El diferencial de inflación de España con la eurozona: evolución histórica y perspectivas

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17 de enero de 2017

La inflación española evoluciona al alza. En diciembre, subió 8 décimas hasta el 1,5%, y superó con creces la inflación de la eurozona (1,1%).1 Además, las previsiones para 2017 apuntan a que este diferencial aumentará de forma sustancial. Toma cuerpo así el fantasma de una vuelta a la primera década del euro, cuando la inflación española superó persistentemente a la de la eurozona, lo que re­­dun­­­dó en una considerable pérdida de competitividad. ¿Hay razones para preocuparse por este aumento del diferencial de inflación? En principio, la respuesta es que no.

La diferencia entre la inflación española y la de la eurozona viene determinada por la evolución de tres factores fundamentales: los costes laborales unitarios relativos, la posición cíclica de cada economía y el precio del petróleo, que tiene una mayor influencia sobre la inflación española debido a la mayor intensidad energética en hidrocarburos. La importancia de cada factor ha ido cambiando durante los últimos años.

La evolución del diferencial de inflación en los primeros 18 años de vida del euro puede dividirse en tres etapas: la década inflacionista, el periodo de ajuste y la etapa de recuperación. En la década inflacionista (1999-2008), la inflación española fue, en promedio, 1 p. p. superior a la de la eurozona. Si bien el encarecimiento del petróleo en este periodo contribuyó a aumentar el diferencial de inflación, la mayor parte se explica por la diferencia en el componente subyacente, que no incluye la energía (véase el primer gráfico). Los precios en España crecieron a un ma­­­yor ritmo por el aumento más elevado de los costes laborales unitarios, que se incrementaron un 17% en relación con los países de la eurozona, y por el sobrecalentamiento de la economía en esta etapa expansiva.

El ajuste en el diferencial de inflación que se produjo entre 2008 e inicios de 2013 se caracterizó por la corrección de precios que provocó la Gran Recesión, que fue más severa en el caso de la economía española, y por el importante ajuste de los costes laborales en términos relativos, en parte favorecido por la reforma laboral. Sin embargo, la tasa de inflación general siguió siendo más elevada en España que en la eurozona debido al aumento del precio del petróleo.

En septiembre de 2013, el diferencial de inflación pasó a ser negativo: el ajuste de los costes laborales relativos seguía en marcha y la posición cíclica de la economía española continuaba siendo más débil que la de la eurozona. Pero a todo ello se añadió el efecto de la caída del precio del petróleo, que cedió un 16% anual entre 2013 y 2016.

En 2017, el precio del petróleo seguirá siendo el factor que dominará el diferencial de inflación, pero esta vez para cambiarlo de signo. En contraste con el periodo inflacionista, se espera que este año el diferencial de inflación vuelva a ser positivo exclusivamente por el factor petróleo. Ello es importante, ya que el efecto del petróleo será temporal y, por tanto, si se mantienen las dinámicas salariales, el diferencial de inflación volverá al redil en 2018.

1. La variación interanual del IPC armonizado fue del 1,4% en España en diciembre. El análisis y las conclusiones del artículo son los mismos con ambos indicadores de precios.

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