Crecimiento global significativo, pero con riesgos bajistas persistentes

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14 de noviembre de 2018

Ligera revisión a la baja de las previsiones de crecimiento mundial. Esta revisión se sustenta en la suave moderación de los indicadores de actividad global, como el índice de sentimiento empresarial (PMI) compuesto global, que sigue en zona claramente expansiva (por encima de los 50 puntos), aunque volvió a disminuir por tercer mes consecutivo, hasta situarse en los 52,8 puntos en septiembre. Un retroceso que se ha dado tanto para el agregado de economías emergentes como el de avanzadas. El escenario de CaixaBank Research se ha ajustado a esta moderación con una leve revisión a la baja (1 décima) en las cifras de crecimiento global para este año y el próximo, si bien se continúa proyectando un avance en niveles sólidos (3,7% en 2018 y 3,6% en 2019). Del mismo modo, el FMI, en la reciente actualización de su Informe de Perspectivas Globales (World Economic Outlook, en inglés), también redujo sus previsiones de crecimiento mundial (hasta el 3,7% para 2018 y 2019) y mantuvo un balance de riesgos sesgados a la baja. La revisión del Fondo supone, en gran medida, un menor crecimiento previsto entre los emergentes y es el resultado de dos tendencias opuestas: mientras la recuperación del petróleo justifica mejorar las perspectivas de los exportadores energéticos, otros emergentes van a ver penalizado su crecimiento futuro debido a la escalada de tensiones comerciales a nivel mundial (el FMI menciona explícitamente a China e India). Caso aparte son los emergentes que, además de sufrir la combinación de tendencias globales poco propicias (endurecimiento de las condiciones financieras mundiales, tensiones geopolíticas y efectos de la guerra comercial), exhiben debilidades idiosincráticas (por ejemplo, Argentina, Turquía e Irán).

Los riesgos bajistas se mantienen presentes. En el plano comercial, en las últimas semanas, y a pesar del desarrollo positivo que supuso el acuerdo entre EE. UU., México y Canadá para reformar el tratado comercial entre los tres países (NAFTA antes y ahora USMCA), las tensiones comerciales entre EE. UU. y China siguen bien presentes. Aunque no pensamos que el recrudecimiento de las sanciones arancelarias entre ambos países desemboque en una guerra comercial a escala mundial en toda regla, los riesgos han aumentado considerablemente en los últimos meses. En este sentido, las elecciones legislativas midterms estadounidenses (el 6 de noviembre) pueden jugar un papel importante en la evolución de dichas tensiones. Si los republicanos salen reforzados, Trump podría verlo como un respaldo a su política comercial y seguir imponiendo sanciones. Si, por el contrario, los demócratas recuperan la Cámara de los Representantes de manera contundente, el presidente podría optar por recalibrar su política comercial. No en vano, un 56% de los es­­tadounidenses cree que los acuerdos de libre comercio han sido positivos para el país en su conjunto. Aunque este porcentaje es considerablemente menor entre los votantes republicanos (43%), ha tendido a incrementar de manera significativa en los últimos años (según una encuesta del Pew Research Center).

En Europa, los factores geopolíticos dominan el mapa de riesgos. En concreto, en la reunión del Consejo Europeo de mediados de octubre, el Reino Unido y la UE no consiguieron llegar a un acuerdo de salida que permita hacer efectivo, a partir del próximo 29 de marzo, el acuerdo de transición cerrado anteriormente y según el cual el Reino Unido permanecerá en el mercado único y la unión aduanera hasta finales de 2020. Aunque prevemos que, efectivamente, se alcance un acuerdo de salida, es probable que su formalización se retrase más de lo deseado, puesto que el proceso de ratificación del acuerdo en el Reino Unido se estima complicado. Por su parte, Italia ha copado la atención durante estas últimas semanas debido a que su nuevo presupuesto público para 2019 conlleva una desviación significativa del objetivo previamente acordado con Bruselas en mayo (de un déficit del 0,8% del PIB a un 2,4%). Este cambio dificulta la corrección de la elevada deuda pública italiana (superior al 130% del PIB) y está generando tensiones con Bruselas. De hecho, la Comisión Europea ya ha manifestado formalmente el rechazo a esta propuesta, dado que considera que infringe seriamente las normas fiscales de la UE, y ha dado a Italia un plazo de tres semanas (hasta mediados de noviembre) para revisarla.

EUROZONA

En la eurozona, el crecimiento del PIB decepcionó en el 3T 2018 al situarse claramente por debajo de lo esperado por el conjunto de analistas. En concreto, el PIB avanzó un 0,2% intertrimestral en el 3T (1,7% interanual), lo que supone una desaceleración con respecto a la primera mitad del año (en la que avanzó un 0,4% intertrimestral). Entre los países de los que disponemos datos, hubo luces y sombras. En concreto, destacó en positivo Francia, con un crecimiento del 0,4% intertrimestral y del 1,5% interanual en el 3T (0,2% intertrimestral y 1,7% interanual en el 2T 2018). En cambio, Italia decepcionó con un avance intertrimestral nulo y un crecimiento interanual del 0,8% (0,2% intertrimestral y 1,2% interanual en el 2T 2018). Respecto a Alemania, aunque todavía no conocemos los datos del PIB, todo parece indicar que su economía se ha visto lastrada de forma temporal por la nueva normativa sobre vehículos, que entró en vigor el 1 de septiembre y que introduce una regulación más estricta sobre las emisiones contaminantes.

Los primeros indicadores de sentimiento económico apuntan al mantenimiento de un crecimiento más moderado en el último trimestre del año. En particular, el índice PMI compuesto para el conjunto de la eurozona (que mide el sentimiento empresarial) cayó hasta los 52,7 puntos en octubre y, aunque todavía se sitúa en zona expansiva, se trata del menor nivel de los últimos dos años. El descenso estuvo apoyado por la desaceleración (esperada) de las exportaciones, al producirse en un entorno de persistentes tensiones comerciales. Asimismo, la normativa sobre los vehículos también puede haber contribuido a este inferior registro. Por su parte, el índice de la confianza del consumidor repuntó ligeramente en octubre hasta los –2,7 puntos, un registro similar al promedio de 2017 (–2,5 puntos).

ESTADOS UNIDOS

Los datos de crecimiento del 3T corroboran la buena marcha de la economía estadounidense. En concreto, el PIB avanzó un sólido 0,9% intertrimestral (3,0% interanual). El avance ha sorprendido en positivo, en especial ante el ya muy elevado crecimiento del 2T (1,0% intertrimestral). Por componentes de demanda, el fuerte ritmo de crecimiento estuvo apoyado, en buena parte, por el avance del consumo privado, la gran contribución positiva del componente de existencias y del consumo público (ante el mayor gasto público aprobado en febrero en el Congreso americano). Estos elementos compensaron la caída de las exportaciones y de la inversión residencial. Por otro lado, cabe destacar la debilidad de la inversión empresarial, en especial, en equipos, a pesar de que debería haberse visto beneficiada por la nueva fiscalidad (recorte impositivo y mayores incentivos fiscales a la inversión). En este sentido, el paulatino desvanecimiento del estímulo fiscal contribuirá a moderar el crecimiento del PIB en 2019.

Los buenos datos de mercado laboral e inflación no deben llevar a la complacencia. A pesar de la leve moderación en la inflación general de septiembre, tanto la general como la subyacente se mantuvieron en niveles firmes (en el 2,3% y 2,2%, respectivamente). En un entorno de crecimientos notables y con un mercado laboral cercano al pleno empleo (la tasa de paro se situó en el 3,7% en septiembre, el menor nivel desde 1969), los riesgos de sobrecalentamiento no son desdeñables. En este sentido, el escenario de CaixaBank Research prevé que la Reserva Federal siga normalizando su política monetaria para contener estos riesgos con una nueva subida este 2018 y dos más a lo largo de 2019. Ello situaría el tipo de referencia en el intervalo 2,75%-3,00% a finales de 2019.

EMERGENTES

En China se confirma la desaceleración de la economía. En concreto, el PIB de China creció un 6,5% interanual en el 3T y, aunque se trata de un ritmo de crecimiento notable, se sitúa 2 décimas por debajo del avance del trimestre anterior y confirma que el país se está desacelerando. De hecho, el índice de actividad de CaixaBank Research para la economía china sugiere que la ralentización podría ser algo más clara de lo que sugieren los datos oficiales de PIB. De cara a los próximos trimestres, prevemos que la economía asiática continúe desacelerándose, aunque de forma gradual. Por lo tanto, es probable que el Gobierno chino prosiga con algunas de las medidas de estímulo ya implementadas (por ejemplo, reducciones en los requisitos de capital de los bancos).

En Latinoamérica las dos principales economías discurren por caminos distintos. En Brasil, la incertidumbre seguirá pesando sobre el crecimiento económico. La victoria de Bolsonaro puede ofrecer una agenda reformista moderada con la finalidad de corregir el fuerte desequilibrio de las cuentas públicas brasileras, aunque será difícil que se realicen cambios más ambiciosos debido a la fragmentación política en el poder legislativo (véase el Focus «Las finanzas públicas, el talón de Aquiles de la economía brasileña» en este mismo Informe Mensual). Por su parte, en México, el PIB del 3T avanzó un considerable 0,9% intertrimestral (2,6% interanual), dejando atrás algunos trimestres de cierta debilidad ante la incertidumbre política y comercial.

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