La economía española mantiene su ritmo de crecimiento en un entorno externo adverso

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15 de noviembre de 2019

El PIB creció en el 3T un 0,4% intertrimestral (2,0% interanual), el mismo ritmo que en el trimestre anterior. Así, de confirmarse este avance del PIB del INE, la economía española estuvo creciendo en el 3T a un ritmo claramente por encima del experimentado por la eurozona (0,2% intertrimestral). Con todo, la economía española se encuentra en fase de desaceleración, con crecimientos menores a los percibidos en los últimos años, una demanda interna más moderada y un entorno externo más exigente. Por lo que respecta a la composición del crecimiento interanual, la del tercer trimestre fue muy distinta a la del 2T 2019: la demanda interna aumentó su contribución en 0,8 p. p. hasta los 1,8 p. p., mientras que la externa disminuyó su contribución en 0,8 p. p. hasta los 0,2 p. p. Así, el consumo privado se recuperó de un mal primer semestre y creció un 1,1% intertrimestral (1,5% interanual), y la inversión repuntó tras el bache del trimestre anterior y creció un 1,3% intertrimestral (2,0% interanual, y con un rebote del 5,6% de la inversión en equipo), lo que manda una señal positiva sobre las perspectivas de demanda agregada para los próximos trimestres. Por el contrario, la demanda externa registró un comportamiento mixto, con un mayor crecimiento de las importaciones (1,3% intertrimestral, 0,4 p. p. más que en el 2T) y una contracción de las exportaciones (–0,8% intertrimestral), que acusan el impacto de la guerra comercial y la desaceleración económica de los principales socios comerciales.

Los indicadores apuntan a que la expansión continuará a un ritmo moderado. El sector industrial atraviesa un mal periodo, penalizado por el deterioro del entorno exterior: su cifra de negocios disminuyó en agosto un 0,3% interanual (media móvil de tres meses), prosiguiendo el paulatino empeoramiento registrado en los meses anteriores, y en septiembre el índice PMI de manufacturas retrocedió hasta los 47,4 puntos, en zona contractiva (por debajo de los 50 puntos). En cambio, el sector servicios mantiene un buen desempeño, aunque sus últimos indicadores reflejan cierta erosión por la debilidad del sector industrial. Así, en agosto, la cifra de negocios del sector servicios avanzó un 3,4%, un ritmo notable pero por debajo del promedio mensual experimentado entre enero y julio (4,7%). Asimismo, en septiembre, el índice PMI de servicios disminuyó hasta los 53,3 puntos, 1 punto por debajo del registro del mes anterior. En su conjunto, estos indicadores apuntan a una moderación paulatina del ritmo de actividad.

La desaceleración económica se hace más perceptible en el mercado laboral en el 3T 2019. Así, según la encuesta de población activa, el ritmo de creación de empleo se ralentizó hasta el 0,1% intertrimestral (en términos desestacionalizados), muy por debajo del ritmo experimentado los últimos cuatro trimestres (0,6% en promedio). En términos interanuales, aunque el crecimiento del empleo (1,8%) fue inferior al del 2T 2019 (+2,4%), la ocupación aumentó en 346.000 personas, hasta alcanzar los 19,9 millones de ocupados. Por su parte, la reducción del desempleo también se ha ralentizado: el número de parados bajó en los últimos cuatro trimestres en 111.600 personas, una cifra muy inferior a la registrada en el promedio de los terceros trimestres de los últimos cinco años (–294.000), debido tanto a la menor creación de ocupación como al mayor aumento de la población activa. Así, la tasa de paro se situó en el 13,9% (14,6% en el 3T 2018), un nivel muy similar al del trimestre anterior (14,0%), pero que supone el mejor registro en un tercer trimestre desde el 3T 2008.

La inflación continúa la tónica de moderación de los últimos meses. El avance del IPC de octubre se mantuvo en el 0,1% interanual, el mismo registro que en el mes anterior. La baja inflación de estos últimos meses viene causada por los componentes con precios más volátiles. En concreto, la electricidad acumulaba en septiembre un descenso del 17,1% interanual y el precio del petróleo (en euros) acumula en octubre una caída del 23,7% interanual que, por efectos de base, remitirá en noviembre y diciembre. De cara a los próximos meses, la inflación general seguirá sesgada a la baja por los componentes energéticos y, en concreto, por el efecto de base del precio del petróleo (que, alrededor de los 60 dólares por barril, se encuentra muy por debajo de los 80 dólares alcanzados en otoño de 2018). La inflación subyacente, por su parte, se mantendrá en niveles similares a los actuales (1,0% en septiembre).

El saldo por cuenta corriente se mantiene estable en agosto. En el acumulado de 12 meses hasta agosto de 2019, el saldo por cuenta corriente se situó en los 21.883 millones de euros (un 1,78% del PIB), un nivel muy parecido al registro del mes anterior (1,79% del PIB). Así, tras deteriorarse de manera sostenida desde finales de 2016 hasta marzo de 2019, la cuenta corriente ha cambiado de tendencia y se ha estabilizado. En gran parte, ello refleja una estabilización de la partida de bienes no energéticos desde abril, especialmente por la desaceleración de las importaciones (en términos acumulados de 12 meses, crecieron un 2,2% inter­­anual tanto en julio como en agosto). Sin embargo, el entorno internacional adverso se sigue manifestando en la debilidad de las exportaciones, que en agosto avanzaron un modesto 0,6% interanual (1,3% en julio, 4,3% en agosto de 2018).

La ejecución presupuestaria muestra poco avance en la consolidación de las cuentas públicas. Así, en agosto de 2019, el déficit de las Administraciones públicas (excluyendo las corporaciones locales) fue ligeramente superior al registro de agosto de 2018 y se situó en el 2,1% del PIB (+0,1 p. p.). Este resultado se debió, principalmente, al deterioro de las cuentas de la Seguridad Social y las comunidades autónomas, que experimentaron déficits del 0,5% y del 0,2% del PIB, respectivamente. Por su parte, el déficit del Estado, del que ya se disponen datos hasta septiembre, se situó en el 0,6% del PIB, por debajo del 1,1% registrado en septiembre de 2018. Esto apunta a una ligera mejora en la ejecución presupuestaria en el final de año, aunque esta reducción no sería suficiente para conseguir compensar el desfase de la Seguridad Social y las comunidades autónomas para el objetivo de déficit para el conjunto de las Administraciones públicas en 2019 (2,0%). Este objetivo está incluido de nuevo en la actualización de las cuentas públicas que el Gobierno remitió a Bruselas en octubre. Este Plan Presupuestario incluye un escenario inercial para 2020, sin medidas de ingresos adicionales previstas y con solo el aumento de las pensiones (+0,9%) y del salario de los funcionarios (+2,0%) como medidas de gasto adicionales incluidas en 2020. Para ese año, el Gobierno prevé un déficit del 1,7%, 3 décimas por debajo de lo previsto por CaixaBank Research.

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