• Las Islas Baleares, con poco más de 1,24 millones de habitantes, el 2,5% del total nacional, es la duodécima comunidad en términos demográficos. Es la región menos envejecida, ya que solo el 16,9% de la población tiene más de 65 años (20,7% de media nacional).
• Con un PIB de 42.084 millones de euros, ocupa la undécima posición entre las comunidades autónomas y aporta el 2,8% del PIB español.
• El PIB per cápita asciende a 34.381 euros y se sitúa en sexta posición y un 11,0% por encima de la media española. En los últimos años ha ampliado la distancia con la media, gracias al intenso crecimiento económico, en un contexto de fuerte incremento de la población.
• La estructura productiva de las Islas Baleares destaca por el mayor peso relativo del comercio, el transporte, la hostelería y el ocio (42,1% del PIB de la región, 14 puntos más que en España) y la construcción (8,4% vs. 5,9%). Por el contrario, es la región con menor peso de la industria manufacturera (2,4% vs. 11,9%).
• En línea con el menor protagonismo de la industria, el peso de las exportaciones de bienes en el PIB balear (5,7%) es el segundo más bajo de todas las regiones, siendo sus principales exportaciones productos químicos (29,5% del total) y energéticos –combustibles para avituallamiento de aviones y barcos– (29,6%). En cambio, destacan las exportaciones de servicios turísticos: en 2024, el gasto de los turistas extranjeros en las Islas Baleares superó los 20.000 millones de euros, el 15,9% del gasto total que realizaron en todo el territorio español. Por su parte, la contribución –directa e indirecta– del turismo al PIB de las Islas Baleares supera el 40%.

Las Islas Baleares están siendo la región más dinámica del país. Según CaixaBank Research, el PIB balear creció en 2024 un 4,0%, por encima de la media española (3,2%), gracias al tirón del turismo, que, a su vez, impulsó la creación de empleo.

Aunque nuestras previsiones apuntan a una ralentización en 2025, con un aumento del PIB del 2,9%, este ritmo seguirá superando la media española (2,4%). Si bien el sector turístico seguirá siendo el principal motor del crecimiento, asistiremos a un progresivo agotamiento del efecto rebote, lo que explica el menor dinamismo de la actividad, en un contexto, además, de cierta saturación y escasez de mano de obra. Otros retos para la región son los problemas de acceso a la vivienda o el estancamiento de la productividad. Por el lado positivo, la bajada de tipos y la moderación de la inflación impulsarán el gasto de las familias.