El sosiego vuelve a los mercados

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8 de febrero de 2019

La volatilidad disminuye en el inicio del año. Tras un final de 2018 marcado por las pérdidas bursátiles, los primeros compases de 2019 trajeron algo de calma a los mercados financieros, que moderaron su inquietud gracias a las negociaciones para reconducir las tensiones comerciales entre EE. UU. y China, y a las muestras de mayor paciencia por parte de los principales bancos centrales. En concreto, la Fed dio señales de pausar la senda de incrementos de tipos (al menos en los próximos meses, en tanto que evalúa el impacto del endurecimiento monetario realizado hasta la fecha), mientras que el BCE reiteró la intención de mantener unas condiciones financieras acomodaticias en la eurozona. Así, en enero, la estabilidad fue la nota dominante en los mercados de renta fija, donde los tipos de interés soberanos se mantuvieron en cotas moderadas e incluso flexionaron algo a la baja, mientras que en el mercado de divisas se produjo una cierta depreciación del dólar estadounidense. Por otro lado, este sosiego del sentimiento inversor se reflejó positivamente tanto en las bolsas, donde los índices de las principales economías avanzadas y emergentes avanzaron con firmeza, como en los mercados de materias primas, en los que destacó la recuperación del precio del petróleo tras su fuerte caída a finales de 2018.

Las bolsas empiezan el año en positivo. La mejora del sentimiento inversor, junto con la publicación de beneficios empresariales referentes al 4T 2018 razonablemente positivos (especialmente en EE. UU.), auparon al alza y de manera generalizada los principales índices bursátiles internacionales en enero. Así, en EE. UU., el índice S&P 500 avanzó cerca de un 8% en el conjunto del mes, en cambio en los principales parqués de la eurozona las ganancias se situaron alrededor del 6% (Eurostoxx 50 +5,3%, DAX +5,8%, CAC +5,5%, Ibex 35 +6,1% y PSI 20 +8,4%). Las bolsas de las economías emergentes también registraron avances importantes (índice MSCI para el conjunto del bloque +8,7%), especialmente en América Latina (índice MSCI de América Latina +14,9%), donde destacó el auge de la bolsa de Brasil (índice Bovespa +10,8%), pero también en las economías asiáticas (índice MSCI de Asia emergente +7,3%).

El BCE mantendrá unas condiciones financieras acomodaticias. Tras poner fin a las compras netas de activos el pasado diciembre, el BCE mantuvo inalterados los parámetros de su política monetaria en su primera reunión del año y la centró en evaluar el estado del ciclo económico de la eurozona. Ante la persistencia de incertidumbres alrededor de las tensiones geopolíticas globales, las vulnerabilidades en algunas economías emergentes y los repuntes de volatilidad financiera, el BCE señaló que el mapa de riesgos ha empeorado y ha pasado de considerarlo «equilibrado» a «sesgado a la baja». Además, el BCE también se mostró cauto ante unos últimos indicadores de actividad más débiles de lo esperado. Aunque Draghi reiteró que la probabilidad de recesión es baja y que las perspectivas a medio plazo siguen bien respaldadas en la solidez de la demanda doméstica, también señaló que es probable que, a corto plazo, el crecimiento se muestre menos dinámico. Ante esta valoración del escenario, pues, el BCE reiteró la intención de mantener un entorno financiero acomodaticio mediante unos tipos de interés oficiales fijos en sus niveles actuales y la reinversión, por un largo periodo de tiempo, de aquellos activos en balance que vayan venciendo.

La Fed pausa las subidas de tipos. En su primera reunión de 2019, la Fed mantuvo los tipos de interés en el rango 2,25%-2,50%, con una decisión ampliamente esperada tras haber aumentado ya los tipos en 25 p. b. el pasado diciembre. Sin embargo, la reunión no fue de transición y la Fed mandó mensajes importantes de cara a la evolución futura de la política monetaria. En concreto, aunque presentó una valoración positiva del escenario macroeconómico, la Fed puso mayor énfasis en los factores de riesgo bajistas (como la desaceleración del crecimiento global, las tensiones geopolíticas o el endurecimiento de las condiciones financieras), que generan incertidumbre sobre el desempeño de la economía en los próximos trimestres. Así, la Fed señaló que se mostrará paciente de cara a la evolución futura de los tipos de interés y dejó de señalar explícitamente la expectativa de nuevos incrementos.

Los tipos de interés siguen contenidos y las divisas emergentes se recuperan. Los mensajes de paciencia de los bancos centrales marcaron las dinámicas de los mercados de renta fija en enero, y los tipos de interés, tanto de la deuda soberana como de la corporativa, se mantuvieron estables o incluso flexionaron a la baja. En concreto, en EE. UU., los tipos de interés soberanos a 10 años fluctuaron alrededor del 2,70% (más cerca de sus niveles a finales de 2017 que de los máximos de 2018, cuando llegaron a superar el 3,20%), mientras que en la eurozona las primas de riesgo periféricas disminuyeron y el tipo de interés soberano a 10 años de Alemania se situó por debajo del 0,20%. Por su parte, los mercados de divisas también recogieron los mensajes de los bancos centrales y las señales de pausa de la Fed se tradujeron en una apreciación moderada de las principales divisas emergentes frente al dólar estadounidense. En cambio, el euro se mantuvo relativamente estable alrededor de los 1,14 dólares y la libra esterlina fluctuó al son de las votaciones del Parlamento británico sobre el brexit (con tendencia a fortalecerse frente a las principales divisas).

El petróleo se estabiliza. Tras desplomarse más de un 40% en el último trimestre de 2018 (de los cerca de 85 dólares por barril en septiembre a los 50 dólares a mediados de diciembre), en enero el precio del barril de Brent inició una senda de recuperación hasta los 60 dólares. El alza del precio estuvo apoyada por la puesta en marcha de los nuevos recortes a la producción de crudo que la OPEP y sus socios anunciaron a principios de diciembre, así como por la mejora del sentimiento inversor, que también empujó al alza los precios de otras materias primas, como el cobre, otros metales industriales o productos agrícolas.

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