Lecciones de Irlanda

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7 de febrero de 2014

En diciembre de 2013 Irlanda cerró el programa de ayuda financiera de la troika con éxito. Muestra de ello es la buena acogida que tuvieron las subastas de deuda pública en enero y las favorables perspectivas de crecimiento que presenta el país celta: para 2014 y 2015 el consenso de analistas espera un crecimiento del PIB del 1,9% y del 2,4% respectivamente, registros claramente superiores a los previstos para los países del núcleo de la eurozona y para el conjunto de países periféricos.

Es preciso recordar que el rescate de Irlanda acabó siendo necesario por las pérdidas que la crisis del sector in­­mobiliario ocasionó al sector financiero y, en última instancia, al sector público. A diferencia de otros países pe­­riféricos, la economía irlandesa no presentaba problemas de competitividad acusados. Los requerimientos de la troika se centraron, por tanto, en sanear el sector fi­­nan­­ciero y en asegurar la sostenibilidad de las cuentas públicas. La reestructuración del sector financiero ha sido profunda: los activos más dañados se concentraron en un banco malo y el resto de entidades, que fueron recapitalizadas, hoy presentan unas ratios de capital cla­­ra­­mente por encima de los requisitos mínimos exigidos por Basilea III.

El sector público también tuvo que tomar medidas drásticas para asegurar la sostenibilidad de sus cuentas. A pesar de que el punto de partida de la deuda irlandesa era muy bueno (en 2007 representaba el 25% del PIB), la asunción de las pérdidas del sector financiero la ha elevado en 79 p. p. Ello, junto con el impacto que ha tenido la recesión, la ha situado por encima del 100% del PIB (en 2013 está previsto que cierre en el 123,9%). A pesar de que el déficit público todavía se encuentra en cotas elevadas, la rápida y eficaz implementación de medidas de consolidación fiscal ha conseguido ahuyentar los temores sobre la sostenibilidad de las cuentas públicas. El Gobierno irlandés ha reducido el déficit en 4 p. p. desde el máximo que alcanzó en 2009, más de lo que han hecho España o Portugal.(1)

Además, Irlanda ha podido contar con una economía competitiva y muy internacionalizada. En 2007, antes de que se iniciara la recesión, el peso de las exportaciones en el conjunto de la economía ya era muy elevado, representaban el 80% del PIB. Pero durante los últimos años este ha aumentado hasta alcanzar el 106,7% en el 3T 2013. Este fuerte incremento es resultado, en parte, de la contracción del PIB, que acumula un descenso del 7,5% entre 2007 y el 3T 2013. Las exportaciones, en cambio, han mantenido un ritmo de crecimiento del 2,4% en promedio gracias, en gran medida, a las importantes ganancias de competitividad conseguidas.

En definitiva, la rápida actuación de las autoridades irlandesas, y la significativa devaluación interna, han permitido al país celta escapar relativamente rápido del punto de mira de los inversores internacionales. De todas formas, las secuelas del hundimiento del sector inmobiliario sobre el sector financiero y las cuentas públicas tardarán en desaparecer, por lo que Irlanda deberá seguir manteniendo una férrea disciplina.

(1) Para este cálculo se tiene en cuenta el déficit público excluyendo las pérdidas por la ayuda al sector bancario.

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