El buen momentum se mantiene a pesar de la incertidumbre política

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El avance del PIB sorprende al alza y los analistas mejoran las previsiones de crecimiento para 2016. En el 2T, la economía española mantuvo el ritmo de crecimiento y por cuarto trimestre consecutivo avanzó un 0,8% intertrimestral, mientras que se esperaba una ligera suavización del ritmo de avance. Este buen dato, junto con unos indicadores de actividad del 3T que siguen muy robustos, ha llevado a muchos analistas a revisar al alza la previsión de crecimiento del PIB para el año 2016 hasta cifras cercanas al 3%. Por ejemplo, CaixaBank Research espera una previsión del 3,1%. Es destacable que esta mejora de las perspectivas de crecimiento de la economía española se produce en un entorno político incierto a nivel interno. Posiblemente la excelente temporada turística y la estabilidad en los mercados financieros (la rentabilidad de los bonos soberanos españoles ha registrado mínimos históricos durante el verano) hayan contribuido a mantener un clima de confianza favorable.

La demanda interna descendió más de lo esperado, pero la demanda externa contribuyó positivamente. El desglose del PIB por el lado de la demanda muestra que la contribución de la demanda interna al crecimiento interanual en el 2T (del 3,2%)retrocedió hasta los 3,0 p. p., 8 décimas menos que en el trimestre precedente. Este descenso se explica por una caída muy acusada del consumo público en términos reales (–1,6% intertrimestral). Sin embargo, ello no se ha visto reflejado en un mayor ajuste fiscal puesto que el consumo público en términos nominales avanzó un 0,4% intertrimestral debido, en parte, a la devolución del 50% de la paga extra suprimida en 2012 a los funcionarios. La demanda externa, por su lado, tuvo una aportación positiva al crecimiento interanual del PIB de 0,2 p. p. (–0,4 p. p. en el 1T) gracias a la buena evolución de las exportaciones y un avance más contenido de las importaciones. Estos datos muestran que la economía española poco a poco va transitando hacia un modelo de crecimiento más equilibrado, en el que el aumento de la demanda interna es compatible con una aportación positiva del sector exterior.

Los principales motores de la recuperación, el consumo privado y la inversión empresarial, siguen muy fuertes. El ritmo de crecimiento del consumo privado retrocedió 3 décimas en términos intertrimestrales, pero se mantiene en un robusto 0,7%, y sigue siendo el principal impulsor del PIB. Este dinamismo se explica por la buena marcha del mercado laboral y, en concreto, por la creación de empleo, dado que los salarios todavía siguen muy contenidos. Otro factor que también está favoreciendo el aumento del consumo es la mejora de las condiciones de acceso al crédito, lo que en parte responde a la política monetaria acomodaticia del BCE y a la mayor capacidad de la banca para otorgar préstamos a hogares. También en positivo destaca la evolución de la inversión en bienes de equipo (2,3% intertrimestral en el 2T), lo que demuestra que la confianza empresarial conserva el buen tono a pesar de la incertidumbre política. Por su lado, la inversión en construcción poco a poco va ganando tracción (0,9% intertrimestral).

El balance del mercado laboral es positivo más allá de la estacionalidad propia del 2T. Según la EPA, la creación de empleo en el 2T fue notable (aumento de 271.400 personas, lo que situó el número de ocupados en los 18,3 millones) aunque algo inferior a lo esperado después de unos registros de afiliados a la Seguridad Social que apuntaban a una cifra todavía mayor. De este modo, la tasa de variación interanual de los ocupados se desaceleró al 2,4% (3,3% en el 1T). En términos de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo (ETC) de Contabilidad Nacional, la tasa interanual también se ralentizó hasta el 2,9% (3,2% en el 1T). El aumento del empleo permitió que la tasa de paro se redujera significativamente, hasta el 20,0%, un punto menos que el trimestre anterior. Este considerable descenso del paro es habitual en el 2T, puesto que coincide con el inicio de la temporada turística, pero cabe destacar que la recuperación del mercado laboral está siendo generalizada en todos los sectores de actividad. El sector privado lideró la creación de empleo (2,7% interanual), mientras que el sector público tuvo un crecimiento más modesto (1,3% interanual). Además, se observa una cierta mejora en la calidad del empleo que se está generando: el empleo a tiempo completo creció más que el de tiempo parcial (3,0% y –0,6% interanual, respectivamente) y la contratación indefinida siguió aumentando (2,0% interanual en el 2T respecto al 1,8% del 1T).

La buena marcha del mercado de trabajo se mantiene en el segundo semestre. El ritmo de aumento de afiliados a la Seguridad Social se aceleró en julio hasta el 3,1% interanual y registró el mayor ascenso en un mes de julio desde el inicio de la crisis. Por su parte, el ritmo de descenso del paro registrado se aceleró hasta el –9,0% (–8,6% en junio) y el número de parados se situó en su cifra más baja desde agosto de 2009. En los próximos meses, esperamos una suave desaceleración del ritmo de avance de los afiliados, tal y como sucedió con los ocupados según la EPA en el 2T, y de acuerdo con una previsión del avance del PIB más moderado en la segunda mitad del año.

La inflación se recupera rápidamente según lo previsto. El IPC registró una variación interanual del –0,1% en agosto, 
5 décimas por encima del registro de julio, y corrobora la previsión de que la inflación seguirá una rápida tendencia alcista los próximos meses al deshacerse el efecto escalón de la intensa caída del precio del petróleo de finales de 2015 e inicio de 2016. A falta del detalle por componentes, la variación se explica porque los precios de los carburantes (gasoil y gasolina) bajaron menos que el año pasado y por la subida de los precios de la electricidad, frente al descenso de 2015. Asimismo, la inflación subyacente (0,7% en julio) seguirá una suave tendencia creciente impulsada por el dinamismo del consumo privado.

El sector exterior evoluciona muy favorablemente. En concreto, las exportaciones de bienes avanzaron un 2,1% inter­anual en junio gracias a la robustez de las exportaciones no energéticas (4,0% interanual). Por otro lado, las importaciones de bienes cayeron un 0,9% interanual, favorecidas por el desplome de las importaciones energéticas (–77% interanual) consecuencia del bajo precio del petróleo. De este modo, el saldo de bienes de enero a junio (–7.878 millones de euros) mejoró notablemente respecto al mismo periodo de 2015. Además del saldo comercial, también destaca la mejora del saldo de rentas gracias a los bajos tipos de interés y la pujanza de las exportaciones de servicios que reflejan la buena campaña turística. En particular, la llegada de turistas internacionales se incrementó un 11,1% interanual en julio (datos acumulados de 12 meses) y alcanzó los 42,4 millones en lo que va de año. En definitiva, los buenos datos del sector exterior en la primera mitad del año permiten afirmar que la cuenta corriente volverá a ser superavitaria un año más y muy posiblemente supere los 25.575 millones de euros (1,4% del PIB) registrados en 2015.

La Comisión Europea otorga dos años adicionales para reducir el déficit público por debajo del 3% del PIB. En este clima económico favorable, el pasado 12 de julio la Comisión Europea determinó que España no había tomado medidas eficaces para corregir el déficit en 2015. Sin embargo, el 27 de julio el Consejo Europeo anuló la multa a España (y también a Portugal) y relajó la senda de ajuste fiscal. El nuevo objetivo de déficit propuesto para 2016 (4,6% del PIB) parece alcanzable. Sin embargo, alcanzar el objetivo acordado para 2017 requerirá la aprobación de nuevas medidas de consolidación de las cuentas públicas. Un esfuerzo que no debería postergarse ante el incremento incesante de la deuda pública (100,6% del PIB en el 2T).

El sector bancario, más solvente y resistente, aumenta la ofer­­ta de crédito. El pasado 29 de julio se publicaron los resultados del test de estrés de la EBA con el objetivo de evaluar la capacidad de resistencia de los bancos europeos ante un deterioro macroeconómico pronunciado. Los bancos españoles superaron esta prueba holgadamente y destacaron por el impacto moderado del escenario adverso. Aquí se ven los frutos de los es­­fuerzos de reestructuración del sector y de saneamiento de los balances llevados a cabo en el pasado. En este aspecto todavía se sigue progresando: la tasa de morosidad se redujo hasta el 9,4% en junio y el saldo de crédito dudoso disminuyó hasta los 122.508 millones de euros, acumulando un retroceso del 38% desde el nivel máximo alcanzado en enero de 2014. Así pues, la banca española está cada vez en mejor posición para incrementar el flujo de crédito a hogares y empresas, tal y como lo corroboran los datos de nuevas operaciones hasta junio. En concreto, el crédito al consumo y el de compra de vivienda avanzaron un 14% y un 38% interanual, respectivamente. En el caso de las sociedades no financieras, mientras que el crédito a pymes siguió fluyendo (8,9% interanual), las nuevas operaciones a grandes empresas se contrajeron con fuerza (–11,8% in­­ter­­anual) debido a las mejores condiciones que ofrece la fi­­nanciación mediante bonos corporativos. Esta tendencia se mantendrá en los próximos meses gracias a la política monetaria expansiva del BCE, que apoyará la mejora de las condiciones de financiación bancaria y del mercado de bonos corporativos.

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