A pesar del deterioro inusitado de la economía que ha provocado la COVID-19, el coste de financiación de la deuda pública se encuentra en mínimos prácticamente nunca vistos. ¿Hasta qué punto pueden explicar los fundamentos macroeconómicos estos niveles de los tipos de interés?
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Mientras nosotros cambiamos de fases para desescalar el confinamiento, la UE también ha puesto encima de la mesa un cambio de fase pero, en su caso, para escalar en el proceso de construcción europea. De hecho, el plan de recuperación propuesto por la Comisión Europea, que se podría decir que pone los cimientos de una unión fiscal, es más que un cambio de fase y supone un verdadero salto cuántico, un momento excepcional en la historia de la Unión.
El punto de partida de cara al próximo año es una economía mundial que recupera buena parte del crecimiento perdido durante la pandemia, gracias al éxito de las vacunas y a una extraordinaria reactivación de la demanda de bienes duraderos que no ha podido ser respondida por la oferta, que crea cuellos de botella que han terminado distorsionando las cadenas de valor y que provoca un inesperado repunte en la inflación.
China va un trimestre por delante que el resto de países, al ser el primero en haber sufrido la COVID-19 y en haber contenido la epidemia. Calibrar la velocidad de su recuperación nos puede dar pistas sobre cómo evolucionarán las economías avanzadas en los próximos meses.
El turismo será, inevitablemente, uno de los sectores más afectados por la pandemia del nuevo coronavirus, dado que la rápida propagación de la enfermedad a escala mundial ha obligado a adoptar medidas extraordinarias de restricción a la movilidad por parte de los gobiernos en todo el mundo. ¿Cómo ha impactado la COVID-19 en el sector turístico en Portugal?
Prudencia. Los economistas solemos equivocarnos en momentos como el actual. Al inicio de una recesión nos cuesta anticipar el cambio de tendencia y a menudo somos demasiado optimistas. En cambio, cuando se empieza a encauzar la recuperación solemos ser demasiado cenizos.
Controlar el virus, estimular la demanda a corto plazo, mejorar el potencial de crecimiento económico, pensar en la sostenibilidad fiscal a medio plazo e impulsar el proyecto europeo son cinco ámbitos esenciales para mitigar los efectos de la crisis e intentar superarla cuanto antes.
Aunque la caída de la actividad ha sido fuerte, el impacto de la COVID-19 en el mercado laboral portugués está siendo más contenido por el momento, gracias al ajuste temporal del empleo y al teletrabajo.
Gracias a un éxito rotundo en la lucha contra la COVID-19, China espera ver crecer su economía un 2,0% en este año de la pandemia, lo que la convierte en la única gran economía que acabará 2020 en positivo. El futuro no está escrito, pero en 2020 China ha dado pasos significativos para volver a ser la primera economía mundial, como fue norma en el pasado.
Vivimos circunstancias verdaderamente extraordinarias. La lucha por contener la epidemia ha provocado un parón sin precedentes de gran parte de la economía en más de medio mundo. Ante esta situación, el objetivo de la política económica debe ser doble: apoyar la gestión sanitaria movilizando todos los recursos que sean necesarios y evitar que lo que en principio es un choque transitorio acabe derivando en una contracción duradera de la actividad económica.
Los programas de ajuste temporal del empleo, entre los que se encuentran los ERTE en España, están siendo usados de forma generalizada en toda Europa para amortiguar el impacto de la COVID-19 en el mercado laboral.
Algunos sectores han sufrido un impacto enorme por la pandemia, mientras que otros han podido seguir creciendo. En este artículo analizaremos la situación de los que se sitúan entre un extremo y el otro.
A finales de diciembre, las autoridades chinas detectaron la existencia de un nuevo coronavirus (el llamado COVID-19) en la ciudad de Wuhan. En enero, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó una emergencia sanitaria global y los mercados financieros se vieron sacudidos por el temor a que se cobre un importante coste económico. ¿Hasta qué punto debemos preocuparnos por el impacto económico del virus?
La pandemia de la COVID-19 se ha dejado notar en el mercado inmobiliario portugués en la reducción de las compraventas y la desaceleración de los precios. Todo apunta a que, en los próximos trimestres, el mercado inmobiliario seguirá sufriendo una corrección como consecuencia de la incertidumbre del entorno, la caída de ingresos por parte de las familias, menores compras por parte de los extranjeros y la menor inversión en negocios de alojamiento.