La irrupción de la pandemia a principios de 2020 ha tenido repercusiones sin precedentes en muchos ámbitos de la economía. Uno de ellos ha sido el consumo de los hogares, principal componente del PIB y tradicionalmente considerado un indicador de la salud de la economía y del bienestar de la sociedad. A causa de las restricciones a la actividad y a la movilidad durante la crisis sanitaria provocada por la COVID-19, el desplome del consumo fue mucho mayor al acontecido durante crisis anteriores. La parte positiva es que, con el levantamiento de las restricciones, el consumo en España ha rebotado en 2021 de forma más acusada que en el pasado. De hecho, en octubre el monitor de consumo elaborado por CaixaBank Research con datos internos ya se situaba un 13% por encima del mismo mes de 2019.
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La crisis de la COVID-19 está castigando la compraventa de viviendas. Una vez superado el desplome que sufrieron las transacciones durante el confinamiento, la evolución de la demanda dependerá en gran medida de la recuperación del mercado laboral y del turismo internacional en los próximos meses. Nuestro escenario de previsiones contempla una recuperación gradual de la demanda, si bien en 2021 todavía no se registrarán el más de medio millón de transacciones de 2019.
La COVID-19 está teniendo un fuerte impacto sobre la actividad económica de España y, en particular, sobre el sector turístico. En CaixaBank Research esperamos que el PIB retroceda entre un 13% y un 15% en 2020, y que no recupere los niveles precrisis hasta el año 2023. En lo que respecta al sector turístico, las perspectivas son incluso más adversas para el año 2020, al ser uno de los sectores más afectados por la pandemia.
Históricamente, y por lo general, los aumentos (o caídas) del consumo van de la mano de mayores aumentos (o caídas) de los préstamos al consumo. Esta relación es especialmente estrecha en el caso de los bienes duraderos, que son los que más se financian dado que suelen ser gastos de mayor envergadura.
Tras el intenso proceso de recuperación que experimentó el sector turístico el verano pasado, los indicadores de actividad turística publicados hasta el mes de diciembre no mostraban señal de agotamiento.
El mercado residencial español se ha resentido de la caída de la demanda extranjera durante la pandemia, en especial en las las zonas más turísticas del arco mediterráneo y los archipiélagos. Si bien los precios de la vivienda en los municipios más turísticos han sufrido una desaceleración marcada, el ajuste fue muy moderado hasta el 1T 2021 y las perspectivas de cara a los próximos trimestres son positivas.
La plena recuperación del gasto turístico internacional en España esconde cambios importantes en la estructura de la demanda por regiones de procedencia. Utilizando datos de pagos con tarjetas extranjeras en los TPV de CaixaBank, debidamente agregados y anonimizados, observamos que Europa Occidental sigue siendo el principal emisor de turistas, y que América del Norte y Latinoamérica incrementaron de forma notable su peso sobre el gasto extranjero. En contraste, la recuperación del turismo de Oriente Próximo y Asia y Oceanía ha sido más dispar, afectada por factores geopolíticos y económicos. En conjunto, unas perspectivas de crecimiento estables pero robustas en 2024-2025 apuntan a que la evolución del turismo internacional en España seguirá siendo positiva.
2020 pasará a la historia como el año de la COVID, pero también se recordará que, en un contexto durísimo, la respuesta de la cadena alimentaria fue extraordinaria y garantizó el suministro de forma ininterrumpida a todos los hogares españoles. Un año y medio después, el sector primario sigue mostrando un notable dinamismo, aunque ha dejado atrás el excepcional ritmo de crecimiento que registró durante los meses más críticos de la pandemia.
La situación sanitaria y los confinamientos hicieron de 2020 un annus horribilis para el sector turístico portugués: los beneficios totales generados en los establecimientos de alojamiento turístico registraron una caída de casi 3.000 millones de euros y el número total de huéspedes se redujo un 61%.
El conflicto de Ucrania no es más que el canario en la mina del aumento de la inestabilidad en el escenario geopolítico que cabe esperar para los próximos años, cuyo máximo exponente será la rivalidad entre China y EE. UU.