Una gran transformación para combatir los efectos de la pandemia

El comercio minorista es uno de los principales sectores de servicios de la economía española y es un sector empresarialmente atomizado, especialmente intensivo en empleo y con una presencia muy extendida por todo el territorio nacional.

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  • Tras la irrupción de la pandemia en 2020, el sector en su conjunto se ha mostrado mucho más resiliente que otros servicios, con un registro de caídas de actividad muy inferiores a las observadas en el conjunto de la economía española. Parte de esta encomiable resiliencia ha sido resultado de la extraordinaria capacidad de adaptación a los canales de venta on-line, acelerando así una tendencia que se venía afianzando desde hace años y que cuantificamos en este informe a partir de datos internos de CaixaBank.
  • Nuestro análisis revela, sin embargo, que los grandes y pequeños comercios y las distintas ramas de actividad que componen el sector no han corrido la misma suerte. Mientras que las empresas de alimentación y electrónica han atravesado la pandemia con buenos resultados, los pequeños comercios, la venta de bienes textiles y los establecimientos situados en centros comerciales están en una situación más compleja. Además, la diferencias en el impacto de la COVID-19 han provocado un comportamiento dispar de los activos inmobiliarios de retail. El último artículo de este informe analiza, entre otras tendencias, las dinámicas de la inversión inmobiliaria en el sector, donde las grandes inversiones en supermercados y en el canal logístico despuntan en contraste con el menor atractivo de los locales comerciales de venta presencial.
  • Para 2021, las perspectivas del comercio minorista son de recuperación gracias a los avances en la campaña de vacunación, que permitirán una retirada, progresiva pero rápida, de las restricciones al comercio y la movilidad, incluida la internacional, durante el 2T 2021. Además, el gran ahorro que han acumulado los hogares durante la pandemia jugará un papel clave en la recuperación del consumo, puesto que estimamos que parte de este ahorro se destinará a satisfacer la demanda embalsada y no satisfecha generada por las restricciones que se han vivido durante el último año. De la misma manera que, el año pasado, la caída del consumo fue superior a la del PIB, este año esperamos que el consumo constituya uno de los principales impulsores de la recuperación.