La inflación general del conjunto de la eurozona cayó hasta el 6,9% interanual en marzo (-1,6 p. p. respecto a febrero y -3,7 p. p. respecto al pico de otoño de 2022). El dato se emplazó dentro del rango que esperábamos, tanto desde CaixaBank Research como entre el consenso de analistas, y reflejó, en buena medida, un efecto base. Mientras que el mes pasado la variación interanual todavía comparaba precios posguerra en Ucrania con precios preguerra, el dato de marzo es el primero en el que la comparación ya no está tan distorsionada por el conflicto bélico (en marzo de 2022 la inflación ya se había visto sacudida por el estallido de la guerra en Ucrania, con un abrupto +2,4% intermensual en el índice general y un repunte mensual de los precios energéticos superior al 12%). Con todo, la inflación núcleo (que excluye energía y todos los alimentos) ganó inercia hasta el 5,7% (+0,1 p. p. respecto a febrero) y da apoyo a que el BCE pueda subir todavía algo más los tipos de interés en las siguientes reuniones (siempre que no aparezcan nubarrones que oscurezcan las perspectivas para la actividad económica).
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La economía de la eurozona sigue ejerciendo una presión de fondo para que el BCE continúe subiendo tipos: los últimos datos muestran una mayor inercia de la inflación subyacente y una actividad económica que se enfría menos de lo esperado. Por otro lado, el BCE debe tener en cuenta que el endurecimiento monetario realizado hasta la fecha ha sido notable pero que sus efectos tardan en filtrarse al conjunto de la economía. A ello, se le suma la incertidumbre generada por las turbulencias financieras de marzo (con la caída de SVB y la absorción de Credit Suisse por parte de UBS), un aviso de que el endurecimiento de la política monetaria tiene efectos reales y que puede destapar bolsas financieras de fragilidad. Con todos estos ingredientes, pensamos que el BCE optará por un incremento de tipos de 25 p. b. en la reunión de la semana que viene: reducir el ritmo de incrementos de 50 p. b. a 25 p. b. es un compromiso entre la mencionada presión de fondo y la necesidad de cautela ante un entorno especialmente incierto.
El crecimiento del PIB de la eurozona en el 1T 2023 se ha comportado mejor de lo que anticipábamos (0,1% intertrimestral, frente a la modesta caída prevista), si bien ya veníamos advirtiendo que los indicadores mensuales apuntaban en esta dirección. Este buen resultado acusa, sobre todo, el renovado dinamismo de Italia y España (0,5% intertrimestral); mientras que Francia anota un avance más modesto (0,2%) al tiempo que Alemania se estanca (0,0%). Habría que señalar que el resultado para el agregado de la eurozona se ha vuelto a ver afectado por la tremenda volatilidad de los datos de Irlanda: con una caída del 2,7%, resta más de 0,1 p. p. al crecimiento de la eurozona.
La inflación general del conjunto de la eurozona (IPCA) aumentó hasta el 7,0% interanual en abril (+0,1 p. p. respecto a marzo), mientras que la inflación núcleo (que excluye energía y todos los alimentos) se moderó levemente hasta el 5,6% (–0,1 p. p. respecto a marzo). Los datos fueron acordes con lo esperado y no provocaron movimientos destacables unos mercados financieros que, a dos días de la reunión del BCE, cotizan un incremento de +25 p. b. en los tipos oficiales este mayo.
La inflación general del conjunto de la eurozona (IPCA) disminuyó hasta el 6,1% interanual en mayo (-0,9 p. p. respecto a abril), el nivel más bajo desde febrero de 2022. También se moderó la inflación núcleo (que excluye energía y todos los alimentos), hasta el 5,3% (-0,3 p. p. respecto a abril y segundo mes consecutivo a la baja). Por primera vez desde que la inflación tocó el techo del 10,6% en octubre de 2022, en mayo todos los componentes agregados del IPCA, disponibles en la publicación inicial, vieron una desaceleración de sus precios. Especialmente destacable fue la desaceleración de los servicios (-0,2 p. p., hasta el 5,0% interanual), que registra el primer movimiento a la baja desde otoño de 2022 y da indicios de moderación en las presiones domésticas en los precios. La corrección de la inflación en mayo, generalizada y significativa, dará aire al BCE de cara a las próximas reuniones (esperamos un incremento de 25 p. b. y un mensaje de que los tipos están cerca de alcanzar un nivel suficientemente restrictivo).
La inflación general del conjunto de la eurozona disminuyó hasta el 5,5% interanual en junio (–0,6 p. p. respecto a mayo), mientras que, tras dos meses de moderación, la inflación núcleo (que excluye energía y todos los alimentos) repuntó 1 décima hasta el 5,4% interanual. Los datos se situaron razonablemente en línea con lo proyectado por el consenso de analistas, que según Bloomberg esperaba un 5,6% en la inflación general y un 5,5% en la núcleo (es decir, 1 décima más de lo finalmente observado). Si bien el alza de la inflación núcleo podría ser llamativa, era un movimiento que ya se venía anticipando por la presencia de efectos base en Alemania, y que debería ser puntual y deshacerse en los próximos meses. Por componentes, el descenso de la inflación volvió a ser generalizado (con la excepción de los servicios).
La eurozona ha logrado evitar una recesión hasta el momento, al crecer un 0,3% en el 2T 2023, con respecto al trimestre anterior, mientras el crecimiento del 1T se ha revisado al alza, del -0,1% al 0,0%. Asimismo, el único trimestre en negativo desde el estallido de la guerra en Ucrania fue el 4T 2022, en medio a la crisis energética europea, con una caída intertrimestral del PIB del 0,1%. El resultado del 2T se explica en gran medida por el buen desempeño de Francia (creció un 0,5% intertrimestral vs. 0,1% anterior) y de España, que logra mantener ritmos de crecimiento bastante elevados (0,4% vs. 0,5% anterior). Por su parte, Alemania sigue mostrando una significativa debilidad y su PIB se estancó en el 2T tras dos trimestres consecutivos de contracción (-0,1% en el 2T, revisado al alza, y -0,4% en el 4T 2022). Por su parte, Italia se contrajo en el 2T, tras un extraordinario 1T 2023 (-0,3% vs. +0,6%).
La inflación general del conjunto de la eurozona (IPCA) se mantuvo estable en el 5,3% interanual en agosto, mientras que la inflación núcleo (que excluye energía y todos los alimentos) disminuyó hasta el 5,3% interanual. Por componentes, se vio una desaceleración prácticamente general en la inflación, tanto entre los alimentos (procesados del 11,3% al 10,4%, y no procesados del 9,2% al 7,8%) como en los bienes industriales (del 5,0% al 4,8%) y los servicios (del 5,6% al 5,5%). Así, fue la menor caída de los precios energéticos (-3,3% interanual en agosto vs. -6,1% en julio) la que pausó el descenso de la inflación general. En vista de que la energía debe seguir restando a la inflación en los próximos meses, la composición del dato de agosto refuerza un escenario para la eurozona de desinflación gradual pero sostenida, con lo que el dato no debería modificar significativamente los planes del BCE para su próxima reunión de septiembre.
La inflación general del conjunto de la eurozona (IPCA) disminuyó hasta el 4,3% interanual en septiembre, mientras que la inflación núcleo (que excluye energía y todos los alimentos) se desaceleró hasta el 4,5% interanual (-0,8 p. p. respecto a agosto). El escalón que ha bajado la inflación en septiembre es notable (-0,9 p. p. respecto a agosto, el mayor descenso desde mayo) y refleja, en parte, la desaparición de efectos base que operaron en verano (subsidios al transporte en verano de 2022 y efectos del reajuste de pesos de la cesta en 2023). Los datos fueron algo mejores a lo proyectado por el consenso de analistas y refuerzan nuestras perspectivas para el BCE en los próximos meses (no volver a subir tipos, sino mantenerlos en los niveles actuales, claramente restrictivos, por un buen tiempo y facilitar así el enfriamiento de la economía necesario para que la inflación termine de bajar al objetivo del 2%).
La inflación de la eurozona anotó un descenso notable en noviembre, con una disminución de la general hasta el 2,4% interanual y de la núcleo hasta el 3,6% (mínimos desde verano de 2021 y primavera de 2022, respectivamente). Los datos fueron positivos tanto en su desglose por componentes como entre los principales países. Especialmente destacable fue la moderación de la inflación de los servicios (4,0% interanual, bajando 0,6 p. p. respecto a octubre) y de los bienes energéticos no industriales (2,9%, el dato más bajo desde finales de 2021), mientras que, por países, hubo un nuevo descenso generalizado de la inflación general y de las presiones de precios subyacentes. Con todo, y más allá de lo llamativa que es una inflación por debajo del 2,5% y, por lo tanto, aparentemente cerca del objetivo del 2% del BCE, los niveles de la inflación núcleo remarcan que todavía queda trabajo por hacer para doblegar la inflación en el 2% de manera sostenida. Así, nuestra visión es que el BCE insistirá en su estrategia de high for longer: no volver a subir tipos, sino mantenerlos en los niveles actuales, claramente restrictivos, por un buen tiempo y mantener así el enfriamiento de la economía necesario para que la inflación termine de bajar al objetivo del 2%.
La inflación general del conjunto de la eurozona se situó en el 2,9% interanual en diciembre (+0,5 p. p. respecto a noviembre), mientras que la inflación núcleo (que excluye energía y todos los alimentos) se moderó hasta el 3,4% interanual (–0,2 p. p. respecto a noviembre). Los datos fueron acordes con lo proyectado por el consenso de analistas, y el desglose por componentes empezó a anticipar algunas de las dinámicas que conducirán la inflación en 2024, dejando atrás la rápida disminución alcanzada en 2023 (–6,3 p. p., tras partir de un 9,2% en diciembre de 2022) para atacar una corrección final hasta el 2% que se prevé más gradual.
Entre las grandes economías, destaca negativamente Alemania, con un PIB que cayó en el 4T un 0,3% intertrimestral, tras permanecer estancado los dos trimestres previos, lo que deja la media de 2023 en un –0,1% (+1,9% en 2022). En el lado opuesto tenemos a Italia, que creció un 0,2% intertrimestral, tras el 0,1% anterior, y que sitúa el crecimiento en 2023 en el 0,7% (3,9% en 2022); y, sobre todo, España, que ha sorprendido con un robusto 0,6% intertrimestral en el 4T que impulsa el balance del año hasta el 2,5%.
La inflación general de la eurozona disminuyó hasta el 2,8% interanual en enero, mientras que la núcleo bajó al 3,3%. El descenso, de 0,1 p. p. en ambos casos, fue marginalmente más leve de lo proyectado por el consenso de analistas. En el desglose por componentes, destaca la desaceleración en la inflación de los bienes industriales no energéticos hasta el 2,0%, mientras que los servicios se mantuvieron estables en el 4,0% y los alimentos continuaron con dinámicas mixtas. En conjunto, el dato respalda un reajuste gradual de la política monetaria del BCE, con la fuerte desinflación conseguida en 2023 abriendo la puerta a recortes de tipos, pero con una cierta resistencia de los precios más inerciales que da motivos al BCE para preparar estas bajadas de tipos con más paciencia y cautela de lo que cotizan los mercados financieros.
La inflación general de la eurozona disminuyó hasta el 2,6% interanual en febrero y la núcleo se moderó hasta el 3,1%. Este descenso de la inflación fue algo más suave de lo esperado por el consenso de analistas y es acorde con la visión de que la «última milla de desinflación» hasta el 2% será más gradual. Ello favorece un BCE paciente y cauto en su reunión de política monetaria del jueves 7 de marzo.
En marzo, la inflación general de la eurozona disminuyó hasta el 2,4% interanual y la núcleo bajó hasta el 2,9%. Los datos fueron algo mejores de lo esperado por el consenso de analistas, especialmente a la luz de un efecto de calendario de las vacaciones de Pascua que presiona puntualmente al alza la inflación en marzo. Por componentes, destacó la estabilidad de los servicios en el 4,0% (componente más sensible al efecto calendario de Pascua) y la fuerte desinflación de bienes y alimentos, mientras que los efectos base negativos de la energía prácticamente ya se han desvanecido. Con todo ello, los datos son acordes con una inflación que se acerca al 2% de manera gradual y, en un contexto de solidez en el mercado laboral, nuestra visión es que el BCE querrá esperar a junio para empezar a recortar tipos.
El PIB de la eurozona creció un 0,3% intertrimestral en el 1T 2024, mientras que la inflación general se mantuvo estable en el 2,4% en abril de 2024 y la núcleo descendió 2 décimas hasta el 2,7%. Los datos publicados hoy son acordes con una inflación que se acerca cada vez más al 2%, con un descenso más progresivo pero también positivo de las presiones subyacentes, y en un contexto de actividad que viene de unos trimestres frágiles pero empieza a dar indicios de recuperación. Así, estas cifras refuerzan nuestra expectativa de que el BCE realice un primer recorte de 25 p. b. en sus tipos de interés el próximo 6 de junio.
En mayo, la inflación de la eurozona aumentó 0,2 p. p. hasta el 2,6% interanual (IPCA general) y el 2,9% (IPCA núcleo). El incremento era esperado, tanto por el desvanecimiento de la desinflación energética como por el fin de los efectos de calendario de Semana Santa, y no comprometerá la expectativa de un primer recorte de tipos del BCE el próximo 6 de junio.
La inflación general de la eurozona disminuyó 0,1 p. p. hasta el 2,5% interanual en junio, mientras que la núcleo se mantuvo estable en el 2,9%. Los datos fueron acordes con lo esperado y los mercados financieros reforzaron sus expectativas para la senda de tipos del BCE (sin cambios en julio, con más de un 90% de probabilidad según las cotizaciones de hoy, pero con un nuevo recorte en septiembre y otro en diciembre).
El PIB de la eurozona se situó en el 0,3% intertrimestral en el 2T 2024, igualando al alcanzado el trimestre anterior, impulsado por el crecimiento de las principales economías de la región a excepción de Alemania. Respecto a la inflación, se produjo un ligero incremento prácticamente en todas las grandes economías: en Alemania y en Francia, pasó del 2,5% en junio al 2,6% en julio, en ambos países; y en Italia, del 0,9% al 1,7%.
La inflación general de la eurozona disminuyó hasta el 1,8% interanual en septiembre, por debajo del objetivo del 2% del BCE por primera vez desde junio de 2021. Buena parte del descenso se explica por una caída de los precios energéticos, mientras que la inflación núcleo (2,7%) baja más lentamente por la inercia de los servicios. El dato ha reforzado las expectativas de política monetaria de los mercados financieros, que hoy cotizan con más de un 90% de probabilidad un recorte de 25 p. b. en los tipos de interés del BCE el próximo 17 de octubre.