La inflación general aumentó en abril y se situó en el 4,1% (3,3% en marzo), según el indicador adelantado del IPC publicado por el INE. Esta variación se debe a los efectos de base generados por el ajuste a la baja de los precios de la energía en abril de 2022 (por el descenso intermensual del precio de la electricidad hace un año tras el fuerte repunte en marzo de 2022 y por el inicio del subsidio de 20 céntimos/litro a los carburantes). Por su parte, la inflación subyacente (excluye energía y alimentos no elaborados) se moderó significativamente al situarse en el 6,6% (7,5% en marzo), debido a un alza contenida de los precios durante el mes y a efectos de base en los alimentos elaborados. En conjunto, los datos de inflación general y de inflación subyacente conocidos hoy se han situado algo por debajo del rango esperado por CaixaBank Research.
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La inflación general del conjunto de la eurozona (IPCA) aumentó hasta el 7,0% interanual en abril (+0,1 p. p. respecto a marzo), mientras que la inflación núcleo (que excluye energía y todos los alimentos) se moderó levemente hasta el 5,6% (–0,1 p. p. respecto a marzo). Los datos fueron acordes con lo esperado y no provocaron movimientos destacables unos mercados financieros que, a dos días de la reunión del BCE, cotizan un incremento de +25 p. b. en los tipos oficiales este mayo.
La inflación estadounidense prosiguió con la tendencia a la baja iniciada en junio del año pasado y se situó en 4,9% interanual, una décima por debajo del registro del mes anterior y de lo esperado por el consenso de analistas de Bloomberg. Pese a que la inflación núcleo solamente descendió una décima hasta el 5,5%, la descomposición apunta a señales de que se siguen reduciendo las presiones inflacionistas. En concreto, el índice de alquileres (shelter), que pesa alrededor del 40% de la cesta núcleo, volvió a desacelerarse desde un ritmo intermensual desestacionalizado del 0,8% en febrero y 0,6% en marzo a 0,4% en abril, el registro más modesto desde enero de 2022. Dada la fuerte inercia de este componente, es probable que en los siguientes meses se observe cierta continuidad de esta tendencia que ayude a la inflación núcleo a acercarse al objetivo de la Reserva Federal, el 2%.
La inflación general aumentó en abril colocándose en el 4,1% (3,3% en marzo). Este aumento vino dado por un efecto de base alcista causado por los precios de la energía (cayeron un 13,5% intermensual hace un año), que llevó al componente energético a registrar una caída interanual mucho más moderada en abril (-15,6% interanual) que en marzo (-25,6%). Por su parte, la inflación núcleo y la inflación en alimentos mostraron una evolución positiva al moderarse con fuerza. Así, la inflación núcleo se situó en el 4,6%, 0,5 p. p. por debajo del registro de marzo, mientras que la inflación de alimentos, bebidas y tabaco cayó hasta el 12,4%, más de 3 p. p. por debajo de hace un mes.
La inflación general cayó apreciablemente en mayo y se colocó en el 3,2% (4,1% en abril), según el indicador adelantado del IPC publicado por el INE. Este mes, el cambio en la tasa de inflación no viene dominado por efectos de base, tal y como sucedió en los dos meses anteriores, por lo que la señal que transmite esta moderación de la inflación es clara y, en este caso, positiva. En la misma línea, la inflación subyacente (que excluye energía y alimentos no elaborados) también anotó una caída significativa, al situarse en el 6,1% (6,6% en abril). En conjunto, los datos de inflación general y subyacente conocidos hoy se han situado por debajo del rango esperado por CaixaBank Research.
La inflación general del conjunto de la eurozona (IPCA) disminuyó hasta el 6,1% interanual en mayo (-0,9 p. p. respecto a abril), el nivel más bajo desde febrero de 2022. También se moderó la inflación núcleo (que excluye energía y todos los alimentos), hasta el 5,3% (-0,3 p. p. respecto a abril y segundo mes consecutivo a la baja). Por primera vez desde que la inflación tocó el techo del 10,6% en octubre de 2022, en mayo todos los componentes agregados del IPCA, disponibles en la publicación inicial, vieron una desaceleración de sus precios. Especialmente destacable fue la desaceleración de los servicios (-0,2 p. p., hasta el 5,0% interanual), que registra el primer movimiento a la baja desde otoño de 2022 y da indicios de moderación en las presiones domésticas en los precios. La corrección de la inflación en mayo, generalizada y significativa, dará aire al BCE de cara a las próximas reuniones (esperamos un incremento de 25 p. b. y un mensaje de que los tipos están cerca de alcanzar un nivel suficientemente restrictivo).
La inflación general cayó en mayo colocándose en el 3,2% (4,1% en abril). Esta moderación vino dada por una caída generalizada en los principales componentes del IPC. Así, la inflación núcleo se situó en el 4,3%, 0,3 p. p. por debajo del registro de abril, mientras que la inflación de alimentos, bebidas y tabaco continuó moderándose hasta el 11,6%, 0,8 p. p. por debajo de abril. Finalmente, el componente de precios de la energía ahondó en su caída interanual, situándose en el –19,6% (–15,6% en abril). Con respecto a nuestro escenario de previsiones, estas cifras se han situado por debajo del rango esperado.
La inflación estadounidense mantuvo su tendencia de moderación en mayo y descendió hasta el 4,0% interanual, el registro más bajo desde marzo de 2021 y menos de la mitad que el pico alcanzado hace aproximadamente un año (9,1% en junio de 2022). La caída en mayo se explica, sobre todo, por un fuerte descenso de los precios energéticos (-3,6% intermensual). Los otros componentes de la cesta tuvieron un comportamiento similar al del mes anterior: confirman las presiones desinflacionistas con respecto a lo observado en 2022, pero se mantienen en cotas elevadas, con cierta persistencia en algunos componentes subyacentes.
La inflación general cayó apreciablemente en junio colocándose en el 1,9% (3,2% en mayo), según el indicador adelantado del IPC publicado por el INE. La inflación no caía por debajo del 2% desde hace 2 años y 3 meses, cuando en marzo de 2021 se situaba en el 1,3%. El descenso en la tasa de inflación con respecto a mayo (-1,3 p. p.) se ha debido, principalmente, a un efecto de base por la energía. Por su parte, la inflación subyacente (excluye energía y alimentos no elaborados) continuó moderándose, al situarse en el 5,9% (6,1% en mayo). En conjunto, los datos de inflación general y subyacente conocidos hoy se han situado ligeramente por debajo del rango esperado por CaixaBank Research.
La inflación general del conjunto de la eurozona disminuyó hasta el 5,5% interanual en junio (–0,6 p. p. respecto a mayo), mientras que, tras dos meses de moderación, la inflación núcleo (que excluye energía y todos los alimentos) repuntó 1 décima hasta el 5,4% interanual. Los datos se situaron razonablemente en línea con lo proyectado por el consenso de analistas, que según Bloomberg esperaba un 5,6% en la inflación general y un 5,5% en la núcleo (es decir, 1 décima más de lo finalmente observado). Si bien el alza de la inflación núcleo podría ser llamativa, era un movimiento que ya se venía anticipando por la presencia de efectos base en Alemania, y que debería ser puntual y deshacerse en los próximos meses. Por componentes, el descenso de la inflación volvió a ser generalizado (con la excepción de los servicios).
La inflación general cayó en junio y se colocó en el 1,9% (3,2% en mayo). Esta moderación vino dada, principalmente, por un efecto base en los precios en el componente energético que ha tenido un impacto de –0,8 p. p. sobre la inflación. Por su parte, la inflación núcleo se mantuvo inalterada en el 4,3%, mientras que la inflación de alimentos, bebidas y tabaco cayó con fuerza hasta el 10,0%, 1,6 p. p. por debajo de mayo, gracias a un muy buen comportamiento de los precios de alimentos frescos.
La inflación de EE. UU. cayó 1 p. p. en junio hasta el 3%, un nivel no visto desde marzo de 2021 y que se ubica ligeramente por debajo de lo esperado por el consenso de analistas. A diferencia de otros meses, el descenso de la inflación en junio no fue causado solamente por unos menores precios energéticos, pues la inflación núcleo descendió 0,5 p. p., o por efectos base, pues el aumento intermensual desestacionalizado tanto del IPC general como núcleo fue del 0,2%, consistente con una evolución interanual del 2%. De hecho, los signos de desinflación fueron visibles en la mayor parte de la cesta, con caídas en importantes partidas subyacentes, como los costes de la vivienda (shelter), con gran peso en la cesta, o en los vehículos usados. Pensamos que el dato de junio va en la dirección que desea la Reserva Federal, pero no es suficiente como para persuadir al banco central para no subir sus tipos de interés oficiales en la próxima reunión de finales de julio, o ni tan siquiera moderar el tono hawkish sobre la trayectoria de la política monetaria.
La inflación general tuvo un ligero repunte en julio, emplazándose en el 2,3% (1,9% en junio), según el indicador adelantado del IPC publicado por el INE. La subida en la tasa de inflación con respecto a junio (+ 0,4 p.p.) se ha debido a la subida de los precios de los carburantes y a un aumento algo más fuerte de lo esperado de la inflación subyacente (que excluye energía y alimentos no elaborados). Así, la inflación subyacente se ha situado en el 6,2% en julio (5,9% en junio), interrumpiendo un ciclo de 4 meses consecutivos con descensos desde su pico del 7,6% en febrero. En conjunto, los datos de inflación general y subyacente conocidos hoy se han situado ligeramente por encima de lo esperado por CaixaBank Research.
La eurozona ha logrado evitar una recesión hasta el momento, al crecer un 0,3% en el 2T 2023, con respecto al trimestre anterior, mientras el crecimiento del 1T se ha revisado al alza, del -0,1% al 0,0%. Asimismo, el único trimestre en negativo desde el estallido de la guerra en Ucrania fue el 4T 2022, en medio a la crisis energética europea, con una caída intertrimestral del PIB del 0,1%. El resultado del 2T se explica en gran medida por el buen desempeño de Francia (creció un 0,5% intertrimestral vs. 0,1% anterior) y de España, que logra mantener ritmos de crecimiento bastante elevados (0,4% vs. 0,5% anterior). Por su parte, Alemania sigue mostrando una significativa debilidad y su PIB se estancó en el 2T tras dos trimestres consecutivos de contracción (-0,1% en el 2T, revisado al alza, y -0,4% en el 4T 2022). Por su parte, Italia se contrajo en el 2T, tras un extraordinario 1T 2023 (-0,3% vs. +0,6%).
La inflación general repuntó en agosto y se situó en el 2,6% (2,3% en julio), según el indicador adelantado del IPC publicado por el INE. Por su parte, la inflación subyacente (que excluye energía y alimentos no elaborados) se moderó, al situarse en el 6,1% (6,2% en julio). El dato de inflación general conocido hoy se ha situado ligeramente por encima del rango esperado por CaixaBank Research, mientras que el dato de inflación subyacente se sitúa en línea con lo esperado.
La inflación general del conjunto de la eurozona (IPCA) se mantuvo estable en el 5,3% interanual en agosto, mientras que la inflación núcleo (que excluye energía y todos los alimentos) disminuyó hasta el 5,3% interanual. Por componentes, se vio una desaceleración prácticamente general en la inflación, tanto entre los alimentos (procesados del 11,3% al 10,4%, y no procesados del 9,2% al 7,8%) como en los bienes industriales (del 5,0% al 4,8%) y los servicios (del 5,6% al 5,5%). Así, fue la menor caída de los precios energéticos (-3,3% interanual en agosto vs. -6,1% en julio) la que pausó el descenso de la inflación general. En vista de que la energía debe seguir restando a la inflación en los próximos meses, la composición del dato de agosto refuerza un escenario para la eurozona de desinflación gradual pero sostenida, con lo que el dato no debería modificar significativamente los planes del BCE para su próxima reunión de septiembre.
La inflación general repuntó en agosto y se colocó en el 2,6% (2,3% en julio). Este incremento en el indicador vino dado, principalmente, por la evolución del precio de los carburantes. Por su parte, la inflación núcleo se mantuvo inalterada en el 4,8% mientras que los precios de los alimentos avanzaron un 10,1% interanual, 0,3 p.p. menos que en el mes de julio.
La inflación general de EE. UU. aumentó en 0,5 p. p. hasta el 3,7% debido a la subida del precio de los combustibles. Tras unos meses en los que los precios energéticos venían moderándose desde niveles elevados, el precio del barril de Brent aumentó un 16% entre julio y agosto, lo que se acabó trasladando a los componentes energéticos de la cesta de consumo. Por otro lado, la inflación subyacente prosiguió con la tendencia a la baja iniciada el pasado mes de marzo y se situó en el 4,3%, el nivel más bajo desde septiembre de 2021. Prevemos que esta tendencia de los precios subyacentes se mantendrá en los siguientes meses, puesto que la inflación del componente shelter (que incluye los precios de alquileres y pesa un notable 43% de la cesta núcleo) sigue cayendo y suele tener un comportamiento inercial. El dato, por tanto, no supone un cambio de escenario para la Fed en su evaluación de las dinámicas de precios en EE. UU.
La inflación general en España repunta en septiembre, pero la subyacente continúa moderándose
La inflación general repuntó en septiembre por cuarto mes consecutivo colocándose en el 3,5% (2,6% en agosto), según el indicador adelantado del IPC publicado por el INE. Por su parte, la inflación subyacente (excluye energía y alimentos no elaborados) se moderó, al situarse en el 5,8% (6,1% en agosto). El dato de inflación general conocido hoy se ha situado ligeramente por encima del rango esperado por CaixaBank Research (previsión del 3,3%), mientras que el dato de inflación subyacente se ha situado en línea con lo esperado.
La inflación general del conjunto de la eurozona (IPCA) disminuyó hasta el 4,3% interanual en septiembre, mientras que la inflación núcleo (que excluye energía y todos los alimentos) se desaceleró hasta el 4,5% interanual (-0,8 p. p. respecto a agosto). El escalón que ha bajado la inflación en septiembre es notable (-0,9 p. p. respecto a agosto, el mayor descenso desde mayo) y refleja, en parte, la desaparición de efectos base que operaron en verano (subsidios al transporte en verano de 2022 y efectos del reajuste de pesos de la cesta en 2023). Los datos fueron algo mejores a lo proyectado por el consenso de analistas y refuerzan nuestras perspectivas para el BCE en los próximos meses (no volver a subir tipos, sino mantenerlos en los niveles actuales, claramente restrictivos, por un buen tiempo y facilitar así el enfriamiento de la economía necesario para que la inflación termine de bajar al objetivo del 2%).