La economía española asienta su aterrizaje suave

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12 de abril de 2019

La economía española empezó 2019 con buen tono. Según la última estimación del INE, el crecimiento del PIB del 4T 2018 fue algo inferior al inicialmente estimado (del 0,6% intertrimestral, en lugar del 0,7% publicado en primera instancia). No obstante, el INE también revisó las estimaciones del crecimiento para la primera mitad de 2018, en este caso al alza, de modo que en el conjunto de 2018 finalmente se estima que el PIB creció un 2,6% (anteriormente un 2,5%). Además, los distintos indicadores relativos a los primeros meses de 2019 han mostrado un tono generalmente positivo. En particular, en febrero, el índice de sentimiento empresarial (PMI) del sector servicios se emplazó en los 54,5 puntos, claramente por encima de los 50 que delimitan la zona expansiva y en una cota que sugiere que el sector mantiene el dinamismo de los últimos meses. Aunque ello estuvo en claro contraste con el sector manufacturero, que, según refleja su índice PMI (49,9 puntos en febrero), sigue atravesando un momento difícil, la producción industrial rebotó en enero (+2,4% interanual) tras las caídas sufridas a finales de 2018. Asimismo, por el lado del consumo, las ventas minoristas crecieron un 1,2% en febrero (0,3 p. p. por encima del registro de enero y en cotas claramente superiores al promedio del 0,7% de 2018) y sugieren que el consumo privado mantuvo una buena evolución en el tramo inicial del año.

El crecimiento del 1T 2019 podría acercarse al 0,6% según nuestro modelo de previsión del PIB a corto plazo (Nowcasting). Como se acaba de comentar, el balance de los indicadores de actividad a lo largo del mes fue positivo y el buen comportamiento de los indicadores del mercado laboral y del sector servicios más que compensó la debilidad mostrada por los sectores manufacturero y exterior. Este contraste, tanto entre el sector servicios y el manufacturero como entre la demanda doméstica y el sector exterior, es una pauta similar a la observada en los últimos meses y refleja el lastre que acusa el sector del automóvil (ante la necesidad de adaptarse a la nueva normativa europea de emisiones de vehículos) y el deterioro de la demanda internacional (en un contexto de desaceleración del crecimiento mundial). En conjunto, pero, los indicadores respaldan la visión de que la economía mantendrá un ritmo de crecimiento sólido en los próximos trimestres, aunque menor que el de los últimos años debido a que se está adentrando en una fase más madura del ciclo.

El mercado laboral se mantiene dinámico. En febrero, la afiliación a la Seguridad Social aumentó un 2,86% interanual (+38.833 trabajadores, respecto al mes anterior, en términos desestacionalizados), un ritmo elevado y muy similar al de enero (2,94%), mientras que el paro registrado se redujo en 181.208 personas en términos interanuales (un 5,2%). Por sectores, destacó el aumento de la afiliación en los servicios, que avanzó un 2,8%, mientras que en la construcción y la industria la afiliación registró un crecimiento del 6,7% y del 1,7%, respectivamente. De este modo, los indicadores continúan señalando que el mercado laboral se muestra robusto y que la moderación en el crecimiento del empleo se está produciendo de manera muy gradual, con lo que seguirá apoyando el empuje de la demanda interna en los próximos meses y respaldando una desaceleración suave del crecimiento del conjunto de la economía.

El déficit público se situó en el 2,6% del PIB en 2018, 1 décima por debajo de la meta del 2,7% marcada por el actual Gobierno y con una reducción de 0,4 p. p. con respecto al registro de 2017. Por administraciones, tanto las comunidades autónomas (–0,2%) como las corporaciones locales (+0,5%) lograron mantenerse en consonancia con los objetivos de estabilidad. Sin embargo, la Administración central y la Seguridad Social siguieron registrando un déficit presupuestario notable (–1,5% y –1,4% del PIB, respectivamente). Por último, cabe observar que ello permite la salida de España del procedimiento de déficit excesivo (al situarse el déficit por debajo del 3%).

La posición inversora internacional neta (PIIN) mejoró en 2018, pero la cuenta corriente sigue empeorando. En diciembre de 2018, la PIIN se situó en el –77,2% del PIB, lo que representa una mejora de 6,3 p. p. respecto al 2017 (cuando fue del –83,5%) que se debe, en buena parte, a los cambios de valoración de los instrumentos de la cartera de deuda (activos y pasivos, que reflejan las variaciones de su precio de mercado en moneda local y el efecto del tipo de cambio, entre otros). No obstante, en enero, el superávit del sector exterior mantuvo su tendencia a la baja y el saldo por cuenta corriente se emplazó en el +0,86% del PIB (ligeramente por debajo del 0,93% del pasado diciembre). Este registro, que supone un deterioro de 1 p. p. respecto al 1,82% de enero de 2018, se debe en 7 décimas al deterioro del saldo de bienes (del –2,2% en enero de 2018 al –2,8% en enero de 2019, con –0,4 p. p. debidos al empeoramiento del saldo de bienes no energéticos) y en 3 décimas al aumento del precio del petróleo. Por su parte, el menor superávit comercial en servicios (4,7% en enero de 2019) restó 3 décimas, de las cuales 1 se debe al turismo y 2 a los servicios no turísticos.

El mercado inmobiliario se mantiene robusto. El precio de la vivienda publicado por el INE, basado en precios de compraventa, creció un 6,6% interanual en el 4T 2018 (0,4% intertrimestral) y situó el avance para el conjunto del año 2018 en el 6,7%, el mayor ritmo de crecimiento anual desde que se inició la recuperación del mercado inmobiliario. Además, ello se produjo en un contexto de sólido crecimiento de la demanda. En línea con los datos del INE que se conocieron el mes pasado (crecimiento del 10,2% en 2018, con datos basados en el registro de la propiedad), los datos del Ministerio de Fomento (basados en escrituras notariales) señalan un crecimiento de la compraventa de viviendas del 9,3% en el conjunto del año 2018. En este sentido, cabe interpretar la moderación de las compraventas de vivienda en enero (–0,2% interanual, según datos del INE) como un bache en una serie que es inherentemente muy volátil. De este modo, se confirma la buena marcha del sector, que se prevé que mantenga un crecimiento considerable en los próximos trimestres, aunque a ritmos algo más moderados (de acuerdo con la evolución del conjunto de la economía).

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