El sector manufacturero español ha superado un 2022 marcado por la crisis energética y los problemas de abastecimiento de algunas materias primas, que le impidieron recuperar los niveles previos a la pandemia. En 2023, pese a que el contexto económico sigue sujeto a una gran incertidumbre, las perspectivas son algo más favorables que hace unos meses: una vez sorteados los escenarios más adversos que se divisaban en el invierno, la economía sigue dando señales positivas gracias a la estabilización de los mercados energéticos y a la resiliencia del mercado laboral y del consumo de los hogares españoles.
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Cada vez son más las personas que viven de alquiler. En los últimos cinco años, el porcentaje de hogares que alquilan su vivienda principal ha aumentado significativamente: del 16,1% en 2013 hasta el 17,8% en 2018. La fuerte demanda de viviendas de alquiler ha hecho repuntar los precios, sobre todo en las grandes ciudades y puntos turísticos, si bien en los trimestres más recientes se ha observado una cierta tendencia a la moderación. En el futuro, se espera que la demanda de vivienda de alquiler siga siendo robusta, por lo que será necesario aumentar la oferta de forma acompasada para evitar más presiones en los precios.
El sector de la hostelería fue uno de los sectores que más sufrió las consecuencias de la pandemia, al hallarse en el epicentro de las medidas de distanciamiento social a las que se recurrió para contener el avance de la COVID-19. Si bien los indicadores oficiales apuntan a una clara recuperación del sector en 2022, esta no ha sido totalmente generalizada. A partir de un análisis de los datos internos de CaixaBank se evidencian las grandes diferencias que existen dentro del sector, con una parte que ha mejorado mucho su situación con respecto a 2019 y otra parte nada despreciable que aún arrastra dificultades.
La oferta de vivienda continúa siendo insuficiente para absorber una demanda que sigue creciendo con fuerza por la formación de nuevos hogares. Este déficit de vivienda y la presión que ejerce sobre los precios subraya la necesidad de acelerar la construcción de vivienda asequible.
La crisis actual está desencadenando cambios en numerosos aspectos de nuestras vidas, muchos de ellos relacionados con nuestras preferencias residenciales. Por ejemplo, el teletrabajo puede llegar a transformar cómo y dónde vivimos. La pandemia también ha supuesto un impulso a la digitalización del sector inmobiliario y podría acelerar ciertas transformaciones en otros ámbitos como la rehabilitación de vivienda, lo que apoyaría la transición hacia una economía más sostenible.
El reloj inmobiliario de CaixaBank Research muestra la evolución del precio de la vivienda y las compraventas a lo largo
del ciclo.
El aumento de los aranceles por parte de EE. UU. entre 10 y 20 p. p. debería tener un impacto limitado en la economía española, menor que en otras economías avanzadas, pero algunos sectores de actividad podrían verse más afectados.
Los activos inmobiliarios comerciales han tenido un excelente comportamiento en la primera mitad del año 2022. Pero esta situación está cambiando rápidamente a raíz del fuerte aumento de los tipos de interés que está llevando a cabo el BCE para frenar el avance de la inflación. Todo parece indicar que las oficinas serán los activos que pueden sufrir un mayor ajuste de valoración, al contar con unas rentabilidades más estrechas. El retail, cuyas valoraciones acumulan varios años de intenso ajuste, podría tener ahora un comportamiento más estable que el resto de los segmentos. En cambio, los activos logísticos, el producto estrella en los últimos tiempos por el auge del e-commerce, podría mostrar una mayor sensibilidad al deterioro del entorno macroeconómico. Finalmente, ponemos el foco en el segmento co-living, que está despertando mucho interés inversor recientemente en España, especialmente en el caso del senior living, un segmento con perspectivas muy positivas teniendo en cuenta las perspectivas demográficas que apoyarán a la demanda a medio y largo plazo y la escasa oferta actual.
Las restricciones implementadas para frenar el avance del coronavirus y la precaución por la incertidumbre reinante provocaron un gran aumento del ahorro de los hogares españoles en 2020. En concreto, estimamos que el ahorro acumulado por la pandemia alcanzó los 46.600 millones de euros, el 3,7% del PIB de 2019. Este fuerte aumento del ahorro se ha ido deshaciendo a medida que hemos podido recuperar nuestros hábitos, lo que está espoleando una rápida recuperación del consumo. Una tendencia que muy probablemente se mantendrá en los próximos trimestres.
En los últimos años, el precio de la vivienda ha intensificado su tendencia alcista y se ha convertido en una de las principales preocupaciones económicas y sociales de España. Este fenómeno se explica en gran medida por el déficit de vivienda acumulado desde 2021 a causa de una persistente brecha entre la oferta y la demanda. Dicho déficit de vivienda es significativo (estimamos que asciende a cerca del 4% del parque de viviendas principales en España), y más elevado en determinadas provincias, grandes municipios y zonas turísticas: precisamente donde se observan las mayores presiones alcistas sobre los precios.
En este capítulo repasamos el nuevo escenario de previsiones para la economía española y los retos a los que se enfrenta la Unión Europea en el plano económico. Por el camino, hablamos de la situación financiera de los jóvenes y la reducción de la temporalidad en el mercado laboral español. Una de cal y otra de arena.
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