La economía española enfila el cierre de 2024 manteniendo un tono robusto. El mercado laboral mantiene un buen comportamiento a pesar de la ligera desaceleración de noviembre; la inflación repunta por los componentes más volátiles; prosigue el aumento del superávit por cuenta corriente, y la compraventa de viviendas se dispara.
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Los últimos indicadores económicos disponibles apuntan a que en el cierre de 2024 se mantienen las tendencias observadas durante buena parte del año: dinamismo y resiliencia de Estados Unidos, debilidad en la eurozona por la delicada situación que atraviesan Alemania y Francia, y falta de impulso en la economía china ante la ausencia de estímulos económicos de calado.
El INE portugués confirmó que la economía creció el 0,2% intertrimestral, un 1,9% en tasa interanual en el 3T, con una importante contribución de la demanda interna, destacando la solidez del consumo privado.
En los próximos años, las sendas de tipos de interés y crecimiento de PIB nominal dibujarán un entorno en el que no será tan fácil recuperar espacio fiscal sin un esfuerzo proactivo de los Gobiernos.
El año 2024 cerró en positivo para la renta variable, con el dólar como la divisa más fortalecida, pero con un repunte significativo en los tipos soberanos ante la perspectiva de mayor inflación en EE. UU., las incógnitas alrededor del futuro geopolítico global y la incertidumbre sobre cuánto más se distenderá la política monetaria.
La economía internacional mostró una notable resiliencia en 2024 y los datos disponibles sugieren que el PIB mundial podría haber crecido ligeramente por encima del 3%. Los vientos de cola que apoyaron la actividad probablemente seguirán soplando a favor en 2025, aunque con menos fuerza y con desafíos exigentes.
El PIB de España siguió creciendo de forma dinámica en el 3T 2024 y los principales indicadores auguran un buen dato para el 4T. la buena marcha del mercado laboral impulsa la renta de las familias y la inflación se mantiene contenida, pese a que el repunte continúa.
La tregua en las tensiones arancelarias entre Washington y Pekín terminó de impulsar un renovado apetito por el riesgo en mayo. El optimismo, no obstante, se vio progresivamente eclipsado a medida que avanzaba el mes por el previsible deterioro fiscal en EE. UU. y en otras economías desarrolladas, así como por la persistente volatilidad en la política comercial de Trump.
En este segundo artículo del Dossier "Solidaridad en España: radiografía de una sociedad comprometida" analizamos cómo y a qué causas donan los españoles, a partir de una fuente de datos inédita hasta la fecha: los donativos que realizan los clientes de CaixaBank a través de la operativa bancaria, debidamente anonimizados.
En 2024, la economía mundial se mostró resiliente a un entorno de condiciones financieras restrictivas y las grandes economías internacionales lograron crecer en general más de lo previsto. Sin embargo, 2025 no deja de presentarse como un año exigente: al mapa de riesgos se le suma la amenaza de una mayor fragmentación económica, con un incremento de las barreras comerciales y de la incertidumbre.
El inicio de 2025, con un mes de enero marcado por los contrastes, ejemplifica cómo los riesgos políticos y geoeconómicos pueden continuar dirigiendo el mercado.
Tras crecer un 3,2% en 2024, se espera que la economía siga creciendo en 2025 por encima del promedio de la eurozona, apoyada por el dinamismo del consumo de los hogares y la recuperación de la inversión. Los importantes desafíos geopolíticos y el débil crecimiento europeo se presentan como los principales factores de riesgo.
En sus primeras seis semanas en la Casa Blanca, el presidente Trump ha logrado trastornar el orden mundial repetidas veces. En el frente de la política comercial, la incertidumbre nublará las perspectivas económicas a corto y a medio plazo, y el riesgo de escalada proteccionista es elevado.
Los indicadores que se han ido conociendo en los primeros meses del año arrojan señales positivas que apuntarían a un tono dinámico de la economía española en el 1T 2025, si bien a un ritmo algo menos vigoroso que en el trimestre anterior.
La economía española crece a buen ritmo, más de lo esperado, y ello lleva a CaixaBank Research a revisar al alza las previsiones de crecimiento para 2025, del 2,3% al 2,5%. A pesar de la buena noticia, el foco no está en la mejora de las previsiones, sino en la incertidumbre que las rodea.
El inicio de 2025 ha traído un cambio en el foco de los mercados financieros, que se afianzó en el último mes de febrero. Los inversores han desplazado su atención desde los bancos centrales, el principal driver de los mercados en 2024, hacia un entorno de elevado riesgo geopolítico, con el «efecto Trump» como catalizador clave.
Noviembre estuvo dominado por un notable repunte de la volatilidad en los mercados bursátiles, en un contexto marcado por dudas sobre la posible exuberancia de las inversiones en IA en EE. UU. y las elevadas valoraciones de las grandes compañías tecnológicas. El sentimiento fue recuperándose hacia finales de mes, con la expectativa de que la Fed podría continuar los recortes de tipos en diciembre, pero la preocupación se desplazó a Japón en los mercados de deuda soberana.
La actividad muestra signos de desaceleración y la inflación desciende por debajo del 2% en marzo, por primera vez desde agosto de 2024.