El impacto de los cuellos de botella en la industria española
Las disrupciones en las cadenas globales de suministros, presentes en los mercados desde finales de 2020 por la reactivación de la demanda tras las peores fases de la pandemia, y más tarde por los efectos de la guerra en Ucrania y por la persistencia de la COVID-19 en Asia, condicionaron la actividad en algunas ramas manufactureras a lo largo de la segunda mitad de 2021 y, sobre todo, en 2022. En algunos sectores, los episodios más intensos de dificultades en el comercio internacional obligaron a recortar la producción de manera puntual, o incluso a paralizarla. Como es lógico, sufrieron más las industrias más dependientes de la importación de materias primas o de bienes intermedios para sus procesos productivos, así como aquellas con una mayor complejidad en sus cadenas de valor.
Así ha condicionado a la industria el incremento de costes
El episodio inflacionista que está viviendo la economía española ha tenido su origen en un importante shock de costes. Si bien el foco se lo ha llevado el alza de precios de las materias primas energéticas y agrícolas, desde mediados del año 2021 un gran número de materias primas y bienes intermedios clave en multitud de procesos de producción también se han encarecido ostensiblemente. Este artículo muestra cómo el encarecimiento de dichos productos ha afectado los costes operativos de la industria manufacturera, que se ha visto obligada a transmitir una parte de ese incremento a sus clientes para no comprometer su viabilidad económica.