Entre 2020 y 2022 se han creado en España unos 420.000 nuevos hogares. En este mismo periodo, el número de viviendas iniciadas apenas ha alcanzado las 300.000, el nivel más reducido desde 1990 si se exceptúa la etapa de la crisis financiera iniciada en 2008. Esta oferta de vivienda, insuficiente en relación con las dinámicas demográficas, es más acusada en aquellos municipios con mayor crecimiento poblacional, como las grandes urbes, las islas y el arco mediterráneo. Según las proyecciones de población del INE, en los próximos cinco años (2023-2027) se crearán unos 217.000 nuevos hogares por año, lo que supone una presión demográfica significativa y con importantes implicaciones para el mercado de la vivienda.
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Los precios de los alimentos han empezado a moderar su ritmo de crecimiento, pero el alza acumulada desde 2019 es significativa y ha hecho aumentar el peso del gasto en alimentación en la cesta de consumo de los hogares españoles. El descenso de los precios de las materias primas agrícolas y de la energía en los mercados internacionales desde los máximos alcanzados en 2022 debería ayudar a contener los costes de producción agrarios y, con ello, seguir moderando las presiones inflacionistas sobre los alimentos de cara a los próximos trimestres.
El rápido aumento de los precios de la vivienda en muchos países europeos durante la pandemia ha suscitado inquietudes por la posibilidad de que se produzca una corrección de precios en los próximos trimestres. ¿Debemos preocuparnos en el caso de España? Dado el escenario macroeconómico actual, argumentamos que no. Una conclusión que se debe, en gran parte, a la buena salud financiera del conjunto de los hogares y a una accesibilidad a la vivienda que a nivel agregado se sitúa en niveles razonables. Por otra parte, tampoco esperamos una espiral alcista en los precios: mientras la economía recupera los niveles prepandemia se puede producir un repunte de los precios, pero a medio plazo prevemos un crecimiento del precio de la vivienda acorde con la evolución de la renta de las familias. Así lo constatamos con el nuevo modelo de riesgo de CaixaBank Research (HaR).
La pandemia ha provocado, forzosamente, cambios muy importantes en nuestros hábitos de consumo. Ante la imposibilidad de acceder de forma presencial a los comercios, los canales de compra on-line han ganado mucho peso durante el año 2020. Según el análisis de los datos internos de CaixaBank, este crecimiento no solo ha sido significativo, sino que también ha sido generalizado entre empresas de distinto tamaño y sector, y ha supuesto un acicate para que muchas se lanzaran por primera vez a utilizar el e-commerce como canal de venta.
El porcino se ha consolidado como el sector más relevante para la ganadería española, con más del 40% de la producción final ganadera. Lo componen unas 86.500 granjas y unas 2.600 empresas transformadoras, y la mayor parte de su producción se concentra en solo tres regiones: Cataluña, Aragón y Castilla y León. Recientemente, el porcino ha esquivado mejor que otros sectores cárnicos la caída de la demanda por la COVID-19, gracias a su menor dependencia del canal HORECA y al repunte de la demanda procedente de China, cuya producción doméstica se ha visto gravemente afectada por la peste porcina africana (PPA). Esta situación ha permitido al sector porcino español consolidarse como uno de los principales actores en la UE y en el mundo. Entre los retos del sector se encuentra la reducción de las emisiones contaminantes y seguir aplicando de forma estricta las medidas necesarias de bioseguridad para evitar la entrada de la PPA en territorio español.
La economía española mantiene un tono positivo en el arranque de 2025 impulsada, sobre todo, por la reactivación de la demanda interna. Aunque se espera un crecimiento algo más suave que el pasado año, el descenso de la inflación y de los tipos de interés actuarán como importantes puntos de apoyo ante un contexto internacional marcado por la incertidumbre. El Indicador Sectorial de CaixaBank Research refleja este dinamismo en los primeros meses del año y recoge un aumento del número de sectores en fase de expansión, aunque hay cierta heterogeneidad.
La pandemia ha puesto de manifiesto el carácter estratégico del sector agroalimentario al desempeñar una actividad esencial para el abastecimiento de alimentos a la población. Así, el sector ha sido uno de los menos afectados por la crisis: el peso del sector primario sobre el total de la economía aumentó y la industria agroalimentaria sufrió un retroceso mucho más suave que el conjunto de la industria manufacturera en el 2T 2020. De manera similar, la evolución del mercado laboral ha sido relativamente favorable y ha registrado una menor destrucción de empleo y una menor proporción de trabajadores afectados por ERTE.
La situación del sector turístico ha mejorado muy significativamente durante los meses de verano y ha batido las previsiones de buena parte de las empresas del sector.
Tras el shock que supuso la irrupción de la COVID-19, el tejido empresarial turístico redujo ostensiblemente sus niveles de actividad, destruyendo una gran cantidad de empleo y acogiéndose de manera masiva a los ERTE. En la actualidad, la oferta turística se encuentra inmersa en un proceso de reactivación. La eliminación de las restricciones a la movilidad ha animado a un buen número de establecimientos turísticos a reabrir sus puertas, a pesar de que los niveles de demanda aún se sitúan en cotas reducidas. Con el arranque de la temporada estival, es fundamental que el sector turístico pueda mantener, y gane, su apuesta por la reactivación. Solo
así se logrará volver a generar empleo.
El sector turístico sigue siendo uno de los motores clave de la economía española, con un crecimiento previsto del PIB turístico del 2,7%, por encima del conjunto de España. Sin embargo, ha entrado en una nueva etapa de crecimiento más moderado tras los años de fuerte expansión impulsados por la recuperación pospandemia.
El sector se ha ido desacelerando en 2019 en un contexto de empeoramiento de las perspectivas económicas. De cara a 2020, el mercado seguirá evolucionando de manera favorable, aunque el ritmo de avance será más moderado.
La economía española ha alcanzado ya el punto de inflexión que tanto estábamos esperando. Todos los indicadores económicos del 2T 2021 muestran un notable rebote de la actividad económica al levantarse gran parte de las restricciones a la actividad y la movilidad gracias a la aceleración de la campaña de vacunación.
El 2T 2025 empezó con todas las papeletas para una desaceleración del crecimiento de la economía española. A principios de abril, y después de meses de amenazas, la Administración Trump anunció los aranceles bilaterales y catapultó los principales indicadores de incertidumbre a máximos históricos. Semanas después, un apagón dejó la península ibérica sin electricidad durante un día. Todo esto, además, ocurrió en un entorno en el que la economía de la eurozona volvía a dar señales de enfriamiento.