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Tras crecer un promedio del 3,0% en 2017-2018, la economía lusa ha moderado su crecimiento hasta cotas en torno al 2,0%, en 2019. La entrada en una fase más madura del ciclo y el desvanecimiento de factores de apoyo temporales que impulsaron el crecimiento en los últimos años son los principales causantes de una expansión más moderada. Aun así, este ritmo es suficiente para afianzar la recuperación de la convergencia de Portugal con el resto de la eurozona sin generar desequilibrios macrofinancieros.
Destaca el buen comportamiento de los indicadores relativos al consumo, en particular las ventas de automóviles y el tráfico aéreo, lo que sugiere que el turismo sigue siendo un importante motor de actividad. Asimismo, los indicadores de confianza muestran una tendencia positiva en todos los sectores, a excepción de la construcción.
Los datos preliminares del PIB publicados por el INE indican una notable aceleración del crecimiento en el último trimestre de 2023, con un avance del 0,8% intertrimestral y del 2,2% interanual en el 4T 2023.
La prima de riesgo de la deuda portuguesa se ha reducido de forma notable en los últimos 18 meses y se ha mantenido claramente por debajo de la italiana y la española. ¿Qué explica esta dinámica?
La región de la Gran Lisboa concentró el 18% de todas las compraventas de vivienda realizadas en Portugal en 2023. Un 23% de las transacciones las hicieron compradores con domicilio fiscal fuera de Portugal y de la UE.
La riqueza de las familias portuguesas ha aumentado en los últimos años y no muestra diferencias significativas en su distribución por nivel de riqueza o situación laboral respecto a la eurozona. Sin embargo, la proporción de pasivos asumidos por la mitad de la población con menos riqueza es relativamente mayor.