La expansión continúa a ritmo moderado

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13 de junio de 2019

La economía mundial avanza a un ritmo más suave. Así lo reflejan indicadores como el índice de sentimiento (PMI) compuesto global, que lleva meses moderadamente por encima de los 52 puntos (52,1 puntos en abril), un nivel inferior al promedio de 53,6 puntos de 2018, pero que mantiene un colchón con los 50 puntos que delimitan la zona expansiva de la contractiva. Así, los indicadores afianzan el escenario macroeconómico de CaixaBank Research, que contempla una desaceleración suave del crecimiento mundial del 3,6% de 2018 al 3,3% en 2019. Parte de esta moderación responde a lastres temporales en algunas economías clave (especialmente en la eurozona), por lo que el ritmo de actividad económica podría mostrar un mejor tono a medida que avance el año. Sin embargo, como resaltan los siguientes párrafos de la coyuntura de este mes, el entorno es exigente y prevalecen importantes fuentes de incertidumbre.

La negociación comercial entre EE. UU. y China se complica. En particular, cuando parecía que EE. UU. y China estaban cerca de cerrar un acuerdo para encauzar su conflicto comercial, en mayo se volvieron a intensificar las tensiones entre ambas potencias. Por un lado, con el anuncio por parte de EE. UU. de una subida arancelaria del 10% al 25% sobre las importaciones chinas por valor de 200.000 millones de dólares, tras el cual China respondió con aranceles sobre 60.000 millones de dólares de importaciones norteamericanas. Asimismo, Trump también amenazó con imponer otra ronda de aranceles (del 25%) a otros 300.000 millones de dólares de importaciones de China, lo que cubriría el valor total de los bienes chinos importados anualmente por EE. UU. (véase el segundo gráfico). Por otro lado, la escalada fue más allá de los aranceles después de que EE. UU. añadiera a Huawei a la lista de empresas que requieren una «autorización» gubernamental para la adquisición de componentes y tecnología de EE. UU. Sin duda, estos elementos ponen presión a China para que profundice en algunas de las exigencias de EE. UU. en materia de transferencia tecnológica y propiedad intelectual antes de alcanzar un pacto comercial –lo cual parece hoy en día difícil que suceda a muy corto plazo–. No obstante, también subrayan el riesgo de que las tensiones entre ambos continúen durante un periodo más largo de lo inicialmente previsto. Por otra parte, EE. UU. pospuso hasta finales de año la decisión sobre medidas arancelarias en el sector de la automoción que, en este caso, afectarían especialmente a Europa.

En Europa, la incertidumbre política va por barrios. Por un lado, aunque las elecciones al Parlamento Europeo redundaron en un mayor peso de las formaciones euroescépticas, el apoyo a estos partidos fue inferior al que auguraban algunas predicciones y su peso parlamentario no llegó al umbral a partir del cual podrían condicionar materialmente el rumbo político-institucional de la UE. Por el otro, en el Reino Unido, la primera ministra Theresa May anunció su dimisión, con efecto a partir del 7 de junio. Tras su dimisión se iniciará la contienda por el liderazgo del Partido Conservador, que podría extenderse durante el verano. Ello se añadirá a las dificultades existentes para acordar una estrategia de consenso sobre el brexit en la Cámara de los Comunes antes de la nueva fecha límite del 31 de octubre.

La expansión continúa a ritmo moderado. A pesar de avanzar por encima de lo esperado en el 1T (0,4% intertrimestral y 1,2% interanual), el crecimiento de la eurozona se mantendrá en cotas moderadas (ligeramente por encima del 1,0% interanual), en un contexto de desaceleración de la actividad global que está afectando especialmente al comercio y a las manufacturas. Así lo refleja la última actualización del escenario económico de la Comisión Europea. En particular, la institución, en su actualización de previsiones de primavera, rebajó en 1 décima su previsión de crecimiento para la eurozona, para 2019, hasta el 1,2% y, para 2020, hasta el 1,5% (cifras muy parecidas a las previsiones de CaixaBank Research). A pesar de esta revisión, y como señala la Comisión, el ritmo de actividad podría repuntar ligeramente a partir de la segunda mitad del año, hasta ritmos más acordes con el potencial (1,4% interanual), a medida que lastres temporales como la lenta adaptación del sector de la automoción a la nueva normativa de emisiones y algunos focos de incertidumbre política se vayan atenuando.

Alemania y Reino Unido sorprendieron al alza en el 1T. La actividad en Alemania se recuperó del bache de la segunda mitad de 2018 (–0,2% en el 3T 2018 y 0,0% en el 4T 2018) y creció un 0,4% intertrimestral (0,7% interanual), gracias al buen comportamiento de la demanda interna. Por su parte, el crecimiento del PIB en Reino Unido repuntó hasta el 0,5% intertrimestral (0,2% en el 4T 2018), a pesar de la elevada incertidumbre alrededor del brexit que se vivió en el 1T.

Los indicadores de actividad evolucionan de forma mixta. En el lado negativo, el índice PMI compuesto para el conjunto de la eurozona se mantuvo prácticamente plano en mayo (51,6 puntos), muy por debajo del promedio de 2018 (54,5 puntos) pero en zona todavía expansiva (por encima de los 50 puntos). Asimismo, el detalle sectorial mostró que el PMI de manufacturas se mantiene en zona contractiva (47,8 puntos), reflejo de que los lastres sobre el sector exterior y manufacturero todavía no se han desvanecido. En el lado positivo, el índice de sentimiento económico (ESI) elaborado por la Comisión Europea aumentó hasta los 105,1 puntos, tras 12 meses de caídas. En la misma línea, la confianza del consumidor para el conjunto de la eurozona también repuntó en mayo y alcanzó los –6,5 puntos (–7,0 puntos en el 1T). En conjunto, el cuadro de indicadores sugiere que la actividad económica mantendrá un ritmo de avance moderado en el 2T.

La economía portuguesa avanza con dinamismo

El crecimiento se mantiene sólido. Las estimaciones publicadas por el INE a lo largo de mayo muestran que el PIB de Portugal avanzó un 0,5% intertrimestral y un 1,8% interanual en el 1T 2019, en ambos casos 1 décima más que en el 4T 2018. Por com­­ponentes, la demanda interna aportó 4,8 p. p. al avance interanual, apoyada por la fortaleza de la inversión (especialmente en construcción y bienes de equipo). Por el contrario, la demanda externa tuvo una contribución negativa (–3,1 p. p.) por el fuerte crecimiento de las importaciones, muy por encima del de las exportaciones. Estas cifras de crecimiento estuvieron en consonancia con lo esperado y refuerzan la previsión de CaixaBank Research para el crecimiento del PIB portugués en 2019 (1,8%). En el mismo sentido, en la actualización de mayo de sus previsiones, la OCDE también pronostica un crecimiento del 1,8% para el PIB portugués, respaldado por el consumo privado y la inversión. Respecto al 2T, los indicadores siguen mostrando una evolución favorable de la economía. Así, en abril, el indicador coincidente de actividad elaborado por el Banco de Portugal se emplazó en el 2,0% (1,9% en el promedio del 1T), mientras que el indicador coincidente para el consumo también se situó en el 2,0% (mismo registro que en el promedio del 1T) y apuntan a un avance de la actividad parecido al del trimestre anterior. No obstante, frente a estas dinámicas positivas, preocupa el deterioro del entorno exterior. Como se detalla a continuación, la intensificación del déficit por cuenta corriente se debe, principalmente, al tirón importador de la inversión, lo que puede ser positivo para el potencial de crecimiento de la economía a medio plazo. No obstante, este deterioro subraya los riesgos bajistas relacionados con el sector exterior, dado que se produce en un escenario de elevada incertidumbre geo­política y de crecimiento moderado del conjunto de la eurozona.

El saldo por cuenta corriente siguió empeorando en marzo. En particular, el déficit por cuenta corriente se situó en los 2.414 millones de euros (acumulado de 12 meses), equivalente al –1,2% del PIB y en claro contraste con el superávit del 1T 2018 (0,5% del PIB). Este deterioro (de 1,7 p. p.) refleja, en gran medida, el tirón importador de la inversión, dado que la balanza de bienes no energéticos (que explica 1,0 p. p. del deterioro) se vio afectada por el fuerte crecimiento de las importaciones de bienes de capital. Así, cabe esperar que ello no ponga en entredicho la corrección de los desequilibrios exteriores a medio plazo, aunque puede frenar a corto plazo la reducción de la deuda externa neta (que se sitúa en un elevado 88,6% del PIB). Por su parte, el deterioro del saldo de rentas relacionadas con la inversión extranjera directa explicó –0,8 p. p., mientras que el aumento de la factura energética sustrajo –0,4 p. p. y la balanza de los servicios turísticos se mantuvo en positivo (+0,2 p. p.).

La actividad turística mantiene la dinámica positiva en el 1T. En el primer trimestre del año se registraron 4,4 millones de nuevos huéspedes en establecimientos turísticos (+4,0% respecto al 1T 2018). De estos, aproximadamente 2,5 millones fueron no residentes, un aumento del 3,4% interanual. Los turistas procedentes del Reino Unido registraron un aumento interanual del 6,8% en el 1T (–4,5% en 2018) y los de EE. UU. y China registraron tasas de crecimiento interanual del 22,4% y el 23,5%, respectivamente. Por su parte, en el 1T, los ingresos de los establecimientos de alojamiento turístico se desaceleraron hasta el 4,9% (7,3% en 2018), con una estabilización del ingreso medio por habitación.

La buena marcha del mercado laboral respalda la demanda doméstica. En el 1T, la tasa de desempleo se situó en el 6,8%, 1,1 p. p. por debajo del dato del 1T 2018, mientras que la población empleada alcanzó las 4.880.200 personas, una cifra que representa un aumento del 1,5% interanual. Esta evolución del ritmo de creación de empleo, aunque favorable, revela una cierta desaceleración frente al registro de 2018 (con un crecimiento interanual del 2,3% en promedio), algo previsible a medida que la economía se adentra en una fase más madura del ciclo. Por su parte, y fruto del buen desempeño del mercado laboral y del aumento del salario mínimo de 580 a 600 euros a principios de 2019, la remuneración bruta mensual media por trabajador aumentó un 3,1% en el 1T.

El saldo presupuestario continúa mejorando. En concreto, en el acumulado hasta abril, el saldo se situó en el –1,8% del PIB (–1.259 millones de euros), lo que supone una clara mejora con respecto al –3,0% de abril de 2018. Ello estuvo apoyado por un sólido aumento de los ingresos (4,5% interanual), muy superior al de los gastos (1,1%). Destacó el incremento de los ingresos fiscales y contributivos (+6,9% interanual), como consecuencia del sólido crecimiento económico. Entre estos, el fuerte incremento de los impuestos indirectos (+9,4%) estuvo influido por cambios en los plazos del pago de impuestos (para algunos impuestos que normalmente se pagan a finales de año, se amplió el plazo hasta inicios de 2019), pero el impacto de este factor se disipará a lo largo del año. Por su parte, los impuestos directos crecieron a un ritmo inferior, y por debajo del mes anterior, debido al avance del pago de devoluciones sobre el impuesto sobre la renta. En este contexto, los riesgos sobre nuestra previsión (del –0,4% del PIB para el conjunto de 2019) están equilibrados.

La cartera de crédito al sector privado se contrajo un 2,5% interanual en marzo. Destaca la desaceleración del crédito al consumo (del 10,5% interanual en 2018 al 8,7% en marzo) y la contracción del crédito a empresas (–5,3%) debido al mayor dinamismo en ventas de carteras de crédito dudoso. Con el ajuste por este efecto, el crédito a empresas hubiera crecido un 0,5% en marzo.

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