La inflación general se moderó hasta el 10,5% en agosto (10,8% en julio), 1 décima por encima del dato adelantado del INE, gracias a la fuerte moderación en los precios de los carburantes. La inflación subyacente (la general sin energía ni alimentos no elaborados) mantuvo su escalada y se situó en el 6,4% (6,1% en julio), impulsada por la pujanza de los precios de los alimentos elaborados, de los bienes duraderos y de los servicios ligados al turismo.
Resultats de la cerca
La inflación general estadounidense se situó en agosto en el 8,3% (8,5% en julio), un registro inferior al máximo alcanzado en junio (9,1%), pero todavía muy elevado y superior a las expectativas del mercado (8,1% según el consenso de Bloomberg). Asimismo, la inflación subyacente se incrementó hasta el 6,3% (5,9% en julio), con incrementos generalizados y considerables en algunos componentes con una inercia significativa.
La inflación general se moderó hasta el 9,0% en septiembre (10,5% en agosto) según el indicador adelantado del IPC publicado por el INE. La inflación subyacente también se moderó, aunque más tímidamente, hasta el 6,2% (6,4% en agosto). El dato de inflación general supone una sorpresa a la baja frente a la previsión de CaixaBank Research, en la que se anticipaba una moderación significativamente más leve de la acontecida. Por su parte, el dato de inflación subyacente se sitúa en línea con lo esperado.
La inflación en la eurozona sorprendió al alza en septiembre, al situarse en el 10,0%, 0,9 p. p. por encima del registro de agosto, y frente al 9,7% esperado por el consenso de analistas, alcanzando así un nuevo máximo en la serie. El aumento fue generalizado entre los componentes, siendo el más preocupante de cara a los próximos meses el del rubro núcleo: los precios de los bienes industriales y servicios aumentaron en 0,5 p. p., lo que sitúa a la inflación núcleo en el 4,8%. Es importante destacar, no obstante, que el repunte en el precio de los servicios estuvo influenciado puntualmente por el fin de las bonificaciones en el transporte puestas en marcha durante el verano en Alemania, un factor que debería atenuarse en los próximos meses. Por su parte, los componentes más volátiles, alimentos y energía, mantuvieron su escalada, empujando al alza a la inflación general y ejerciendo presión al resto de los componentes por su capacidad de contagio.
La inflación general estadounidense se situó en septiembre en el 8,2%, un dato todavía muy elevado y por encima de lo esperado por el consenso de analistas y por CaixaBank Research. Asimismo, la inflación subyacente volvió a incrementarse, hasta el 6,6% (6,3% en agosto), el máximo registro en los últimos 40 años y con aumentos considerables en los precios de algunos componentes muy inerciales y con un peso elevado en la canasta, como es el de los alquileres y alquileres imputados.
La inflación general se moderó hasta el 8,9% en septiembre (10,5% en agosto), 1 décima por debajo del dato adelantado del INE, gracias a la fuerte moderación en los precios de la energía, entre los que destaca la caída intermensual en los precios de la electricidad. La inflación subyacente (la general sin energía ni alimentos no elaborados) también cayó, aunque en menor medida, hasta el 6,2% (6,4% en agosto), debido a la moderación en el crecimiento de los precios de bienes industriales y servicios, que más que compensaron el alza en los precios de los alimentos elaborados.
La inflación general cayó hasta el 7,3% en octubre (8,9% en septiembre) según el indicador adelantado del IPC publicado por el INE. Por su parte, la inflación subyacente se mantuvo en el 6,2% (mismo dato que en septiembre). El dato de inflación general supone una sorpresa a la baja frente a la previsión de CaixaBank Research, en la que se anticipaba una rebaja más leve de la acontecida. Por su parte, el dato de inflación subyacente se sitúa en línea con lo esperado.
El crecimiento del PIB en la eurozona en el 3T 2022 ha sido mejor de lo esperado (+0,2% intertrimestral), tanto por el consenso de analistas como por CaixaBank Research. En este sentido, la economía de la eurozona se encuentra en una posición algo más robusta para afrontar las consecuencias de la crisis energética durante el invierno. De hecho, la probabilidad de ver retrocesos de la actividad en los próximos meses es significativa, tal y como apunta el fuerte deterioro de los principales indicadores de clima y opinión empresarial. Una inflación en máximos (10,7%) y unas condiciones financieras tensionadas seguirán deprimiendo la demanda interna.
La inflación general estadounidense descendió en octubre 0,5 p. p. hasta el 7,7%, un registro por debajo de las expectativas del consenso de analistas (7,9%) y claramente inferior al máximo alcanzado en junio (9,1%). Asimismo, la inflación subyacente descendió, aunque de forma más contenida (–0,3 p. p. hasta el 6,3%), todavía afectada por algunos componentes muy inerciales y con un peso elevado en la canasta, como es el de los alquileres. En balance, el dato podría confirmar la senda a la baja de la inflación, aunque se trata todavía de niveles elevados.
La inflación general se moderó hasta el 7,3% en octubre (8,9% en septiembre), gracias a la fuerte caída en los precios de la electricidad. La inflación subyacente (excluye energía y alimentos no elaborados) se mantuvo en el 6,2% (mismo dato que en septiembre). Por su parte, la inflación núcleo (excluye energía y todos los alimentos) se moderó hasta el 4,2% (4,4% hace un mes) gracias al menor avance de los precios de bienes industriales.
La inflación general cayó hasta el 6,8% en noviembre (7,3% en octubre) según el indicador adelantado del IPC publicado por el INE. Por su parte, la inflación subyacente incrementó levemente hasta el 6,3% (6,2% en octubre). El dato de inflación general supone una sorpresa a la baja frente a la previsión de CaixaBank Research, en la que se anticipaba una rebaja más leve de la acontecida. Por su parte, el dato de inflación subyacente se ha situado ligeramente por encima del rango esperado.
La desaceleración de la inflación general, del 10,6% de octubre al 10,0% en noviembre, fue algo más acentuada de lo esperado por el consenso de analistas, mientras que la estabilidad de la inflación núcleo fue acorde con las expectativas. Por componentes, destacó la desaceleración de los precios energéticos, en un contexto de cierta estabilidad en los mercados de gas y petróleo y de medidas (nacionales y europeas) para temperar la escalada en los precios de la energía. El registro de noviembre representa el primer descenso en la inflación general desde mediados de 2021, lo que, de mantenerse, apoyaría la posibilidad de que el BCE pueda aminorar el endurecimiento monetario en los próximos meses.
La inflación general estadounidense descendió en noviembre 0,6 p. p. hasta el 7,1%, un registro por debajo de las expectativas del consenso de analistas (7,3%) y que confirma la tendencia a la baja iniciada en junio. De hecho, la menor inflación no fue solo en la energía si no que, a diferencia del mes anterior, también se desaceleró tanto en los alimentos como en el índice subyacente (que excluye energía y todos los alimentos), este último desde el 6,3% en octubre hasta el 6,0%. El dato publicado hoy va en línea con la expectativa de que la inflación se moderará en los próximos meses, aunque todavía en niveles elevados, fruto de los menores precios energéticos, la mejora de los cuellos de botella y la política monetaria restrictiva por parte de la Reserva Federal.
La inflación general cayó apreciablemente en junio colocándose en el 1,9% (3,2% en mayo), según el indicador adelantado del IPC publicado por el INE. La inflación no caía por debajo del 2% desde hace 2 años y 3 meses, cuando en marzo de 2021 se situaba en el 1,3%. El descenso en la tasa de inflación con respecto a mayo (-1,3 p. p.) se ha debido, principalmente, a un efecto de base por la energía. Por su parte, la inflación subyacente (excluye energía y alimentos no elaborados) continuó moderándose, al situarse en el 5,9% (6,1% en mayo). En conjunto, los datos de inflación general y subyacente conocidos hoy se han situado ligeramente por debajo del rango esperado por CaixaBank Research.
La inflación general repuntó en agosto y se situó en el 2,6% (2,3% en julio), según el indicador adelantado del IPC publicado por el INE. Por su parte, la inflación subyacente (que excluye energía y alimentos no elaborados) se moderó, al situarse en el 6,1% (6,2% en julio). El dato de inflación general conocido hoy se ha situado ligeramente por encima del rango esperado por CaixaBank Research, mientras que el dato de inflación subyacente se sitúa en línea con lo esperado.
La inflación general del conjunto de la eurozona (IPCA) se mantuvo estable en el 5,3% interanual en agosto, mientras que la inflación núcleo (que excluye energía y todos los alimentos) disminuyó hasta el 5,3% interanual. Por componentes, se vio una desaceleración prácticamente general en la inflación, tanto entre los alimentos (procesados del 11,3% al 10,4%, y no procesados del 9,2% al 7,8%) como en los bienes industriales (del 5,0% al 4,8%) y los servicios (del 5,6% al 5,5%). Así, fue la menor caída de los precios energéticos (-3,3% interanual en agosto vs. -6,1% en julio) la que pausó el descenso de la inflación general. En vista de que la energía debe seguir restando a la inflación en los próximos meses, la composición del dato de agosto refuerza un escenario para la eurozona de desinflación gradual pero sostenida, con lo que el dato no debería modificar significativamente los planes del BCE para su próxima reunión de septiembre.
La inflación general repuntó en agosto y se colocó en el 2,6% (2,3% en julio). Este incremento en el indicador vino dado, principalmente, por la evolución del precio de los carburantes. Por su parte, la inflación núcleo se mantuvo inalterada en el 4,8% mientras que los precios de los alimentos avanzaron un 10,1% interanual, 0,3 p.p. menos que en el mes de julio.
La inflación general de EE. UU. aumentó en 0,5 p. p. hasta el 3,7% debido a la subida del precio de los combustibles. Tras unos meses en los que los precios energéticos venían moderándose desde niveles elevados, el precio del barril de Brent aumentó un 16% entre julio y agosto, lo que se acabó trasladando a los componentes energéticos de la cesta de consumo. Por otro lado, la inflación subyacente prosiguió con la tendencia a la baja iniciada el pasado mes de marzo y se situó en el 4,3%, el nivel más bajo desde septiembre de 2021. Prevemos que esta tendencia de los precios subyacentes se mantendrá en los siguientes meses, puesto que la inflación del componente shelter (que incluye los precios de alquileres y pesa un notable 43% de la cesta núcleo) sigue cayendo y suele tener un comportamiento inercial. El dato, por tanto, no supone un cambio de escenario para la Fed en su evaluación de las dinámicas de precios en EE. UU.
La inflación general en España repunta en septiembre, pero la subyacente continúa moderándose
La inflación general repuntó en septiembre por cuarto mes consecutivo colocándose en el 3,5% (2,6% en agosto), según el indicador adelantado del IPC publicado por el INE. Por su parte, la inflación subyacente (excluye energía y alimentos no elaborados) se moderó, al situarse en el 5,8% (6,1% en agosto). El dato de inflación general conocido hoy se ha situado ligeramente por encima del rango esperado por CaixaBank Research (previsión del 3,3%), mientras que el dato de inflación subyacente se ha situado en línea con lo esperado.
La inflación general del conjunto de la eurozona (IPCA) disminuyó hasta el 4,3% interanual en septiembre, mientras que la inflación núcleo (que excluye energía y todos los alimentos) se desaceleró hasta el 4,5% interanual (-0,8 p. p. respecto a agosto). El escalón que ha bajado la inflación en septiembre es notable (-0,9 p. p. respecto a agosto, el mayor descenso desde mayo) y refleja, en parte, la desaparición de efectos base que operaron en verano (subsidios al transporte en verano de 2022 y efectos del reajuste de pesos de la cesta en 2023). Los datos fueron algo mejores a lo proyectado por el consenso de analistas y refuerzan nuestras perspectivas para el BCE en los próximos meses (no volver a subir tipos, sino mantenerlos en los niveles actuales, claramente restrictivos, por un buen tiempo y facilitar así el enfriamiento de la economía necesario para que la inflación termine de bajar al objetivo del 2%).