
Palancas para mitigar el impacto de la demografía en las finanzas públicas: el caso de las pensiones
Prolongar la vida laboral, mejorar la productividad y atraer a más inmigración son tres de las palancas propuestas por los economistas para mitigar el impacto del envejecimiento sobre las financias públicas en general y, en particular, sobre el gasto en pensiones.
La presión alcista de la demografía sobre el gasto público será el factor preponderante que, en ausencia de medidas, comportaría un empeoramiento de las cuentas públicas a medio plazo en las economías desarrolladas.1 A grandes rasgos, en un escenario a políticas constantes, la AIReF proyecta que el gasto público en envejecimiento en España aumente entre 2022 y 2050 más de 5 puntos de PIB, de los cuales 3,4 corresponderían al gasto en pensiones, frente a un aumento en los ingresos por cotizaciones sociales de 1,1 puntos.2 Por tanto, sería necesario aumentar en 2,3 puntos de PIB los ingresos vía transferencias del Estado a la Seguridad Social para financiar el mayor gasto en pensiones, a no ser que se adopten medidas que reduzcan el gasto en porcentaje del PIB.3
En este artículo, ponemos el foco en tres grandes palancas propuestas por los economistas para mitigar el impacto del envejecimiento de la población sobre las finanzas públicas y en particular sobre el gasto en pensiones: prolongar la vida laboral, mejorar la productividad y atraer a más inmigración.4 Instituciones como la AIReF y la Comisión Europea han realizado análisis de sensibilidad sobre cómo cambios en estas palancas podrían incidir sobre el gasto en pensiones en porcentaje del PIB en España. Se trata de resultados ilustrativos que se deben tomar con cautela debido a la elevada incertidumbre que rodea a la evolución macroeconómica del país en los próximos 25 años. A estas palancas habría que sumar también políticas para potenciar los planes de pensiones privados, como complemento ineludible a las pensiones públicas, y medidas para incentivar la natalidad.5
Empezando por la prolongación de la vida laboral, aumentar la tasa de empleo de las personas entre 55 y 74 años aliviaría considerablemente la presión del envejecimiento sobre el gasto en pensiones. El Informe de Envejecimiento de 2024 (AR24) estima que lograr que en España dicha tasa converja al 70% en 2050 en lugar del 60% previsto en su escenario base a políticas constantes permitiría reducir el gasto en pensiones en 1,4 puntos de PIB en 2050 respecto al escenario base, casi la mitad del aumento del gasto proyectado (3,4 puntos). Alcanzar la tasa de empleo del 70% en 2050 para las personas entre 55 y 74 años parece ambicioso; en las principales economías europeas, también a políticas constantes, las proyecciones de la tasa de empleo para esta franja de edad en 2050 quedan por debajo de dicha cifra.6 En España, la tasa actual es del 54%, con lo que llegar al 60% previsto7 en el escenario base ya representaría una mejora sustancial de 6 puntos que incorpora el impacto del nuevo diseño del sistema de incentivos para demorar la jubilación de la reforma de pensiones de 2023.8 Políticas que profundicen en esta senda, como permitir compaginar trabajo y pensión, contribuirían a aumentar todavía más la tasa de empleo de estos colectivos.
Una avenida que han seguido otros países para prolongar la vida laboral es retardar la edad legal de la jubilación. En el AR24 analizan el impacto de retrasar la jubilación vinculándola al aumento de la longevidad; en concreto, aplicando tres cuartas partes del aumento de la esperanza de vida9 entre 2022 y 2050. Ello supondría que la edad legal de jubilación en España aumentaría de los 66,2 años en 2022 hasta los 68,2 años en 2050, ya que se espera que la esperanza de vida aumente en casi tres años en dicho periodo. El impacto de esta demora de la edad de jubilación representaría por sí sola una reducción del gasto en pensiones de 0,5 puntos de PIB en 2050 respecto al escenario base en el que la edad de jubilación sube hasta los 67 años en 2027 y se mantiene constante en esa edad desde entonces hasta 2050. Dinamarca, Países Bajos, Suecia o Estonia ya han vinculado la edad de jubilación a la esperanza de vida. Estos países también suelen tener posiciones más favorables en términos de sostenibilidad de sus sistemas de pensiones.10
Mejorar la productividad es la segunda gran palanca analizada en este artículo para contrarrestar la presión demográfica sobre las cuentas públicas. La productividad es la principal fuente de crecimiento económico a medio plazo, de forma que acelerarla reduciría el gasto en pensiones en porcentaje del PIB, aunque el impacto positivo vía un mayor dinamismo económico se vería parcialmente compensado por las mayores pensiones a pagar, derivadas de unos salarios más elevados. Se estima que un crecimiento de la productividad total de los factores (PTF) del 1,2% en promedio en los próximos 25 años en lugar del 0,8% del escenario base de la AIReF podría disminuir el gasto en pensiones en 2050 en 1 punto de PIB y la deuda pública en cerca de 20 puntos respecto al escenario base.11 Si se realizan políticas económicas acertadas –en educación, atracción de talento, buen entorno institucional…– y si el despliegue de la inteligencia artificial tiene un impacto exitoso, no resulta descabellado aspirar a alcanzar ese ritmo a medio plazo, aunque se trata de un objetivo ambicioso. Para contextualizarlo, el crecimiento anual promedio de la PTF en España fue del 0,9% entre 2015 y 2019.
Finalmente, la inmigración puede ser una palanca que coadyuve también en la dirección deseada, dado que es el fenómeno demográfico que afecta de forma más rápida y directa a la población en edad de trabajar, un elemento clave en la evolución del PIB. Se estima que unos flujos migratorios netos de 385.400 personas al año en el promedio 2024-2050, tal y como prevé el INE, en lugar de las 275.200 del escenario base de la AIReF, permitirían reducir el gasto en pensiones en 2050 en 0,3 puntos de PIB respecto a dicho escenario base, gracias al mayor crecimiento de la economía.12 Además, la deuda pública en 2050 se reduciría en unos 10 puntos de PIB respecto al escenario base gracias también a los ingresos públicos ligados a las rentas laborales aportados por este colectivo. Para contextualizar la estimación de flujos, estos fueron en el promedio de 2000-2023 de 356.00013 y alcanzaron los 630.000 en 2000-2008. Con todo, la incertidumbre sobre el impacto de esta palanca es elevada; según el análisis del AR24, la reducción del gasto en pensiones en porcentaje del PIB gracias a la inmigración sería mayor, aunque partiendo de supuestos distintos.14
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Véase el artículo «El impacto del envejecimiento en las finanzas públicas: un verdadero reto para España y Europa» en este mismo Dossier.
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Véase la «Segunda Opinión sobre la sostenibilidad de las Administraciones públicas a largo plazo: demografía y cambio climático», publicada por la AIReF el 31 de marzo de 2025.
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Véase el Focus «Evaluación de la AIReF a la reforma de las pensiones: primer match ball salvado, pero grandes retos en el horizonte» en el IM04/2025.
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Las palancas para paliar el impacto macroeconómico del envejecimiento se discuten en detalle en el artículo «Efectos del envejecimiento sobre el crecimiento y palancas para su mitigación» en este mismo Dossier.
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Sobre la primera hablamos en detalle en el artículo «Cómo lograr que nuestros sesgos cognitivos jueguen a favor de aumentar el ahorro privado en pensiones» en el Dossier del IM06/2023, y los efectos de las segundas posiblemente se harían patentes más allá de 2050.
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Proyecciones de la tasa de empleo para esta franja de edad en 2050: un 63,4% en Francia, un 64,8% en Alemania, un 59,9% en Portugal y un 55,9% en Italia.
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Pasaría del 57,6% en 2022 al 72,5% en 2050 para la franja entre 55 y 64 años y del 6,0% en 2022 al 18,2% en 2050 para la franja entre 65 y 74 años.
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La reforma de la jubilación demorada incluye una homogeneización y un aumento de los porcentajes adicionales aplicables por cada año de demora en el cálculo de la pensión inicial, y la posibilidad de sustituir el incremento de la pensión por un pago único calculado en función de los años cotizados, los años de demora y la pensión inicial. La AIReF estima que estas medidas contribuyen a un incremento de la edad efectiva de jubilación desde los 64,7 años en 2021 a los 65,2 años actuales y una previsión de 66,2 años en 2050.
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Esperanza de vida a los 65 años.
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En concreto, su gasto público en pensiones en porcentaje de sus ingresos fiscales es inferior al promedio europeo, según se analiza en el Annual Report of Taxation 2025 de la Comisión Europea.
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Extrapolación a partir del análisis de sensibilidad de la AIReF del impacto de aumentar el crecimiento de la PTF en un 10% en la «Segunda Opinión sobre la sostenibilidad de las Administraciones públicas a largo plazo: demografía y cambio climático».
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Realizamos una extrapolación lineal a partir del análisis de sensibilidad de la AIReF según el cual un aumento de los flujos migratorios netos del 15% en 2024-2050, partiendo de 275.200 al año en el escenario base reduciría el gasto en pensiones en 1 décima de PIB respecto al escenario base.
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Excluyendo 2020 y 2021, años de movilidad reducida a causa de la pandemia.
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En el AR24 el escenario base es de flujos netos de 227.000 al año en el promedio 2024-2050. Estiman que un aumento de estos flujos del 33% hasta más de 300.000 al año reduciría el gasto en pensiones en 1,4 puntos de PIB respecto al escenario base.

Para medir el impacto de la inmigración en las finanzas públicas de forma más completa, habría que analizar las contribuciones a los ingresos públicos realizadas por los inmigrantes frente a los beneficios que recibirán a lo largo de todo su ciclo vital (por ejemplo, el impacto será más positivo en el caso de inmigrantes jóvenes y con niveles de formación y aptitudes profesionales elevados). Las previsiones de la AIReF muestran cómo el proceso de envejecimiento se vería paliado en las décadas de 2030 y 2040, su fase álgida con la jubilación de la mayoría de baby boomers, por la incorporación de inmigrantes en edades en las que la aportación al sector público es positiva. Posteriormente, estas cohortes de inmigrantes alcanzarían su etapa de aportación negativa una vez que el proceso de envejecimiento de la población nativa se haya estabilizado y, por lo tanto, la presión de incremento de los gastos asociados al envejecimiento se haya atenuado.
En definitiva, a políticas constantes, se proyecta que el gasto público en pensiones aumentará en España en más de 3 puntos de PIB a lo largo de los próximos 25 años, 2,3 puntos de PIB si se descuenta el aumento previsto de ingresos. Un crecimiento de la productividad dinámico, una mayor retención de los trabajadores mayores en el mercado laboral y la atracción de inmigrantes con alta formación podrían llegar a compensar esos 2,3 puntos completamente en el mejor de los mundos o, cuando menos, mitigarlos considerablemente según análisis de sensibilidad sujetos, eso sí, a la dificultad inherente de realizar supuestos macroeconómicos y demográficos a tan largo plazo. Por tanto, el margen de maniobra existe y ahora es momento de ponerse manos a la obra.



