Las tareas pendientes del sistema bancario italiano

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12 de octubre de 2015

La evaluación de la banca europea llevada a cabo por el BCE el año pasado señaló al sistema bancario italiano como uno de los más débiles: ocho de los 15 bancos examinados suspendieron en el análisis de calidad de sus activos y carecían de suficiente capital para superar el escenario base de las pruebas de estrés. Si bien muchos ya han efectuado ampliaciones de capital para subsanar sus deficiencias, el sector bancario transalpino sigue sometido a una fuerte presión, ya que la calidad de sus activos sigue deteriorándose. Desde el inicio de la crisis, la tasa de morosidad se ha triplicado hasta situarse en el 17,7% del crédito total en 2014, y el crédito problemático representa el 22% del PIB. Ante esta situación, el FMI ha publicado un conjunto de recomendaciones para instar a las autoridades a actuar al respecto. En respuesta, el Gobierno de Matteo Renzi ya ha empezado a implementar algunas medidas que deberían acelerar el sa­­neamiento de los balances de la banca.

Tradicionalmente, el negocio de la banca italiana ha estado muy vinculado a la concesión de crédito al sector em­­presarial, en su mayoría formado por pymes. Este modelo de negocio explica por qué, cuando se produjo un shock en la economía real, este impactó con fuerza en la banca. A diferencia de países como España o Irlanda, Italia no sufrió un boom inmobiliario, de modo que los bancos entraron en la crisis con unos balances saneados. Sin embargo, ante el empeoramiento de la actividad em­­presarial, la morosidad aumentó rápidamente, lo que mermó la rentabilidad y la solvencia de la banca y limitó su capacidad para asumir un mayor riesgo crediticio. A su vez, la menor capacidad crediticia de la banca limitó la in­­versión y ralentizó la recuperación económica del país.

El FMI estima1 que sanear los balances de la banca italiana mejoraría sustancialmente su capacidad crediticia. No obstante, varios factores han obstaculizado un sa­­neamiento más rápido de dichos balances. Entre ellos destacan factores económicos, tales como una cartera de créditos dudosos he­­terogénea y de difícil valoración y un sistema impositivo que no incentivaba a un mayor aprovisionamiento, debido a limitaciones en las deducciones fiscales. Entre los factores legales cabe mencionar un lento sistema judicial que prolonga los tiempos de resolución de estos activos.

Con el fin de que el crédito vuelva a fluir lo antes posible, el Gobierno ha empezado a trabajar en un pa­­quete de medidas. Por ejemplo, aprobó un real decreto que facilita y acelera la recuperación de la garantía del crédito cuando este se declara fallido y modificó la ley fiscal para permitir que las provisiones sean fiscalmente deducibles en el año en que se generan, y no a lo largo de cinco años como ocurría antes. Asimismo, el Gobierno está negociando con la Comisión Europea la creación de un «banco malo» con participación pú­­blica que adquiriría crédito dudoso concedido a empresas, lo que clarificaría la solvencia de los bancos y mejoraría su capacidad crediticia. Pero aún quedan cuestiones técnicas por resolver, desde cómo se valorarán los activos adquiridos por la institución hasta cómo se financiará este ente sin perjudicar en exceso las cuentas públicas. Si bien este conjunto de medidas va en la dirección co­­rrecta, deberían ir acompañadas de mejoras en la go­­ber­­nanza corporativa para mejorar los me­­­­canismos de ges­­tión de riesgo e impedir, así, que la si­­tuación se repita. En esta dirección, el Gobierno aprobó un decreto ley que exige a los bancos cooperativos con más de 8.000 millones de euros en activos transformarse en empresas cotizadas, lo que podría promover la consolidación del sistema bancario y una gobernanza más moderna.

En definitiva, el plan de acción del Gobierno italiano permitiría reducir los elevados niveles de crédito problemático, lo que mejoraría la solvencia de las instituciones bancarias. Además, la puesta en marcha de la unión bancaria europea y la asunción de la supervisión bancaria por parte del BCE ayudarán a dotar de mayor transparencia y credibilidad al sistema bancario italiano, lo que mejorará su posición para apoyar la recuperación económica.

1. Resolving nonperforming loans in Italy: a comprehensive approach, Italy: Selected Issues 2015, Country Report No. 15/167.

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