Buenas perspectivas de cara a 2018

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12 de enero de 2018

Mejora del momentum económico global en el 4T 2017, y 2018 empieza con buen pie. En general, en el tramo final de 2017 los datos económicos globales han sorprendido al alza y avalan el escenario de CaixaBank Research, que prevé cierta continuidad en la aceleración del crecimiento mundial: del 3,2% de 2016 al 3,6% en 2017, y hasta el 3,8% en 2018. En particular, el índice de sentimiento empresarial (PMI) compuesto mundial (que incluye tanto los sectores manufactureros como los de servicios) se situó en los 54,0 puntos para el promedio de octubre y noviembre, en una cómoda zona expansiva y claramente por encima de los 51,9 puntos que se registraron, de media, en 2016. A nivel sectorial, destaca que el índice manufacturero alcanzó en noviembre el nivel máximo desde marzo de 2011, mientras que el de servicios continuó apuntando a avances notables de la actividad.

Sin embargo, los riesgos de carácter macrofinanciero pueden empañar las buenas perspectivas. Más allá de los frentes abiertos a nivel geopolítico, político y comercial que se mencionaban en estas mismas páginas del Informe Mensual del mes pasado, los riesgos de naturaleza macrofinanciera se mantienen a la orden del día. En particular, se teme que el proceso de normalización monetaria que previsiblemente seguirá llevando a cabo la Fed tenga un mayor impacto de lo previsto en el crecimiento mundial, especialmente dados el elevado nivel de deuda global, que ha seguido creciendo en los últimos años, y los altos niveles bursátiles de algunos países. Este escenario podría darse, por ejemplo, si se producen sorpresas al alza en la inflación estadounidense que fuercen a la Fed a subir tipos más rápido de lo previsto. Algo que no se puede descartar, concretamente porque el crecimiento global se adentrará en la fase madura del ciclo en los próximos años (para más detalle, véase el artículo «Riesgos macrofinancieros globales» del Dossier en el IM12/17).

ESTADOS UNIDOS

Buenas perspectivas para 2018. A lo largo de 2017, los analistas de la economía estadounidense hemos ido mejorando las perspectivas de crecimiento del PIB para 2018, alentados por el sólido crecimiento económico y, más recientemente, por la aprobación de la reforma impositiva. En este sentido, a mediados de diciembre, la Cámara de los Representantes y el Senado finalmente acordaron la reforma tributaria. Esta incluye, entre otros muchos elementos, una rebaja del impuesto de sociedades del 35% al 21% y del tipo individual máximo del 39,6% al 37%. En general, se estima que dicha reforma impulsará moderadamente el crecimiento en 2018 y 2019, alrededor de 0,2 p. p. Sin embargo, existe mucha incertidumbre alrededor de estas estimaciones, en parte porque la economía estadounidense se encuentra en una fase muy avanzada del ciclo económico, lo que puede limitar el efecto en crecimiento y, por el contrario, puede presionar la inflación más al alza de lo esperado.

Ritmo de actividad sostenido en el 4T. Los indicadores de actividad del 4T más recientes siguen apuntando a un crecimiento sólido y en consonancia con el del 3T. En particular, el modelo de previsión de la Reserva Federal de Atlanta (el GDPNow) apunta a un avance intertrimestral del 0,8%, igualando el del trimestre anterior. En el plano laboral, en noviembre se crearon 228.000 puestos de trabajo, una cifra significativa, en especial dada la cercanía de la economía al pleno empleo. En este sentido, la tasa de paro se mantuvo en cotas muy bajas, en el 4,1%, y la tasa de paro ampliada (la U6, que tiene en cuenta, entre otros, a personas desanimadas y a las que trabajan a tiempo parcial, pero querrían hacerlo a tiempo completo) se situó en el 8,0%, en línea con los niveles precrisis.

Pero la inflación se mantiene comedida a pesar del sólido crecimiento. Así, la inflación general se situó en el 2,2% en noviembre, 2 décimas por encima del registro de octubre, pero la subyacente, menos sujeta a los vaivenes del precio de la energía y de los alimentos, se emplazó en el 1,7%, 1 décima por debajo del dato del mes anterior. Del mismo modo, el índice de precios del gasto en consumo personal, el índice de referencia de la Fed, se situó en el 1,6% en octubre, claramente por debajo del objetivo de la institución monetaria (del 2%). Con todo, de cara a los próximos meses, las previsiones de CaixaBank Research apuntan a una recuperación de la inflación hacia cotas ligeramente por encima del 2% a finales de 2018, ante la madurez del ciclo económico de EE. UU. y la desaparición de distintos elementos transitorios que la empujaron a la baja a mediados de 2017.

La Fed refuerza la confianza en la economía. En diciembre, ante los fuertes registros del mercado laboral y la recuperación prevista de la inflación, la Fed decidió subir el tipo de referencia en 25 p. b. hasta el intervalo 1,25%-1,50%, tal y como había anticipado en las reuniones anteriores. Además, la institución presentó sus nuevas previsiones macroeconómicas en las que apunta a un crecimiento para 2018 por encima del potencial del país, y de acuerdo con las estimaciones de CaixaBank Research, que sitúan el cómputo anual en el 2,4% (frente a un potencial del 2%).

RESTO DEL MUNDO

En Japón, los indicadores de actividad del 4T siguen apuntando a avances significativos. Así, en el 4T, el indicador de sentimiento empresarial (Tankan) para las grandes empresas manufactureras aumentó hasta situarse en su máximo nivel desde diciembre de 2006 (25 puntos), y el de grandes empresas de servicios se mantuvo estable y en cotas elevadas. También el índice de sentimiento del consumidor se mantuvo en niveles altos en el mes de noviembre.

En China, los indicadores de actividad mantienen un buen tono, aunque se empieza a notar el sesgo restrictivo del Gobierno. Así, las ventas minoristas y el sector exterior fueron las notas más positivas de noviembre en el mayor de los emergentes. En particular, las ventas al detalle avanzaron un 10,2% interanual, apoyadas por el éxito del Día de los Solteros celebrado el 11 de noviembre. En el plano exterior, las exportaciones (en términos nominales y en dólares) crecieron un considerable 12,3% interanual y las importaciones un 17,7%. Por su parte, la producción industrial creció un 6,1% interanual, un dato positivo pero claramente inferior al promedio de los 10 primeros meses del año (6,7%), ya que se vio lastrada por las importantes medidas contra la contaminación en las industrias del norte del país. En este entorno, el Politburó del Partido Comunista ha definido en su reunión de diciembre las tres prioridades en materia económica para 2018: mitigar los riesgos financieros, reducir la pobreza y luchar contra la contaminación. Ello hace pensar que, de cara a los próximos meses, las enérgicas medidas medioambientales tendrán continuidad y se reducirán los estímulos económicos. El mayor sesgo restrictivo, por tanto, podría pesar sobre el crecimiento económico, aunque prevemos que de forma moderada.

Brasil, la primera economía latinoamericana, sigue recuperándose, pero a un ritmo muy lento, ante la débil evolución de la inversión y el consumo público. En particular, en el 3T, el PIB creció un 1,4% interanual. Aunque se trata de una tasa superior al 0,4% del 2T, el PIB brasileño todavía se sitúa un 5,5% por debajo de los niveles de finales de 2014, antes del fuerte periodo recesivo. Las perspectivas inmediatas son de continuidad de la recuperación, aunque la situación política (se está en el final de la legislatura) y la incertidumbre sobre las importantes elecciones probablemente diferirán decisiones de gasto e inversión, lo que mantendrá el crecimiento en cotas relativamente bajas.

El crecimiento de Turquía rompe cualquier pronóstico. En el 3T 2017 el PIB turco creció un 11,1% interanual (5,4% interanual en el 2T). A pesar de que se trata de una cifra afectada al alza por un efecto de base (en el 3T 2016 se registró una caída del PIB significativa tras el intento del golpe de Estado), el dinamismo ha sido indudablemente superior a lo previsto. En este sentido, y aunque la tasa de avance interanual se desacelerará en el 4T, el año 2017 será probablemente el más dinámico de los últimos cuatro años. Con todo, las perspectivas para 2018 apuntan a una clara moderación del crecimiento debido a que se están acumulando desequilibrios macroeconómicos importantes. Así, la inflación se situó en noviembre en un elevado 13% (máximo histórico de la serie), mientras que el saldo por cuenta corriente se situó, en el 3T, en el –4,7% del PIB (frente al –3,7% de finales de 2016).

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