Portada del IM11/2026 mostrando la cifra 2026 con fondo de color granate

Buenas perspectivas de crecimiento para la economía española en 2026

Como toda previsión, nuestro escenario está sujeto a incertidumbre. Por eso presentamos intervalos de crecimiento con sus respectivas probabilidades asociadas. Sin embargo, podemos decir con un elevado grado de confianza que la economía española seguirá creciendo a un buen ritmo el próximo año.

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10 de noviembre de 2025

Balance positivo de 2025

Pese a un 2025 marcado por tensiones comerciales globales, la economía española ha mostrado un sólido dinamismo. Se estima que el PIB crecerá un 2,9%, muy por encima del 1,3% de la eurozona, lo que sitúa a España, junto con Irlanda, como principal motor económico de la región (véase el primer gráfico).

Eurozona: contribución al crecimiento del PIB por países en el primer semestre de 2025

La economía española ha completado en 2025 el viraje hacia la demanda interna como principal motor de crecimiento, impulsada por el consumo privado y la inversión. Estos dos componentes explican la totalidad del avance del PIB en 2025. De acuerdo con nuestras previsiones, la ligera contribución del consumo público, de 0,3 p. p., quedará contrarrestada por el aporte negativo del sector exterior. Esta aportación negativa no hay que tomarla como un mal dato: las exportaciones españolas han mantenido un avance muy sólido –prevemos que crezcan un 4,2% interanual–, apoyadas especialmente en el dinamismo de los servicios no turísticos. Las exportaciones, por sí solas, en 2025 aportarán 1,5 p. p. al crecimiento anual del PIB, aunque esta aportación se está viendo más que compensada por la fortaleza del crecimiento de las importaciones, que han tenido que alimentar el fuerte tirón de la demanda interna. En suma, 2025 deja a la economía española con una inercia muy positiva para afrontar 2026.

Perspectivas para 2026: desglosando los motores del crecimiento

Prevemos que el PIB español crecerá un 2,1% en 2026. Este crecimiento se desglosa en varios factores (véase el segundo gráfico). Partimos de un ritmo de crecimiento subyacente (o «potencial») estimado en torno al 1,6% anual –es decir, la velocidad a la que podría crecer el PIB español considerando la tendencia productiva de fondo–, al que se van añadiendo otros factores.1

  • 1

    Para limpiar el efecto del fuerte crecimiento demográfico de los últimos años y el impacto de los fondos NGEU, en el cálculo del PIB potencial hemos supuesto que la demografía ha crecido, desde 2022, según el promedio de 2017-2019, del 0,3% anual, y, además, hemos reducido la inversión anual por la cuantía estimada proveniente de los fondos NGEU.

PIB 2026: desglose del crecimiento

Por el lado positivo, varios canales seguirán empujando la actividad económica española:

  • Fondos europeos (NGEU): en 2026, un año clave, pues en agosto se deberán haber cumplido todos los hitos del Plan de Recuperación, se acelerará la inversión vinculada a los fondos europeos. Prevemos que se ejecuten unos 17.500 millones en subvenciones (frente a los ~15.000 millones de 2025)2 y se avance en los proyectos financiados con préstamos. Esta inyección de fondos podría aportar 0,6 p. p. al crecimiento del PIB.
  • Impulso demográfico: en 2026, la inmigración seguirá impulsando el crecimiento poblacional, que se estima en un 0,8%, muy por encima del 0,3% anual previo a la pandemia. Al incorporar este diferencial, el aumento adicional de población se traduciría en cerca de 0,5 p. p. de crecimiento al PIB. Este impulso demográfico contribuirá a que continúe la fortaleza del mercado laboral –prevemos un crecimiento de la ocupación del 2% en 2026–.
  • Condiciones financieras razonablemente acomodaticias: la política monetaria seguirá siendo un apoyo neto para la economía española durante 2026. Si bien no se esperan nuevos recortes de tipos de interés, la economía, y en especial la inversión, continuará beneficiándose de la transmisión de las bajadas de tipos que tuvieron lugar en 2024 y 2025. Este canal podría aportar 0,3 p. p. al crecimiento del PIB, con especial impacto en la inversión en equipo, todavía solo un 6,4% por encima del nivel prepandemia, frente al 10,0% del PIB.
  • Alivio en los precios energéticos: se espera que en 2026 los precios del petróleo y del gas bajen ligeramente respecto a 2025, lo que reduciría costes para empresas y hogares y aportaría un pequeño impulso al crecimiento económico.
  • Consumo privado y ahorro: el elevado crecimiento de la renta bruta disponible, impulsada por la fortaleza del mercado laboral, ha permitido un aumento sustancial de la tasa de ahorro de los hogares. Prevemos que la tasa de ahorro se mantenga en 2025 en cotas cercanas al 13% de la renta bruta disponible y proyectamos un suave descenso en 2026 como consecuencia de una menor incertidumbre y la reducción reciente de los tipos de interés. Esta disminución de la tasa de ahorro ayudará a mantener el dinamismo del consumo privado e impulsará ligeramente el crecimiento del PIB en 0,1 p. p.
  • Inversión residencial en auge: la construcción de vivienda transitará una fase expansiva en 2025 y 2026. Se prevé que los visados de obra nueva pasen de 128.000 en 2024 a 140.000 en 2025 y 150.000 en 2026, respondiendo a la alta demanda. Las viviendas iniciadas en 2025 seguirán generando actividad en 2026, ya que la construcción de vivienda se prolonga más de un año, y el consumo de bienes duraderos ligados al hogar también crecerá. Este canal en conjunto aportaría 0,1 p. p. al crecimiento del PIB.3

Por supuesto, no todos los factores empujarán al alza. También identificamos varios vientos en contra que moderarán el crecimiento en 2026:

  • Debilidad del entorno exterior: el principal freno provendrá del sector externo, dado que nuestros mercados de exportación crecerán en 2026 por debajo de su media histórica, aún afectados por las secuelas del reciente conflicto arancelario y la debilidad económica de nuestros principales socios comerciales europeos.4 Esto podría restar 0,4 p. p. al crecimiento del PIB. Adicionalmente, hay que considerar el impacto directo de las barreras comerciales: los aranceles que EE. UU. impuso a las importaciones europeas a lo largo de 2025 aún tendrán un impacto negativo sobre el crecimiento de 2026, restando aproximadamente 0,1 p. p.
  • Incertidumbre global y ajuste fiscal: otros elementos adversos, aunque de menor magnitud, podrían pesar ligeramente. La incertidumbre global –si bien más baja que en 2025– continuará siendo un lastre para decisiones de inversión y consumo. Además, se prevé una política fiscal más contractiva (excluido el efecto de los fondos NGEU), con ingresos públicos al alza y un crecimiento del gasto más moderado, lo que implicará un ajuste del déficit y una ligera contención de la demanda interna.

En conjunto, prevemos un crecimiento del 2,1% en 2026, una cifra sólida pero algo inferior a la de 2025. Esta moderación se explica porque varios apoyos clave ya impulsaron la economía en 2025. En concreto, la aportación al crecimiento de la demografía, los tipos de interés y el sector turístico será similar en 2026 que en 2025. Tan solo la aportación de los fondos NGEU se espera que sea superior. En contraposición, ahora ganan peso factores como el menor dinamismo exterior y la transición hacia una fase más madura del ciclo económico.

  • 2

    De esta forma se habrían ejecutado los 80.000 millones de transferencias del Plan de Recuperación.

  • 3

    Este cálculo es la aportación al crecimiento del PIB en exceso de la aportación que resultaría si esta categoría creciera al ritmo marcado por el crecimiento del PIB potencial.

  • 4

    El crecimiento de nuestros principales mercados de exportación fue de un 3,5%, en promedio anual, entre 2014 y 2024. Para 2026, prevemos un avance del 1,9%.

Intervalos de confianza: cuantificando la incertidumbre

Como toda previsión, nuestro escenario está sujeto a incertidumbre. Por eso presentamos intervalos de crecimiento con sus respectivas probabilidades asociadas. Utilizamos para ello el modelo macroeconómico para la economía española de CaixaBank Research.5 En el tercer gráfico se muestra la evolución del crecimiento del PIB que esperamos hasta el 4T 2026 y las posibles desviaciones respecto a nuestras previsiones. De acuerdo con este análisis, con un 40% de probabilidad el crecimiento anual del PIB de 2026 se situará entre el 1,5% y el 2,7%. Con una probabilidad del 60%, caso que ya incorpora la posibilidad de que se materialicen shocks, tanto en negativo como en positivo, de una magnitud relativamente elevada, el crecimiento se situaría entre el 1,0% y el 2,9%. De este modo, podemos decir, con un elevado grado de confianza, que la economía española seguirá creciendo a un buen ritmo el próximo año.


 

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