimestre, recuperaron en mayo parte del terreno perdido en los últimos meses y vuelven a di­­bujar una tendencia positiva, aunque con cierta volatilidad. El índice PMI compuesto de la eurozona aumentó hasta los 47,7 puntos gracias al sector manufacturero. Aunque el promedio de abril y mayo, de 47,3 puntos, se situó por debajo del registro del primer trimestre, de 47,7, la tendencia de fondo sigue siendo positiva y permite seguir pensando que lo peor de la recesión queda atrás. Por países, las diferencias son notables. El ín­­dice francés se mantiene estancado en zona de contracción. Alemania, en cambio, recupera tracción: el índice PMI roza ya los 50 puntos y el índice Ifo subió tras dos meses de bajadas.

El sentimiento económico mejora en mayo y se sitúa cerca de los registros alcanzados en febrero y marzo, lo que vuelve a dibujar una tendencia ligeramente positiva. Aunque los movimientos de los últimos meses han sido parecidos en todos los países, los niveles siguen siendo muy distintos. En este sentido, destaca el aumento que se ha producido en Alemania y España, de 5,4 puntos y 6,1 puntos desde los mínimos alcanzados el verano pasado. En Francia, en cambio, ha perdido prácticamente todo el terreno que ganó a finales del pasado año. Estas tendencias se espera que se mantengan en los próximos meses, con Alemania en cabeza y España saliendo poco a poco de la recesión. Francia e Italia generan cierta preocupación, ya que si bien no presentan grandes desequilibrios macroeconómicos, el crecimiento no da señales de despertarse y la agenda de reformas estructurales avanza muy lentamente.

La confianza del consumidor sube en mayo hasta niveles de hace un año. En concreto, se situó en los –21,9 puntos, por encima del promedio del primer trimestre (–23,7). Con todo, se encuentra muy por debajo de su promedio histórico (–13), por lo que su recuperación es clave para dinamizar el consumo interno.

La reactivación de la demanda interna no acaba de llegar. En concreto, las ventas minoristas del mes de marzo, con un retroceso del 2,4% interanual, siguen sin dar señales de mejora. Las mayores caídas se concentraron en los países periféricos, como España (–10,5%) y Portugal (–5,9%), sometidos a importantes procesos de ajuste. Los países del centro también retrocedieron, aunque mucho menos: Alemania (–0,4%) y Francia (–0,7%). El aumento continuado de la tasa de paro, que en abril alcanzó un nuevo máximo, del 12,2%, dificulta la recuperación del consumo de los hogares. La debilidad de la demanda y la caída del precio del petróleo han reducido en abril medio punto la inflación hasta el 1,2%. Esta se mantendrá en cotas bajas, ya que no se esperan ni subidas continuadas del precio de los productos energéticos ni una recuperación de la demanda que pueda generar presión sobre los precios al alza.

La situación del mercado laboral, muy distinta entre países. Para el conjunto de la eurozona, el índice de mayo de expectativas de contratación para los próximos tres meses sugiere que el mercado laboral no debería empeorar, aunque, por el momento, tampoco se percibe un cambio de tendencia claro hacia la recuperación. Destaca el buen comportamiento de España, especialmente en el sector de servicios, ya que el índice promedio de abril y mayo (–3,6) se encuentra seis puntos por encima del registro del primer trimestre, y se acerca al límite a partir del cual se genera empleo. En el sector manufacturero esta variable también mejoró más de dos puntos en el promedio de estos dos meses con respecto al primer trimestre hasta un valor negativo de 10,7 puntos. En Alemania estos índices se mantienen estables en cotas claramente superiores, por lo que, de momento, no se pone en duda la capacidad de la economía teutona de seguir generando puestos de trabajo a pesar de que la tasa de paro se mantiene en mínimos históricos. Francia, en cambio, experimentó un ligero repunte, pero aun así se situó muy por debajo de la eurozona, en los 13,5 puntos negativos.

El sector exterior continúa siendo el principal soporte de la economía. Las exportaciones de bienes subieron en marzo un 2,8% interanual en términos nominales (–1,0% las importaciones). Ello elevó el superávit de bienes hasta los 28.100 millones de euros en el primer trimestre. Además, el índice de expectativas de exportaciones ha repuntado de forma notable en el segundo trimestre y se sitúa claramente por encima de los valores registrados a finales de 2012. De momento, por tanto, no parece que el sector exterior tenga que perder fuelle. Sin embargo, lo que por un lado es un motivo de satisfacción (la recuperación se apoya en el sector exterior en parte como resultado de las mejoras de competitividad), por otro lado es un síntoma de la fragilidad de la situación económica actual. En este sentido, la ralentización del crecimiento de los principales países emergentes, como Brasil o la India y, hasta cierto punto, China, genera dudas acerca del recorrido que puede tener el crecimiento de las exportaciones a medio plazo. En principio, estos países mantendrán un ritmo de crecimiento elevado y, además, tienen un amplio margen de política económica para seguir estimulando su demanda si es necesario, pero dada la relevancia que está adquiriendo este sector será necesario seguir con atención su evolución.

En Alemania, los pedidos industriales de fuera de la eurozona pierden fuerza y, en cierta medida, su evolución suele anticipar el comportamiento de las exportaciones. En concreto, estos retrocedieron en marzo un 1% interanual. En general, es una serie bastante volátil y, además, en enero y febrero crecieron un 3%, por lo que de momento parece precipitado pensar en una senda decreciente. Lo que queda más claro es que las elevadas tasas de crecimiento de los pasados años, 9,4% en 2011 y 3,3% en 2012, parecen ahora un poco lejos.

Las nuevas previsiones de la CE dibujan una salida de la crisis un poco más lenta. Para 2013, la CE espera un retroceso del PIB de la eurozona del 0,4%. La reactivación de la economía global seguirá apoyando la demanda externa, pero la interna se mantendrá deprimida por los ajustes en los balances de los agentes económicos. De cara a 2014, la CE apunta a un avance del 1,2%, aunque ello está sujeto a que los distintos países sigan avanzando en sus programas de reformas. Asimismo, la CE reconoce la necesidad de fortalecer la arquitectura institucional de la eurozona. En este sentido, serán clave las decisiones que se tomen en el Consejo Europeo del 27 de junio respecto al proceso de unión bancaria y fiscal (véase Focus «Unión bancaria: avanzando a trompicones»).

La CE suaviza la senda de consolidación fiscal por la lentitud con la que avanza el proceso de recuperación. La CE evalúa el esfuerzo hecho por cada país en función de la reducción que ha conseguido del déficit estructural (aquella parte del déficit público que queda una vez eliminamos el impacto de la situación económica coyuntural). En este sentido, se muestra bastante satisfecha de los progresos hechos en la mayoría de países. La revisión de la senda de consolidación fiscal la hace por el deterioro económico que se ha producido, mayor del previsto, y que ha hecho que la parte cíclica del déficit sea mayor. Sin lugar a dudas, esta revisión ayudará a hacer el proceso algo más llevadero. En concreto, la CE otorga una prórroga de dos años adicionales para situar el déficit público por debajo del 3% a España, Francia, Polonia y Eslovenia y, de un año, a los Países Bajos y Portugal.

Acelerar y profundizar en las reformas estructurales es el nuevo mantra. Este año la CE ha hecho especial hincapié en la importancia de llevar a cabo una agenda de reformas estructurales ambiciosa. Los procesos de ajuste que en muchos países de la periferia todavía se tienen que llevar a cabo mantendrán el crecimiento en tasas moderadas en los próximos años. Además, en algunos de los países del centro hay serias dudas de su capacidad de crecimiento a largo plazo. Es por ello que la CE ha presentado una detallada agenda de reformas para cada país. En Francia, por ejemplo, es primordial recuperar competitividad. Las exportaciones del país galo hace años que pierden cuota de mercado. En este sentido, la flexibilización de su mercado laboral se ve como uno de los principales ejes para dar la vuelta a esta situación. En Italia sigue preocupando el elevado nivel de economía sumergida y la poca eficiencia del sistema judicial. En definitiva, la lista es larga y detallada, un claro reflejo de que todavía queda mucho trabajo por hacer.

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