Perspectivas de abastecimiento de gas en Europa: un juego de equilibrios

Los grandes cambios que se están produciendo en 2022 en las relaciones entre bloques están incentivando profundas transformaciones estructurales en ámbitos como la tecnología, la defensa y la política energética. Asimismo, el gas, energía clave en la transición energética, se ha convertido recientemente en arma política, lo que ha dejado en alerta máxima a los numerosos países e industrias dependientes de esta fuente de energía.

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Gas. Foto de David Griffiths en Unsplash
Importaciones de gas: sustitución parcial alcanzada

La UE es un importador neto de gas cuyos principales proveedores han sido históricamente los productores más cercanos en términos geográficos. En 2021, Rusia era el principal proveedor de la UE, con un 40% del total de importaciones de gas natural. Las importaciones desde el norte de Europa (principalmente Noruega) y del norte de África representaban un 30% del total. Por otro lado, las importaciones de gas natural licuado (GNL) desde otros orígenes representaban en 2021 el 30% restante de importaciones.1

La reciente escalada de tensiones con Rusia ha llevado a que las importaciones de gas procedentes de ese país se sitúen en mínimos históricos: en septiembre, las importaciones mensuales desde Rusia se situaron en 2.800 millones de metros cúbicos (bcm, por sus siglas en inglés), una cifra 8,0 bcm inferior a la de septiembre de 2021. Esta caída ha sido compensada con un aumento de las importaciones de GNL, que crecieron 5,8 bcm con respecto a septiembre de 2021, mientras que el resto de las importaciones se mantuvieron estables. En su conjunto, a pesar de la caída interanual del 74% en las importaciones de gas ruso en septiembre, las importaciones totales de gas natural están apenas un 7,4% por debajo del nivel registrado hace un año (véase el primer gráfico).

Sin embargo, a pesar del elevado grado de sustitución que se ha alcanzado en 2022, la capacidad de la UE para importar más GNL a corto plazo está condicionada por diversos factores, como la limitada capacidad de regasificación en el norte de Europa, las deficiencias en la interconexión entre países de la UE (por ejemplo, la baja conectividad con la península ibérica, donde se encuentra cerca del 35% de la capacidad de regasificación de toda la UE), la oferta global limitada de GNL y la reducida cantidad de buques metaneros disponibles para el transporte.

Ante un escenario donde se prevé que las importaciones de gas ruso se mantendrán como mucho en el mínimo histórico actual,2 pero también donde la sustitución de importaciones a corto plazo está cerca de alcanzar su límite, podemos proyectar las perspectivas de abastecimiento de gas en Europa añadiendo al análisis la situación actual de las reservas de gas y el patrón de consumo de gas natural.

  • 1. El origen de este gas varía entre países. Entre los grandes exportadores globales de GNL encontramos a Australia, Qatar, EE. UU. o Nigeria. Por otro lado, la mayoría de los buques metaneros se produce en Corea del Sur.
  • 2. Asumimos que el Nord Stream 1 se mantendrá cerrado y que las importaciones vía los principales gaseoductos alternativos de Rusia hacia Europa, como el Yamal y el Turkstream, se mantendrán al nivel actual, de 2 bcm al mes.
Importaciones de gas europeas según origen y escenario a futuro
Reservas de gas: ¿hasta cuándo nos ayudarán a aguantar?

El nivel de reservas de la UE se ha situado, a cierre de septiembre, en torno al 90%, lo que permite alguna dosis de prudente optimismo. Sin embargo, es importante resaltar que el margen de maniobra real viene dado por la proyección de las reservas restantes al final de la estación fría, y no a su inicio, donde nos encontramos actualmente. Esto se debe a que, durante la estación fría, las importaciones de gas no son suficientes para abastecer la elevada demanda de gas, por lo que se utilizan también las reservas acumuladas durante la estación caliente. Históricamente las reservas de gas alcanzan un máximo entre el 80% y el 95% en octubre y caen hasta entre el 20% y el 50% en marzo, dependiendo principalmente de la severidad del invierno.

¿Hasta dónde caerán las reservas de gas europeas después del invierno teniendo en cuenta el descenso de importaciones rusas? Manteniendo el consumo igual al del año anterior (un máximo reciente) y las demás importaciones en el nivel promedio de 2022 (véase el primer gráfico), se puede constatar que las reservas actuales no serían suficientes para todo el invierno e implicarían racionamientos de energía (línea naranja del segundo gráfico). Además, teniendo en cuenta los límites del lado de la oferta, esta situación aún podría agravarse de cara al invierno de 2023-2024.3 Por lo tanto, para minimizar los riesgos es necesario plantear, tal y como ha hecho la UE, medidas de reducción del consumo.

En lo que sigue, analizamos dos escenarios adicionales partiendo del supuesto de que, sin medidas, el nivel de consumo de gas sería el del promedio de los últimos cinco años (sin 2020). Es una manera de suponer unas condiciones meteorológicas «promedio» y, por lo tanto, no tan extremas como las del año pasado. A partir de aquí, estimamos qué nivel de reducción del consumo o de aumento de importaciones de gas sería necesario para mantener las reservas de gas dentro del rango de seguridad (es decir, cerca de los mínimos históricos de reservas, la parte inferior de la franja gris del segundo gráfico), lo que evitaría problemas graves de suministro o medidas estrictas de racionamiento.

En un escenario conservador donde la UE no lograse aumentar las importaciones de gas, estimamos que sería necesario un recorte del 10% del consumo de gas. Esta es una cifra que parece factible de alcanzar ya este año, dado que, en el 1S 2022, algunos de los mayores consumidores de gas europeos, como Alemania, Países Bajos, Francia o Polonia, han reducido su consumo más de un 5% con respecto al promedio histórico. Además, se sitúa por debajo del 15% de reducción voluntaria de la demanda de gas natural a la que se comprometieron los Estados miembros el pasado julio para el periodo entre agosto de 2022 y marzo de 2023.

Por otro lado, en un escenario más benigno donde las importaciones esperadas de GNL aumentasen un 10%,4 sería suficiente una reducción del consumo del 5% para mantener las reservas europeas de gas dentro del rango de seguridad.

  • 3. El empeoramiento se debería a que la capacidad de rellenar reservas antes del invierno de 2023-2024 será mucho menor: las reservas partirían de mínimos históricos en marzo de 2023 y el volumen de importaciones será más reducido.
  • 4. Aumento del 10% respecto al escenario base (véase el primer gráfico). La capacidad de aumento de importación dependerá de la disponibilidad de GNL en el mercado global, de la instalación de nuevas centrales de almacenamiento y regasificación en Europa y de la continuación, o no, de las importaciones de GNL desde Rusia. En este contexto, los Países Bajos (hub clave de importación de GNL en Europa) tienen dos centrales flotantes instaladas y Alemania prevé la instalación de dos centrales flotantes este 2022 y de tres adicionales para 2023-2024.
Reservas de gas natural de la UE, escenarios
Ajuste del consumo: los deberes van por barrios

Si bien, la situación no será igual para todos los Estados miembros, tal y como se apunta en el análisis desarrollado por McWilliams y Zachmann (2022).5 Los autores analizan las necesidades de ajuste de consumo de gas por país, bajo un escenario más severo que el que realizamos en este artículo (recorte total de importaciones rusas y una menor sustitución por otros proveedores). En general, se estiman mayores necesidades de ajuste de consumo en países con menor facilidad de sustitución de importaciones y mayor dependencia de suministros desde Rusia. En este grupo se incluyen algunos países bálticos y del este europeo, así como Alemania, que podrían tener que enfrentarse a reducciones del consumo muy significativas para mantener un nivel estable de reservas los dos próximos inviernos. Por otro lado, países sin acceso al mar o con reducida capacidad de importación de GNL, como Polonia o Países Bajos, podrían tener que enfrentarse a ajustes de consumo similares a los propuestos por la Comisión Europea. Finalmente, los países históricamente menos dependientes del gas ruso y con mayor capacidad de importación de GNL, entre los cuales se encuentran Francia, Italia, España y Portugal, se encontrarían en una situación más holgada de cara a los próximos inviernos sin necesidad de ajustes de consumo, aunque, eso sí, con precios históricamente elevados.

Hace algunos meses, el primer ministro saliente de Italia y expresidente del BCE, Mario Draghi, preguntó de manera retórica a sus compatriotas si preferían «el aire condicionado o la paz» en Europa. Queda claro que, aunque el esfuerzo será asimétrico, en tiempos de guerra los europeos tendrán que utilizar la calefacción como arma de defensa.

  • 5. Véase McWilliams, Zachmann (2022). «European Union demand reduction needs to cope with Russian gas cuts». Bruegel Blog, 7 de julio. En su análisis, los autores trabajan con un escenario más pesimista que el que manejamos en este artículo: (i) asume una caída del 100% en importaciones rusas frente al 75% de nuestro escenario (debido a Turkstream y Yamal), (ii) asumen un flujo de importaciones no rusas un 19% inferior al de nuestro escenario y (iii) estima un nivel de reservas para el mes de septiembre del 70% (vs. el 90% efectivamente alcanzado).
Ajuste de consumo de gas natural observado y requerido