La especialización sectorial penaliza la productividad de la economía española

¿Por qué es tan baja la productividad en España y por qué ha crecido tan poco en los últimos años? Aunque la respuesta es compleja y en ella influyen un cúmulo de factores, una de las causas de la baja productividad laboral de la economía española y su escaso crecimiento es la especialización productiva y el reducido tamaño de las empresas.

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Telar. Photo by Lidya Nada on Unsplash

La productividad del trabajo en España aumentó un 9,3% entre 2010 y 2019 (un 1,0% anual en promedio).1 El incremento de la productividad fue generalizado en la gran mayoría de los sectores de actividad, como constata el hecho de que un 82% de los ocupados españoles trabaje en sectores que han experimentado un crecimiento de la productividad laboral en el periodo analizado. Sin embargo, tanto el nivel de la productividad como su ritmo de crecimiento siguen siendo modestos en comparación con otros países de la eurozona, como, por ejemplo, Alemania.

  • 1. En este Focus, analizamos los sectores de actividad que conforman la economía de mercado exceptuando la agricultura y las actividades financieras y de seguros. En concreto, incluimos las secciones CNAE B-J y L-N, cuyo VAB representa un 45% del total del PIB nominal en España (55% en Alemania). Los datos proceden de la estadística estructural de empresas de Eurostat y están disponibles hasta 2020, pero tomamos como referencia final el año 2019 para evitar las distorsiones en la producción y el empleo que se produjeron por la pandemia.
¿En qué sectores ha crecido más la productividad?

La productividad del conjunto de la economía puede mejorar por el incremento de la productividad en cada uno de sus sectores o porque se produce un trasvase de empleo desde sectores con productividad relativamente baja a sectores con productividad más alta. Si descomponemos el incremento de la productividad entre 2010 y 2019 entre estos dos factores, observamos que toda la mejora de la productividad acontecida en este periodo se debe al incremento de la productividad de prácticamente todos los sectores de actividad (véanse las barras grises del primer gráfico).

Contribución de cada factor y sector al incremento de productividad total entre 2010 y 2019

La industria manufacturera es la que más ha aportado al crecimiento de la productividad entre 2010 y 2019, consiguiendo incrementar su valor añadido bruto (VAB) en un 18,2% con tan solo un aumento de ocupados del 2,5%. También destacan por su notable aportación los sectores del comercio, el transporte y la logística, y el suministro de energía.2 La hostelería y las actividades profesionales y administrativas también contribuyen positivamente al aumento de la productividad, aunque en menor medida.

Otro sector de elevada productividad (solo por detrás del de suministro de energía) es el de la información y las telecomunicaciones. No obstante, su aportación al crecimiento de la productividad total entre 2010 y 2019 fue negativa debido a que el incremento del empleo en el sector (24,8%) fue muy superior al incremento del VAB (10,1%). La construcción y las actividades inmobiliarias también son sectores con una evolución negativa de la productividad en este periodo.3

  • 2. El sector de suministro de energía es el que ha experimentado un mayor incremento de productividad entre 2010 y 2019 (38,4%), un sector que ha incrementado de forma muy significativa su VAB (34,5%) con un menor número de ocupados (–2,8%).
  • 3. En el caso de la construcción, el retroceso de la productividad se explica por una caída del VAB superior al empleo (–20,8 y –19,4%, respectivamente). En el caso de las actividades inmobiliarias, por un fuerte aumento del empleo (40,4%), muy superior al aumento del VAB (29,7%).
¿Ha contribuido a la mejora de la productividad el cambio en la composición sectorial del empleo?

La respuesta es que no de forma lo suficientemente generalizada. De hecho, el cambio en la composición sectorial del empleo ha restado 1,2 p. p. al crecimiento de la productividad durante este periodo. En otras palabras, estimamos que la productividad de la economía española hubiera sido un 1,2% más alta en 2019 si se hubiera mantenido la especialización productiva de 2010.

Este resultado se explica fundamentalmente por la caída de la proporción del empleo en industria manufacturera,4 un sector cuya productividad por trabajador es un 39% más elevada que la del conjunto de la economía. Entre los sectores con productividades relativamente altas (superiores a la media), también han perdido peso en términos de empleo la industria extractiva y el suministro de energía. En contraste, sectores con un nivel de productividad relativamente más baja, como la hostelería o actividades administrativas, han ganado peso en el total de empleo.5 Así, a pesar de que las ganancias de productividad en la hostelería y en las actividades administrativas en este periodo no son nada desdeñables (del 14,6% y del 12,7%, respectivamente, superiores al promedio del 9,3%), el hecho de que hayan ganado tanto peso en el empleo unos sectores de baja productividad limita las ganancias de productividad en agregado.

  • 4. El empleo en la industria manufacturera ha pasado de representar el 16,9% del total en 2010 al 15,9% en 2019 (–1 p. p.).
  • 5. El peso del empleo en la hostelería se ha incrementado del 10,3% en 2010 al 12,4% en 2019 (+2,1 p. p.) y en las actividades administrativas ha pasado del 10,2% al 12,0% (+1,8 p. p.)
España: descomposición del incremento de la productividad entre 2010 y 2019
La comparativa con Alemania no es favorable

Como hemos visto, entre 2010 y 2019, la productividad aparente del trabajo en España aumentó un 9,3%. Este incremento, sin embargo, es muy inferior al 16,7% registrado en Alemania en el mismo periodo. En consecuencia, el diferencial de productividad de España respecto a Alemania se ha deteriorado en este periodo: si en 2010 la productividad en España era un 23,4% inferior a la alemana, en 2019 este diferencial alcanzó el 28,2%.

De nuevo, si descomponemos el diferencial de la productividad entre España y Alemania en 2019 entre (i) la diferencia de la productividad dentro de cada sector (margen intensivo) y (ii) la diferencia en el peso de los distintos sectores de actividad (margen extensivo), observamos que gran parte de la diferencia se explica por la menor productividad de la mayoría de los sectores de actividad españoles (las únicas excepciones son la hostelería, el transporte y la logística, y el suministro de energía, sectores en los que la productividad laboral en España es superior a la alemana). Con todo, el peso relativo de los distintos sectores de actividad también juega un papel relevante (explican un 36% del diferencial de productividad entre los dos países).

En gran medida, el diferencial se debe al mayor peso de la industria manufacturera en Alemania (26,1% del empleo y 34,5% del VAB) en comparación con la industria manufacturera española (15,9% del empleo y 22,2% del VAB) en 2019. En cambio, en España, tanto la hostelería como el comercio, tienen un peso mucho más elevado que en Alemania. En particular, estimamos que la productividad de la economía española sería un 15,9% más alta si tuviera la especialización productiva de Alemania. Dicho de otro modo, el diferencial de productividad se reduciría del 28,2% al 16,8% (la productividad española sería un 83,2% de la alemana).

España y Alemania: descomposición del diferencial de productividad en 2019
El tamaño empresarial también importa

Otro aspecto importante de la composición sectorial española que contribuye a una menor productividad es la distribución del tamaño de las empresas. Ocurre en todos los países que las empresas de mayor tamaño tienden a ser más productivas que aquellas con un menor número de trabajadores. Esta distinción toma especial relevancia al comparar España con Alemania: las microempresas españolas (de 0 a 9 trabajadores) son las principales empleadoras de los sectores de mercado (35,5% del empleo en 2019 frente al 18,6% en Alemania). En contraposición, el peso del empleo en las grandes empresas alemanas (de más de 250 trabajadores) alcanza el 42%, respecto al 32% en España.

Si, además de la composición sectorial, tenemos en cuenta el distinto tamaño de las empresas, estimamos que la productividad de la economía española sería un 28,6% más alta si tuviera la especialización por sectores de actividad y tamaño empresarial de Alemania. De esta forma el diferencial de productividad se reduciría al 7,7%, comparado con un gap observado del 28,2%.