La Unión Europea (UE) y las autoridades nacionales de los Estados miembros han anunciado una serie de medidas para contrarrestar el impacto del COVID-19.
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Si se acaba acordando, este plan supondría un gran paso adelante para la Unión Europea.
El Consejo Europeo ha aprobado un Plan de Recuperación de €750mM (5,4% del PIB de la UE), €360mM en préstamos y €390mM en transferencias a los países miembros que se desembolsarían a través de diversos programas.
En el 2T 2020, el PIB de la eurozona cayó un 12,1% intertrimestral (-14,9% interanual) según el primer avance publicado por Eurostat (-3,6% intertrimestral y -3,1% interanual en el 1T 2020).
La actividad en la eurozona creció un 12,7% en el 3T 2020 respecto al trimestre anterior, un aumento considerablemente superior a la previsión de CaixaBank Research (7,2%) y de la mayoría de analistas. Se trata del mayor crecimiento intertrimestral desde el principio de la unión monetaria. Aun así, este crecimiento llega tras dos trimestres de caídas sin precedentes, cuando la eurozona se vió fuertemente afectada por los estragos del shock de la COVID-19 y de las medidas de contención. En este sentido, la economía europea todavía permanece un 4,3% por debajo de su nivel pre-crisis en el 4T 2019. Además, es muy probable que el aumento de los rebrotes y las nuevas medidas de contención tomadas en las ultimas semanas pesen sobre la recuperación en el 4T, resultando en caídas intertrimestrales de la actividad en ciertos países europeos. No obstante, este registro confirma que la economía se reactivó de manera notable tras salir de las medidas de confinamiento que prevalecieron en el trimestre anterior.
En el cómputo anual de 2020 el PIB de la eurozona cayó un 6,8% tras el fuerte impacto de la pandemia, una caída muy superior a la que ocurrió en 2009 (-4,5%). Sin embargo, la caída de la actividad ha sido dispar entre los principales países europeos: el PIB cayó un 5,3% en 2020 en Alemania, un 8,3% en Francia, un 11% en España y un 8,9% en Italia. Esta disparidad se debió a la diferente estructura de la economía en cada país y a las medidas de contención y de apoyo económico que tomaron los diferentes gobiernos.
El rebote de la inflación de la eurozona en enero, tanto del índice general como del subyacente, ha sorprendido a los analistas, aunque los datos publicados por los institutos nacionales de estadística esta última semana ya apuntaban en esta misma dirección (en Alemania, Francia y España la inflación general fue del 1,6%, 0,8% y 0,6%, respectivamente, lo que supone aumentos de 2,3, 0,8 y 1,1 p. p. con respecto al mes anterior).
La inflación de la eurozona se mantuvo inalterada mientras que la inflación subyacente se redujo del 1,4% en enero hasta el 1,1% en febrero. Una buena parte de la caída de la inflación subyacente se debió al desvanecimiento del efecto que tuvo en enero el retraso en las rebajas en algunos países de la eurozona. Así, la variación interanual del componente de los bienes industriales ha descendido en 0,5 p. p. hasta el 1,0%.
El rebote observado en la inflación del mes de marzo se explica por el repunte del componente energético. Este componente, no obstante, no ha llegado todavía a su máximo anual y creemos que en los próximos meses registrará tasas interanuales todavía más elevadas (en mayo podría situarse por encima del 13%).
Tal y como se descontaba, el aumento de casos de COVID-19 en el inicio del año, el endurecimiento de restricciones y los retrasos en el proceso de vacunación en el año se tradujeron en una caída del PIB en el 1T 2021 del 0,6% trimestral (en línea con nuestro escenario), lo que confirma la recaída recesiva de la economía. Por su parte, la inflación vuelve a aumentar, impulsada por los precios de la energía.
La inflación en la eurozona aumentó en 0,4 p. p. en mayo, hasta situarse en el 2,0%, de la mano del componente energético, cuya variación interanual ha sido del +13,1%. Esta elevada tasa no ha sido una sorpresa, pues el precio del barril de Brent (altamente correlacionado con el componente energético) se situaba a estas alturas del año pasado en los 30 dólares, mientras que ahora fluctúa alrededor de los 70. De cara a los próximos meses, creemos que este elemento continuará presionando al alza la inflación general.
La inflación en la eurozona se moderó una décima en junio, debido al menor aumento de los precios del componente energético (12,5% en junio, 13,1% en mayo) y del de servicios (0,7% en junio, 1,1% en mayo). Aunque en julio es muy probable que se observe un nivel muy parecido al de este mes, esperamos tasas más altas durante el resto del año: la inflación de la eurozona volverá a aumentar a partir de agosto y se situará alrededor del 2,5% por los efectos de base de la rebaja temporal del IVA en Alemania en la segunda mitad de 2020.
La inflación en la eurozona volvió a aumentar en agosto y se situó en el 3,0%, un nivel no visto desde finales de 2011. Fundamental para el aumento de 0,8 p. p. con respecto al dato de julio fue el componente de los bienes industriales, que pasó del 0,7% al 2,7% en agosto. El componente energético, por su parte, continuó con sus tasas interanuales de dos dígitos y se situó en el 15,4% (+1,1 p. p. con respecto al dato de julio).