El plan Juncker: garantías públicas para dinamizar la inversión privada en Europa

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8 de enero de 2015

La necesidad de incrementar la inversión en Europa ha sido señalada por varios organismos internacionales y fue analizada para el caso de las infraestructuras en el Focus del IM11 «Inversión en infraestructuras: un menú suculento, pero de consecuencias imprevistas». Sin embargo, el margen del sector público europeo para su­­fragar un impulso fiscal generalizado y significativo en todos los países es limitado dado el delicado estado de las cuentas públicas. El sector privado tampoco tiene mucho margen por sí solo para financiar proyectos de inversión, ya que se encuentra aún inmerso en un proceso de desapalancamiento en un contexto de demanda débil. El ob­­jetivo del plan Juncker es aunar los esfuerzos de ambos sectores, fomentando la inversión privada en un entorno de liquidez abundante que no se está traduciendo en financiación de nuevos proyectos. ¿Lo conseguirá?

El plan prevé la creación de una nueva entidad, el Fondo Europeo de Inversiones Estratégicas (FEIE), con un capital inicial de 21.000 millones de euros provenientes de la Comisión Europea (16.000 millones) y del Banco Europeo de Inversiones (5.000 millones). La Comisión permitirá además a los países contribuir al capital del FEIE sin que ello suponga un aumento de su déficit público. A partir de este capital inicial, se prevé emitir alrededor de 60.000 millones de euros de deuda que se utilizará como garantía para atraer 245.000 millones de euros de financiación privada, con lo que se alcanzaría un total de 315.000 millones en inversiones en tres años, equivalente al 0,8% del PIB europeo anual (véase el primer gráfico).

El Banco Europeo de Inversiones se encargará de la puesta en marcha del FEIE, que estará operativo en 2015. El tipo de inversiones que prevé financiar son proyectos a largo plazo en infraestructuras estratégicas (conexiones energéticas transfonterizas, banda ancha, etc.), de transporte, de educación o de I+D. Parte de estas inversiones se podrían llevar a cabo vía project finance, es decir, un mecanismo de financiación privada especialmente creado para llevar a cabo un proyecto de inversión concreto. El mercado de project finance por el momento está poco desarrollado en Europa en comparación con otras regiones (véase el segundo gráfico), en parte debido a las distintas legislaciones existentes en cada país, y el plan puede contribuir a impulsarlo.

El FEIE también llevará a cabo inyecciones de capital y emisión de garantías para favorecer programas de titulización de préstamos a pymes y empresas de capitalización media. De manera adicional, los recursos del FEIE se podrían in­­vertir en los Fondos Europeos de Inversión a Largo Plazo, el marco europeo de inversión colectiva en infraestructuras y en empresas que necesitan capital a largo plazo.

El apoyo del BEI a la asistencia técnica para la estructuración de proyectos, su implementación y su monitoreo aseguran cierta eficiencia y transparencia, aunque todavía falta por detallar cómo se seleccionarán los proyectos y qué nivel de garantías aportará el FEIE, aspectos clave para el éxito del programa. En este sentido, la atracción de inversores privados se puede ver dificultada por la escasa capacidad de absorción de pérdidas del capital público, limitada a priori por el ambicioso nivel de apalancamiento que pretende el FEIE. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que la emisión de garantías por parte del FEIE, aunque limitadas, puede mejorar el perfil de riesgo de los proyectos y consecuentemente el tipo de interés requerido para financiarlo.

Así, si bien el impacto macroeconómico del plan Juncker es incierto, puede ser potencialmente significativo. Por un lado, el FEIE puede acabar financiando proyectos que se habrían realizado de todas maneras. Si esta es la tónica do­­minante, el impacto del programa será escaso. Otros planes de inversiones anteriores, como el plan de 120.000 millones de euros de Barroso en 2012 (compact for growth), no tuvieron mucho efecto. Pero si, por otro lado, se diseñan bien las garantías que puede aportar el FEIE, se podría acelerar de manera significativa la implementación de proyectos actualmente parados. Asimismo, el plan permitirá una homogeneización de la legislación a nivel europeo y una reducción de los obstáculos existentes en las diferentes regulaciones sectoriales, dinamizando las inversiones en Europa en general, y en el project finance en particular.

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