Crecimiento en EE. UU.: el poder del capital humano

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Clàudia Canals, CaixaBank Research
Clàudia Canals
2 de julio de 2018
Cascos de trabajo

EE. UU. se está adentrando en su décimo año consecutivo de crecimiento, lo que sugiere que ya se encuentra en una etapa muy madura de su ciclo económico. Así, cabe esperar que los factores cíclicos que han aupado el crecimiento durante los últimos años vayan perdiendo protagonismo y que la economía pase a depender en mayor medida de los factores de fondo que determinan su capacidad de crecimiento, como son el número de trabajadores, la productividad, el capital físico y el capital humano. Habiendo ya analizado los tres primeros factores en otros artículos,1 hoy nos preguntamos sobre la evolución reciente del capital humano y sus perspectivas de futuro.

La contribución del capital humano al crecimiento económi­­co es inmediata: una fuerza laboral con una mejor formación es capaz de producir más. En este sentido, la evolución de la calidad de la fuerza laboral estadounidense es remarcable: en los últimos 70 años, ha ido mejorando su nivel formativo de forma sostenida (véase el primer gráfico). De este modo, se estima que el capital humano ha con­­tribuido en torno a 0,3 p. p. al crecimiento anual del PIB (del 3%). Además, varios estudios apuntan a que dicha contribución no se ha visto mermada en la última década, tras la gran crisis de 2008, mientras que ello sí ha ocurrido con otros factores como el capital físico o la productividad.

No obstante, según varios estudios, en los próximos años, el capital humano podría pasar a contribuir al crecimiento de una manera más marginal. Uno de los principales motivos es la jubilación de los baby boomers. Una generación cuyo nivel educativo (medido en años totales de educación) se emplaza sustancialmente por encima del de sus padres, pero solo algo por debajo del de sus hijos.2 Así, a medida que se jubilaban las generaciones anteriores a los boomers, el total de años educativos promedio de la población en edad de trabajar iba aumentando, una tendencia que se espera que se ralentice en los próximos años.

Dos elementos, sin embargo, matizan esta visión no muy optimista de la relevancia futura del capital humano sobre el crecimiento de EE. UU. En primer lugar, los datos siguen arrojando un aumento incesante del porcentaje de graduados universitarios. Aunque puede que este aumento de graduados universitarios sea menos relevante en términos del total de años educativos que el paso de educación elemental básica a secundaria ocurrido en el pasado, el impacto en crecimiento no tiene por qué ser menor. El segundo matiz es que, además de los años estudiados, es fundamental tener en cuenta qué se ha estudiado: un enfoque educativo más basado en la investigación favorece la generación de nuevas ideas, ingrediente esencial de las mejoras de productividad y, por ende, del crecimiento económico. En este sentido, las cifras hablan por sí solas: EE. UU. se sitúa entre las economías con mayor número de investigadores por millón de habitantes, algo más de 4.000 (véase el segundo gráfico). Una cifra que se apoya tanto en el creciente número de graduados universitarios estadounidenses como en la capacidad del país de atraer talento extranjero.

 

1. Véase el Focus «EE. UU.: el efecto de los baby boomers en el ciclo y en el largo plazo» en el IM11/2017, el artículo «Revolución tecnológica y desaceleración de la productividad» del Dossier del IM02/2018 y el Focus «Situación y perspectivas de la inversión en EE. UU.» en el IM04/2018.

2. La guerra de Vietnam empujó a muchos boomers a matricularse en la universidad para evitar el reclutamiento. Asimismo, la ley para la enseñanza superior de 1965 facilitó los estudios universitarios a través de un nuevo abanico de ayudas. Ambos fenómenos favorecieron, en parte, el fuerte salto educativo de esta generación.

Clàudia Canals, CaixaBank Research
Clàudia Canals
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