Análisis de coyuntura

Crecimiento global dinámico, pero con riesgos al alza

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Perspectiva global: se mantiene el momentum. Con el 1T finalizado, los indicadores disponibles sugieren que dicho periodo se habrá cerrado con un crecimiento elevado, del orden del 4%, algo por encima, por tanto, de los registros del segundo semestre de 2017. Como se ha destacado anteriormente en estas mismas páginas, un rasgo distintivo de la fase cíclica actual es el elevado grado de sincronización, de manera que se aceleran tanto los avanzados como los emergentes. Estos últimos, como cabe esperar, circulan a ritmos de actividad superiores. Así, en dicho 1T se moverán en la zona de crecimiento del 5%. A pesar de que en el tramo final del trimestre algunos indicadores cualitativos bascularon a la baja (posible reflejo del agravamiento del balance de riesgos, sobre el cual volveremos en seguida), se espera que la economía mundial acabe registrando en 2018 cifras de crecimiento similares a las de 2017, ya que los factores de apoyo globales se mantienen firmes. Se trata de un diagnóstico similar al que recientemente ha hecho público el FMI.

Y, sin embargo, el balance de riesgos sigue sesgado hacia un eventual menor crecimiento. A pesar del buen inicio de año, las perspectivas no están libres de riesgos. En el ámbito macrofinanciero cabe destacar dos de ellos: el creciente nivel de deuda global y la sensibilidad de los mercados financieros (y de ciertos emergentes) ante un endurecimiento de las condiciones financieras internacionales mayor de lo esperado. Asimismo, se mantienen abiertos los focos de incertidumbre de naturaleza política (el proteccionismo, el populismo y los riesgos geopolíticos). En esta categoría quizás el más notorio es el primero, el de un posible giro proteccionista. Como es conocido, las decisiones de EE. UU. de aplicar aranceles a diversos productos importados y la probable respuesta de China han aumentado los temores a que se produzca una escalada de las tensiones comerciales. Sin embargo, no hay que olvidar que, en última instancia, las quejas norteamericanas tienen una base, ya que las prácticas comerciales de China no se adecúan a los estándares de libre comercio que aplican la mayor parte de países. Por ello, aunque sea con medios disruptivos y que, por tanto, generan inestabilidad a corto plazo, esta vía de actuación podría acabar comportando un mejor funcionamiento del sistema de comercio internacional a medio plazo.

ESTADOS UNIDOS

El PIB creció un sólido 0,6% intertrimestral en el 1T 2018. Aunque se trata de un avance ligeramente inferior al del trimestre anterior (un 0,6% intertrimestral frente al 0,7% en el 4T 2017) ha sorprendido positivamente. En términos interanuales, el aumento fue del 2,9%. Por componentes de demanda, la leve desaceleración del ritmo de crecimiento se debió, en buena parte, a la ralentización del avance del consumo privado, del consumo público y de la inversión residencial. Ello, sin embargo, fue parcialmente compensado por la contribución positiva del componente de existencias, el menor avance de las importaciones y la solidez de la inversión no residencial. Esta ligera ralentización de la economía no es una sorpresa, toda vez que algunos indicadores de actividad, como también ha sucedido a nivel global, habían cedido parte de su impulso en el tramo final del trimestre. A este hecho, se le suma un factor idiosincrático de la contabilidad nacional estadounidense. Según reconoce el instituto estadístico del país (BEA, por sus siglas en inglés), existe un problema de desestacionalización de la serie del PIB que provoca que su nivel sea, de forma reiterada, más bajo en el 1T y mayor en los dos siguientes trimestres.

La leve desaceleración en el 1T no cambia la dinámica de fondo. A pesar de la desaceleración del crecimiento registrada en el 1T, cabe esperar que los efectos atípicos antes mencionados dejen de operar en los siguientes trimestres. En particular, CaixaBank Research prevé que el crecimiento se acelere en lo que queda de año gracias a la combinación de la expansión fiscal, unas condiciones monetarias que, a pesar del progresivo aumento del tipo de referencia por parte de la Fed, todavía son acomodaticias, y la solidez de la demanda interna, que seguirá apoyada por un mercado de trabajo favorable.

Un mercado laboral propio de fases maduras. En ese sentido, cabe recordar que, a pesar de que en marzo se crearon solo 103.000 puestos de trabajo, una cifra inferior a la prevista, se trata de un dato lógico habida cuenta del elevadísimo registro del mes anterior (326.000 empleos). En el conjunto del 1T, aparece un cómputo que suaviza la elevada volatilidad de las cifras mensuales: se crearon más de 600.000 puestos de trabajo, algo por debajo de la generación de empleo del 4T 2017 (660.000). Asimismo, la tasa de paro se mantuvo en un muy reducido 4,1% en marzo, mientras que los salarios avanzaron un 2,7% interanual. Finalmente, cabe mencionar que la tasa de actividad se mantuvo sin cambios excesivos en dicho 1T (60,3%, cifra similar a la del conjunto de 2017).

Los precios de consumo, a punto de entrar en una fase más alcista. La inflación aumentó 2 décimas en marzo, hasta el 2,4% interanual. En la misma línea, la inflación subyacente (que no incluye los precios de la energía y los alimentos, sujetos habitualmente a mayor volatilidad), se situó en el 2,1%, 3 décimas por encima del registro de febrero. A pesar de la desaceleración en términos intermensuales del IPC general, por la pronunciada caída del componente energético, tanto la inflación general como la subyacente se situaron por encima de los registros de los últimos meses. Una tendencia que tendrá cierta continuidad, dado que se va a producir un efecto de base al alza relevante, ya que la fuerte caída en los precios de telefonía inalámbrica experimentada el año anterior durante estos meses no se repetirá este año. En este contexto, las minutas de la Fed mostraron una mayor confianza en las perspectivas de crecimiento e inflación, lo cual afianza las cuatro subidas de tipos de interés previstas por CaixaBank Research para este 2018.

EMERGENTES

Las entradas de capitales se moderan, pero siguen en cotas elevadas. La tendencia de fondo de las entradas de capitales (renta variable y deuda) hacia las economías emergentes es a cierta ralentización. Con todo, el ritmo actual de entradas no es bajo, especialmente si se tiene en cuenta que estas economías son especialmente sensibles al contexto actual, con las condiciones financieras globales en paulatino endurecimiento (véase el Focus «Crecimiento en los emergentes y condiciones financieras globales: una relación comprometida» en este mismo Informe Mensual) y los frentes de incertidumbre de carácter geopolítico y político activos. En consonancia con su elevado crecimiento, Asia emergente sigue siendo la gran receptora de capitales financieros.

China, en curso de desaceleración (suave). En China, el dato de crecimiento del 1T se situó en cotas relativamente elevadas: el PIB creció un notable 6,8% interanual, el mismo avance que en los dos últimos trimestres. El avance se apoyó en factores temporales, como un mayor dinamismo de la actividad industrial (las bajas temperaturas de enero y febrero estimularon la demanda energética y redujeron los niveles de contaminación; esto último disminuyó momentáneamente la presión regulatoria del Gobierno en su campaña anticontaminación), y un repunte de la inversión residencial. Los datos de actividad de marzo, que se han publicado a la vez que el PIB del 1T, mostraron un tono positivo en consonancia con el dato de crecimiento. Así, la producción industrial avanzó un significativo 6,0% interanual y las ventas minoristas crecieron un notable 10,1%. Con todo, esta dinámica de corto plazo no enmienda el diagnóstico de que China transitará hacia zonas de menor crecimiento en 2018 debido a la progresiva retirada de estímulos económicos.

Buen crecimiento en muchos emergentes. El resto de los principales emergentes están registrando cifras de crecimiento razonablemente positivas. Aunque cada una de las economías está sometida a factores de apoyo, y de lastre, idiosincráticos, la mayor parte de ellas se están beneficiando de la combinación de financiación global todavía barata y amplia, de la aceleración sincronizada del crecimiento mundial y del ciclo al alza de las materias primas. En este contexto, son quizás los grandes emergentes asiáticos los que están aprovechando en mayor medida estos factores positivos, ya que se están moviendo con holgura en zonas de alto dinamismo (crecimientos interanuales cercanos al 6%). Otros, en cambio, no dejan de ver su crecimiento lastrado por la permanencia de focos de incertidumbre, mayoritariamente de origen político y geopolítico, como sucede en países como Rusia o México. Así, por lo que se refiere a la primera, en el 4T 2017 el PIB creció un 0,9% interanual, por debajo de lo previsto y del avance del 2,2% del trimestre anterior, con lo que el crecimiento para el conjunto del año 2017 quedó en el 1,5%. Este débil final de año, junto con la imposición de nuevas sanciones internacionales, reafirma la previsión de un año 2018 de crecimiento moderado (2,0% previsto). México, por su parte, según el primer avance, creció un 1,2% (frente al 1,5% del 4T 2017), cifras claramente inferiores al potencial de crecimiento que reflejan que la economía acusa la incertidumbre política (NAFTA y elecciones presidenciales).

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