Radiografía de la industria manufacturera española
La economía española dispone de un sector manufacturero diverso, exportador y de productividad elevada. Sin embargo, el tejido empresarial está todavía muy atomizado si se compara con la industria alemana, un referente a nivel europeo. Aumentar el tamaño empresarial e impulsar la productividad de las empresas, a través de la inversión en I+D y la adopción de las nuevas tecnologías digitales, avanzando hacia la Industria 4.0, son las claves para seguir incrementando la competitividad de un sector fundamental para la economía y para el sector exterior español. Asimismo, el sector debe evolucionar hacia un modelo industrial más sostenible: solamente las empresas que acometan la transición energética con éxito podrán competir en un nuevo entorno en el que la sostenibilidad será un requisito imprescindible para seguir operando en el mercado.
Si nos remontamos dos décadas atrás, observamos que la industria manufacturera ocupaba una posición de peso dentro del conjunto de la economía española. Sin embargo, a partir del año 2000, al igual que ya venía ocurriendo en la mayor parte de los países avanzados, sufrió un retroceso muy pronunciado que se agudizó durante la gran recesión (2008-2013).1 En concreto, entre los años 2000 y 2014 se perdieron un 41% de los empleos manufactureros en España (1,16 millones de ocupados menos) y, en términos relativos, el empleo en el sector pasó de representar el 17,8% del total en el año 2000 al 10,4% en 2014.
El retroceso en términos de valor añadido bruto (VAB) también fue acusado (–11% en términos reales entre 2000 y 2014), pero notablemente inferior al del empleo,2 reflejo de las notables ganancias de productividad en este periodo (+3% anual por persona ocupada en estos 14 años). Precisamente, la industria es el sector que mejor suele aprovechar los beneficios del cambio tecnológico: la automatización y la digitalización de los procesos productivos impulsan la productividad laboral y permite producir mucho más con el mismo número de trabajadores.
- 1. El proceso de desindustrialización de los países avanzados se explica por varios factores, entre los que destacan las ganancias de productividad derivadas del progreso tecnológico, así como la deslocalización de parte de la producción con la globalización y la expansión de las cadenas de valor globales, la terciarización de las economías avanzadas y también por la subcontratación (u outsourcing) de determinados servicios que anteriormente eran realizados por las propias empresas manufactureras y pasan a ser contabilizados en el sector servicios. Para más detalles, véase el Dossier «Industria 4.0» publicado en el Informe Mensual de noviembre de 2016.
- 2. El peso del VAB manufacturero descendió del 16,2% en 2000 al 11,3% en 2014.
tras sufrir un retroceso muy pronunciado en la década de los 2000.
En la etapa de recuperación económica tras la crisis financiera global, entre 2014 y 2019, el sector manufacturero creció a un ritmo promedio del 2,6% anual, en términos reales, muy similar al del conjunto de la economía española, de modo que su peso en el conjunto de la economía se mantuvo estable, aportando alrededor del 11,2% del VAB y del 10,4% del empleo total.3
- 3. Promedio entre 2014 y el 1T 2021.
Peso del sector manufacturero
Sobre el total (%)
La contribución del sector manufacturero va más allá de su propio volumen de producción. Por un lado, el sector genera un importante efecto arrastre sobre el resto de los sectores de la economía: las estimaciones basadas en las tablas input-output indican que un aumento de 1 euro en la producción de manufacturas genera un incremento de la producción total de la economía de 1,1 euros adicionales (efecto indirecto). Por otro lado, genera un impacto positivo sobre la balanza comercial: un 39% de las ventas del sector se destinan al exterior (un 27,5% a la UE y 11,3% fuera de la UE).4 Pero, además del impacto económico, el sector industrial desempeña un papel fundamental en el progreso tecnológico, debido a su elevada intensidad innovadora5 y a su efecto tractor sobre la difusión de la tecnología a otros sectores de actividad y, en general, a toda la sociedad. Estas sinergias positivas generadas por la industria refuerzan los argumentos a favor de una nueva política industrial en los países avanzados, que promueva el desarrollo de un sector industrial competitivo y sostenible.
- 4. Datos del INE (encuesta estructural industrial, 2018).
- 5. La intensidad de innovación (medida como los gastos en actividades innovadoras sobre la cifra de negocios) en manufacturas es del 1,6% comparado con un 1,1% del total de empresas. Datos de la encuesta sobre innovación en las empresas del INE (2019).
crea empleo estable y de calidad, reflejo de su elevada productividad, y favorece la difusión tecnológica a toda la sociedad.
La industria, además, genera empleo estable y de calidad: un 73% de los ocupados en el sector lleva tres años o más trabajando en el empleo actual (frente a un 69% del conjunto de la economía), un 17% de los ocupados en manufacturas tienen contrato temporal (comparado con un 24% del conjunto de la economía) y los trabajadores del sector cobran salarios un 16,4% superiores en promedio respecto al conjunto de la economía.6 Estas mejores condiciones laborales no van en detrimento de la competitividad empresarial, sino que van asociadas a unos niveles de productividad laboral elevados. En efecto, la productividad laboral en manufacturas es un 42% superior a la del conjunto de la economía.7
Las empresas manufactureras tienen mayor tamaño promedio que el resto de los sectores de actividad. En particular, un 0,5% de las empresas del sector son de mayor dimensión (250 empleados o más) frente a un 0,1% del total de la economía.8 Sin embargo, la comparación internacional pone de manifiesto que el tamaño medio de las empresas españolas es menor que en Alemania, un referente industrial a nivel europeo, que cuenta con un 2,1% de empresas manufactureras grandes. Estas diferencias en el porcentaje de empresas de mayor dimensión pueden parecer pequeñas, pero se amplifican cuando la comparativa se realiza en términos de valor añadido: en Alemania, las empresas grandes aportan el 74% del VAB manufacturero, comparado con un 53% en España.
- 8. Datos de Eurostat (Structural Business Statistics, 2018).
Las empresas pequeñas dominan el sector manufacturero, pero las grandes aportan más valor añadido
y ello les otorga fortaleza para competir en un entorno globalizado.
El tamaño empresarial importa porque está directamente relacionado con la productividad: las empresas manufactureras de 250 o más trabajadores son un 48% más productivas que las empresas pequeñas y medianas (pymes) y, casualmente, también un 48% más productivas que las empresas grandes del conjunto de la economía. En consecuencia, uno de los principales retos de la empresa industrial española es aumentar su tamaño, ya que ello facilita el aprovechamiento de economías de escala, el acceso a fuentes de financiación diversificadas, la inversión en I+D y la entrada en mercados internacionales. La industria española, por tanto, se beneficiaría de un proceso de consolidación que lograra incrementar el tamaño empresarial. Asimismo, también son positivas otras fórmulas alternativas que permiten aprovechar las sinergias entre empresas, como la concentración de la actividad de un determinado sector en una misma zona geográfica, generando ecosistemas industriales y clústeres tecnológicos.
El sector manufacturero engloba actividades muy diversas,9 entre las que destacan la industria agroalimentaria (18,8% del VAB del sector manufacturero), la industria del automóvil y otro transporte (12,7%) y la química-farmacéutica (12,1%). A nivel territorial, se observa una especialización productiva diferenciada según las comunidades autónomas, si bien un factor común es la industria agroalimentaria, que se encuentra en el top 3 de las ramas manufactureras en todas las regiones. Navarra, La Rioja y País Vasco son las regiones más industriales, pues en todas ellas el peso de la industria manufacturera es superior al 20% del PIB regional frente al 12,3% en el promedio español. Por otra parte, Cataluña es la comunidad que más aporta al total nacional (25,1%), seguida de la Comunidad Valenciana (11,4%).
- 9. El sector manufacturero incluye 24 ramas industriales (códigos CNAE del 10 al 33).
en la que destaca la agroalimentación, con presencia en todo el territorio, seguida de la industria del automóvil y la química-farmacéutica.
Especialización productiva por CC. AA.
Esta diversidad en las actividades manufactureras se refleja también en la productividad, con niveles muy distintos entre las ramas manufactureras. No sorprende que la farmacéutica, con un 77% de empresas que realizan actividades innovadoras, sea con diferencia la industria que goza de la productividad laboral más alta (110.550 euros por trabajador y año). Le sigue la química (con una productividad de 94.400 euros) y la fabricación de bebidas (94.100 euros). En este último caso, sin embargo, la proporción de empresas que realizan actividades innovadoras se encuentra más bien en la banda baja (28%).
La capacidad exportadora, medida a través del porcentaje de la producción destinado a la exportación, varía significativamente de unas ramas industriales a otras. El sector más abierto al exterior es el del automóvil: un 70% de las ventas del sector se realizan al exterior (58% a países de la UE más un 10% de fuera de la UE), muestra del elevado grado de integración de este sector en las cadenas globales de valor. A continuación, encontramos los productos farmacéuticos (53% de ventas al exterior), productos eléctricos (52%) y metalurgia (49%). En total, las exportaciones de bienes manufacturados alcanzaron un máximo de 260.000 millones de euros en 2019 (lo que representó un 20,9% del PIB).
En el gráfico de la siguiente página puede observarse una relación positiva entre el porcentaje de ventas al exterior de las ramas manufactureras y su productividad, que en gran parte está ligada al grado de innovación de las empresas del sector (representado en el gráfico por el tamaño de las burbujas). Con todo, es importante señalar que no todas las diferencias en el grado de exportación entre ramas de actividad son necesariamente un reflejo de diferencias en la productividad. Algunos sectores, como el de la alimentación o el de las bebidas, destinan un 80% de su producción al mercado doméstico, pero también venden sus productos de forma muy competitiva en los mercados internacionales (España es la séptima economía mundial exportadora de productos agroalimentarios).10 No obstante, el sector también debe satisfacer la demanda doméstica y, además, algunos productos son de bajo valor añadido o los costes de transporte son especialmente relevantes, y por ello es un sector más dependiente de las ventas interiores.
- 10. Véase el «Informe Sectorial Agroalimentario» (2020).
Innovación, productividad e internacionalización: un trinomio ganador
Ventas al exterior (%)
El tejido industrial español cuenta con la potencia suficiente como para que la actividad manufacturera pueda despegar de nuevo, pero el futuro no está escrito. El sector se encuentra inmerso en una nueva revolución industrial, la Industria 4.0, que entraña una transformación profunda de los procesos productivos, desde la adopción de las nuevas tecnologías digitales (internet de las cosas, big data o computación en la nube, por mencionar algunas) hasta una nueva oleada de automatización de las fábricas, con robots conectados digitalmente y dotados de inteligencia artificial (smart factories).
¿Cómo se encuentra la industria manufacturera española en estos ámbitos? En cuanto a la digitalización, las empresas manufactureras españolas presentan un grado de adopción de similar al promedio europeo, pero la brecha respecto a los países líderes se ha ampliado entre 2015 y 2020. Ello es especialmente cierto entre las pymes, por lo que existe un elevado recorrido para que las empresas de menor tamaño saquen más provecho de las enormes potencialidades que ofrecen las nuevas tecnologías digitales.11
Por lo que respecta a la automatización, España muestra grados de automatización similares a los de sus principales competidores (densidad de 191 robots instalados por cada 10.000 trabajadores en el sector manufacturero, por encima del promedio europeo de 114),12 pero la velocidad de crecimiento en este ámbito en los años más recientes es insuficiente para converger con las economías más punteras de nuestro entorno, como es el caso de Alemania.13
- 11. Véase el artículo «España en la carrera digital» publicado en el Dossier del Informe Mensual del mes de marzo de 2021.
- 12. International Federation of Robotics.
- 13. Véase el Focus «Automatización: una carrera a la que no dedicamos suficientes esfuerzos» publicado en el Informe Mensual del mes de abril de 2021.
favorecen la reindustrialización de los países avanzados.
Los avances que se realicen en estos dos ámbitos, digitalización y automatización, serán claves para traer de vuelta a los países avanzados parte de la producción manufacturera que se había deslocalizado a países emergentes. Si bien algunas de las fuerzas que han llevado a la desindustrialización de las economías avanzadas en las últimas décadas seguirán operando (como la terciarización de las economías), es posible que la tendencia al offshoring desemboque en otra de reshoring. Una tendencia que se podría acelerar a raíz de la actual crisis sanitaria, ya que ha puesto de manifiesto las limitaciones y la fragilidad que genera depender de cadenas de valor excesivamente disgregadas a nivel mundial.14 Asimismo, la pandemia está haciendo replantear a muchas empresas la necesidad de acercar más las fábricas al consumidor final. Al mismo tiempo, ello permitiría una mayor flexibilidad de la producción, menores plazos de comercialización, una mayor personalización y adaptación a los gustos y preferencias de los distintos consumidores, y menores costes de transporte y emisiones contaminantes.
- 14. Véase el artículo «Digitalización y automatización: ¿qué produciremos el día de mañana?» publicado en el Dossier del Informe Mensual del mes de marzo de 2021 y el artículo «Cómo la COVID-19 cambiará nuestra manera de producir» publicado en el Dossier del Informe Mensual del mes de mayo de 2020.
en el que la sostenibilidad del modelo de negocio será un requisito imprescindible para seguir operando en el mercado.
En este sentido, es imprescindible que el sector manufacturero acometa esta transformación digital al mismo tiempo que evoluciona hacia un modelo productivo más sostenible; es decir, la transición verde y la digital deben ir de la mano. De hecho, ya hay algunos expertos que hablan de la neoindustrialización verde de los países avanzados, para subrayar la necesidad de impulsar modelos productivos energéticamente más eficientes y que incluyan criterios de economía circular.15 Los fondos europeos Next Generation EU se erigen como una gran palanca que apoyará la transformación verde y digital del sector industrial.
- 15. El sector manufacturero fue responsable del 31,7% del total de emisiones de gases de efecto invernadero emitidas por el tejido industrial español en 2019.