De lechugas a coches (parte II): la complejidad de los productos exportados influye en la calidad del empleo

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3 de julio de 2019
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• Aquello que un país o región produce es una muestra de sus capacidades productivas y está íntimamente ligado a las características del mercado laboral.

• En este artículo mostramos que los trabajadores empleados en sectores de actividad más complejos tienen una menor probabilidad de tener un contrato temporal.

• Ello es especialmente relevante para los trabajadores de menor nivel educativo, lo que sugiere que estos son los que salen más beneficiados de una especialización productiva hacia bienes más complejos.

En un artículo anterior1 mostramos que existen diferencias importantes en cuanto a los bienes exportados por las distintas comunidades autónomas (CC. AA.). Estas diferencias se pueden caracterizar mediante un índice de complejidad de las exportaciones (ICE) a nivel regional: un indicador que mide el grado de sofisticación de los productos exportados por cada comunidad autónoma (CA) y es indicativo de las capacidades productivas de esa CA.2 En este artículo, damos un paso más y analizamos cómo la complejidad de los productos exportados está íntimamente ligada con las características del mercado laboral y, en concreto, con la calidad de los puestos de trabajo que genera cada región.

Relación entre la complejidad de las exportaciones y la calidad del empleo

Varios estudios muestran que hay una estrecha relación entre la temporalidad laboral3 y la productividad de los trabajadores, ya que tanto el empleado como el empleador tienen menos incentivos a invertir en capital humano específico cuando la duración de la relación laboral es menor.4 En este sentido, la producción de bienes más complejos destinados a los mercados de exportación suele estar asociada con tareas que requieren de más conocimientos específicos a la empresa y al puesto de trabajo en cuestión, por lo que cabría esperar una relación negativa entre la complejidad de los bienes producidos y la temporalidad laboral: es decir, a mayor complejidad, menor temporalidad. Esto es precisamente lo que ilustra el primer gráfico a nivel de CA. Así, la tasa de temporalidad es inferior al promedio español en Castilla y León, Navarra y País Vasco, las tres CC. AA. que encabezan la clasificación de complejidad de las exportaciones. En cambio, Murcia, Andalucía y Ex­­tremadura se caracterizan por una elevada temporalidad y una baja complejidad de sus exportaciones.

Esta simple relación, aunque claramente ilustrativa, no tiene en cuenta que tener un contrato temporal (frente a uno indefinido) está altamente correlacionado con características específicas de los trabajadores como el nivel educativo o la edad y, en consecuencia, otros factores po­­drían estar influyendo en la relación que observamos grá­­­ficamente entre ambos elementos. Con la finalidad de superar este problema, usamos un modelo de regresión a nivel individual con la información de los trabajadores que nos aporta la encuesta de población activa (EPA).5 El segundo gráfico (la primera barra) muestra los resultados del modelo sobre la probabilidad de tener un contrato temporal, en el que, además de tener en cuenta las características específicas de cada trabajador, a cada trabajador se le asigna el ICE correspondiente a su CA de residencia y al sector de actividad donde desarrolla su trabajo.6 Los resultados no dejan lugar a dudas: la complejidad de los bienes producidos tienen un impacto notable sobre la probabilidad de obtener un empleo temporal. Por ejemplo, la probabilidad de tener un contrato temporal en Madrid es 2,8 p. p. inferior a la de Extremadura debido a las diferencias en la complejidad de los productos que se producen en ambas CC. AA.7,8

La educación importa

Como se ha mencionado anteriormente, el índice de complejidad de un producto refleja su grado de sofisticación, es decir, aproxima el nivel tecnológico necesario para la producción de dicho producto. A priori, si el capital humano y el capital tecnológico se complementan uno a otro, cabría esperar que los procesos productivos más complejos requieran de un nivel de capital humano superior. Así, las empresas que producen bienes complejos deberían incentivar las relaciones laborales duraderas. Además, también deberían ofrecer contratos indefinidos a los trabajadores con un menor nivel educativo con el fin no solo de darles más alicientes al esfuerzo, sino también para dotarles de experiencia profesional, formación continuada y otros elementos clave en la acumulación de capital humano.

Con el objetivo de corroborar esta hipótesis, ampliamos el análisis de regresión para analizar la interacción entre la complejidad exportadora y el nivel educativo de los trabajadores. Antes de presentar los principales resultados, sin embargo, es clarificador ilustrar, a nivel de CA, la relación entre el ICE y la temporalidad según el nivel educativo del trabajador.9 Así, en el tercer gráfico se observa que las comunidades con un mayor ICE suelen tener una tasa de temporalidad inferior, aunque esta relación negativa es más débil para los trabajadores con un nivel educativo superior. En otras palabras, los trabajadores de menor nivel educativo son los que salen más beneficiados, en términos de una menor temporalidad, de trabajar en sectores de actividad que producen bienes más complejos. En la misma línea, los resultados de la regresión (segundo gráfico, barras 2, 3 y 4) corroboran que, para los individuos con educación primaria o inferior, un aumento de la complejidad exportadora como el que se observa entre las CA de Extremadura y Madrid, les reduce la probabilidad de temporalidad en 6,6 p. p.; para los de estudios secundarios, la reducción es de 3,1 p. p.; mientras que para los de estudios superiores es de solamente 1,3 p. p. (además, en este último caso, el coeficiente no es significativamente distinto de 0 en algunas de las especificaciones).

Spillovers en el conjunto de la economía

El análisis presentado hasta ahora solamente incluye los trabajadores en sectores productores de bienes. La razón es que, por construcción, el índice de la complejidad exportadora solamente puede ser computado para bienes y no está definido para servicios. Sin embargo, el 76% de los trabajadores españoles está en el sector servicios, por lo que para completar el análisis examinamos si hay un efecto de desbordamiento (spillover) del sector productor primario y secundario (esto es, recursos naturales como la agricultura e industria) hacia el sector terciario (servicios). En concreto, la hipótesis planteada es si la especialización en la producción de bienes complejos en una determinada CA revierte de forma positiva sobre la calidad del empleo del sector servicios en dicha región. Los canales por los que ello podría operar son varios (por ejemplo, una mayor competencia entre empresas para atraer trabajadores podría incentivar la contratación indefinida), aunque analizarlos con detalle está fuera del alcance de este artículo.

El cuarto gráfico muestra resultados a favor de la hipótesis planteada. Es decir, existe una relación negativa y significativa entre temporalidad y complejidad, no solamente en el sector primario y secundario, sino también en el sector servicios. En concreto, un aumento del ICE10 como el planteado anteriormente implica una reducción de 3,5 p. p. en la probabilidad de tener un contrato temporal en el sector servicios (algo inferior a los 5,4 p. p. del sector primario y secundario).11 Es decir, la evidencia empírica sugiere que existe un spillover positivo entre la complejidad de los bienes producidos y la calidad del empleo en los servicios.

En conclusión: la especialización productiva influye en la calidad del empleo

La existencia de notables diferencias en la especialización productiva de las distintas CC. AA. tiene implicaciones relevantes para el mercado de trabajo a nivel regional. Aquellas CC. AA. especializadas en la producción y exportación de bienes más complejos tienen menores tasas de temporalidad, especialmente entre los trabajadores de menor nivel educativo que generalmente suelen adolecer de una situación laboral más precaria. En con­­secuencia, se puede afirmar que no solamente im­­porta cuánto se exporta sino también lo que se exporta. Aquello que un país, o una región, produce es una muestra de sus capacidades productivas y ello está íntimamente ligado a las condiciones del puesto de trabajo y a la productividad laboral. En este sentido, fomentar la producción de productos más complejos puede ayudar a reducir la elevada temporalidad de la economía española y, al mismo tiempo, impulsar el crecimiento de la productividad a largo plazo.

Clàudia Canals y Judit Montoriol-Garriga

 

1. Véase el Focus «De lechugas a coches: un análisis de la complejidad de las exportaciones españolas», disponible en www.caixabankresearch.com.

2. Dicho índice se construye a partir del índice de complejidad a nivel de producto (PCI) desarrollado por el Atlas of Economic Complexity del MIT y el valor de las exportaciones de cada producto de las distintas CC. AA. (con datos obtenidos de Datacomex). Para una definición formal, véase el Focus referenciado en la primera nota.

3. La temporalidad laboral se refiere al porcentaje de trabajadores con contrato temporal en relación con el número total de trabajadores.

4. Véase Sánchez, R. y Toharia, L. (2000). «Temporary workers and productivity: the case of Spain». Applied Economics, 32(5), 583-591; Cabrales, A., Dolado, J. J. y Mora, R. (2013). «Dualidad laboral y déficit de formación ocupacional: Evidencia sobre España con datos de PIAAC». Informe nacional del Programa Internacional de Evaluación de Competencias de la Población Adulta, 2, 9-38; y De la Rica, S., Dolado, J. J. y Llorens, V. (2008). «Ceilings or floors? Gender wage gaps by education in Spain». Journal of Population Economics, 21(3), 751-776.

5. Todos los resultados presentados están basados en Canals, C., y Montoriol, J. (2018). «La complejidad de las exportaciones y la calidad del empleo». Papeles de Economía Española, (158), 116.

6. El ICE correspondiente a CA y sector se calcula de manera análoga a la computación por CA, usando las exportaciones de distintos productos como pesos para ponderar el índice. En el análisis principal se consideran los trabajadores en el sector primario y secundario, puesto que son estos los sectores sobre los cuales disponemos de ICE. Para más detalles, véase Canals y Montoriol (2018) antes referenciado.

7. La diferencia entre el ICE de Extremadura y la CA de Madrid corresponde, aproximadamente, a una desviación estándar del ICE.

8. Los resultados son robustos al uso de otras variables alternativas para aproximar la calidad del empleo, como el empleo parcial involuntario o los ocupados que desearían trabajar más horas.

9. Los niveles de educación, según la CNED 2014, se agrupan en: primaria (1, 2 y 10), secundaria (21-41) y superior (51-81).

10. Nótese que el ICE se define a nivel de CA (sin tener en cuenta el sector de actividad) puesto que no se puede computar para los servicios.

11. Nótese que la principal diferencia entre las actuales estimaciones para el sector primario y secundario y las anteriores es que antes el ICE estaba definido a nivel de sector de actividad y de CA, mientras que no es así en estas.

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