El inicio del proceso de normalización de la política monetaria por parte del BCE ha provocado una aceleración de los precios de la vivienda, especialmente en los mercados con un fuerte desajuste entre una oferta insuficiente y una demanda dinámica. Entre las economías en las que los precios reales han aumentado con más fuerza en el último año y medio, y cuyos mercados residenciales presentan indicadores de sobrevaloración más significativa, destacan Portugal, Bulgaria, Hungría, Países Bajos y Estonia. En contraste, los mercados de grandes economías como Alemania, Suecia, Francia y Luxemburgo siguen sobrevalorados, pero han corregido el fuerte crecimiento de precios que experimentaron en las décadas previas a la pandemia, reduciendo las señales de sobrecalentamiento.
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Según el nuevo Indicador Sectorial de CaixaBank Research, las ramas más intensivas en energía de la industria manufacturera y el sector agroalimentario son los que más sufrieron en 2023. En el lado opuesto, encontramos la hostelería y la automoción, que mantuvieron una buena evolución.
El mercado inmobiliario europeo lleva varios años avanzando a buen ritmo. Buena prueba de ello es que, desde principios de 2016, los precios de la vivienda en el conjunto de la UE han aumentado un 4,6% anual en promedio, por encima del crecimiento de los salarios y del PIB, en términos nominales. Esta senda alcista se observa de manera generalizada tanto por países como en las grandes ciudades. En este artículo analizamos qué factores explican esta tendencia y si presenta algún riesgo.
La pandemia ha puesto de manifiesto el carácter estratégico del sector agroalimentario al desempeñar una actividad esencial para el abastecimiento de alimentos a la población. Así, el sector ha sido uno de los menos afectados por la crisis: el peso del sector primario sobre el total de la economía aumentó y la industria agroalimentaria sufrió un retroceso mucho más suave que el conjunto de la industria manufacturera en el 2T 2020. De manera similar, la evolución del mercado laboral ha sido relativamente favorable y ha registrado una menor destrucción de empleo y una menor proporción de trabajadores afectados por ERTE.
La sequía extrema y el aumento de costes han formado una tormenta perfecta que no ha logrado mermar el elevado dinamismo de las exportaciones agroalimentarias españolas de los últimos años. El retroceso del volumen de exportaciones que ha sufrido el sector, que se ha visto compensado por el aumento de precios, es fruto de una coyuntura adversa: los distintos indicadores de competitividad se muestran resilientes y las cuotas en los mercados mundiales mantienen un comportamiento muy favorable. Aun así, el sector debe seguir invirtiendo en pos de una producción aún más digitalizada, sostenible y competitiva, una cuestión de vital importancia ante el enorme reto que supone el cambio climático para nuestro país.
El sector turístico ha cerrado la temporada de verano de este año en muy buena forma. Las llegadas de turistas internacionales se han acercado mucho a los registros de 2019, un año que fue extremadamente positivo para el sector. Además, el turismo doméstico ha seguido ofreciendo muy buenas cifras. No obstante, el escenario macroeconómico se presenta como un riesgo para la evolución de la actividad turística en los próximos trimestres, debido a la elevada inflación y la ralentización económica en Europa. A pesar de ello, consideramos que la demanda turística aún goza de importantes palancas de crecimiento para el año que viene, con lo que estimamos que completará su recuperación en 2023.
El sector turístico es un sector clave para la economía española y, por ello, la caída del turismo prevista para 2020 supondrá un impacto mayúsculo sobre el nivel de actividad económica del país. Además, el impacto económico no se distribuirá de manera homogénea en la geografía española puesto que existen profundas diferencias en el peso del sector turístico entre regiones. Así, esperamos que las comunidades insulares y mediterráneas quedarán más expuestas que el promedio de España, mientras que las del interior sufrirán de manera más leve.
La inversión en el mercado inmobiliario comercial registró caídas significativas en 2023 como consecuencia del aumento de los tipos de interés. Sin embargo, a medida que avance 2024, se espera una reactivación de las operaciones, gracias al descenso que se anticipa de los tipos de interés y a una evolución favorable de los fundamentales que determinan el comportamiento de los diferentes segmentos. Por un lado, un mayor dinamismo del consumo servirá de apoyo al segmento minorista y la continua penetración del e-commerce seguirá requiriendo de inversiones en el segmento logístico. Por el otro, el living se consolidará como el segmento que más inversión atrae, y el sector hotelero seguirá teniendo una evolución positiva, gracias a la buena marcha del turismo en España. Por último, las oficinas seguirán adaptándose a las nuevas exigencias de sostenibilidad y a las nuevas formas de trabajo surgidas tras la pandemia.
La demanda de vivienda por parte de extranjeros en España ha tenido un comportamiento excepcional después de la pandemia. En 2022, los extranjeros compraron 90.000 viviendas en España, un 46% más que en 2021. En consonancia con esta buena evolución, el número de hipotecas contratadas por extranjeros también aumentó y alcanzó las 30.000 en 2022, de modo que uno de cada tres compradores extranjeros contrató una hipoteca en España el año pasado. Los extranjeros residentes suelen comprar viviendas y contratar hipotecas por un importe similar al de los españoles. En cambio, los extranjeros no residentes suelen decantarse por viviendas más caras y, en consecuencia, el importe hipotecario promedio de los extranjeros es más elevado, si bien existen notables diferencias según la nacionalidad y las comunidades autónomas. Por su elevado importe, destacan las hipotecas de extranjeros en las Baleares, y en cuanto a la nacionalidad, los suecos y los estadounidenses son los que suelen endeudarse más.
Los destinos rurales se han revelado como los más atractivos tras el estallido de la pandemia. Para los turistas que buscaron viajar y mantener el distanciamiento social durante el pasado verano, los espacios rurales han supuesto una gran alternativa que ha llevado a que la pérdida de actividad turística en las regiones menos urbanas de España haya sido mucho menor que en destinos más tradicionales de costa y en las ciudades. En este artículo recurrimos a técnicas de análisis de big data para analizar la evolución de los pagos con tarjeta efectuados por los turistas domésticos e internacionales según las características de los destinos que visitaron. Los resultados confirman la mayor resiliencia de los destinos turísticos rurales durante 2020 y dibujan unas perspectivas positivas para el turismo rural de cara a 2021.
Léopold es analista en el Departamento de Planificación Estratégica. Graduado del programa Analysis and Policy in Economics de la Paris School of Economics, tras haber estudiado en las universidades de Panthéon-Sorbonne y de Toronto. Antes de incorporase a CaixaBank, Léopold tuvo varias experiencias tanto en Europa como en América Latina: fue periodista económico en el diario financiero francés Les Echos y trabajó como economista en la embajada de Francia en Buenos Aires y como economista de Europa del Sur del Grupo Crédit Agricole. En Madrid, ha coordinado el seguimiento macrofinanciero latinoamericano en Telefónica y, más recientemente, en Mutua Madrileña, donde también se encargaba del análisis de la política monetaria y del sector financiero español. Dentro del equipo de Planificación Estratégica, sus principales áreas de estudios comprenden el seguimiento del escenario macrofinanciero español y de las tendencias que pueden afectar a la oferta y la demanda de servicios financieros.
Las exportaciones agroalimentarias han exhibido un gran dinamismo durante la pandemia en un contexto en el que el comercio internacional ha sufrido con especial dureza el impacto de la crisis. La carne de porcino, las frutas y algunas verduras frescas han sido los productos con mayor demanda, y el País Vasco y sobre todo Aragón, las regiones con los mayores crecimientos de las exportaciones entre enero y julio de 2020. A pesar de este comportamiento favorable hasta la fecha, el sector sigue atentamente la evolución de las tensiones comerciales globales, especialmente entre EE. UU. y la UE, y las negociaciones sobre el brexit.
La industria de la automoción es un importante motor de crecimiento y prosperidad a nivel mundial, por su contribución social, al facilitar la movilidad de las personas de forma eficiente, segura y asequible, y económica, como motor de innovación, generador de empleo de calidad y pilar del comercio internacional. En el caso de España, se ha convertido en un puntal de nuestra industria y un referente a escala mundial, gracias a una gran capacidad de producción y una elevada productividad, derivada de una mano de obra cualificada y un alto nivel de automatización de las plantas. La crisis económica generada por la pandemia ha hecho mella en un sector que se encuentra en plena transformación tecnológica hacia la electrificación. Una transición necesaria y que contará con un importante apoyo de los fondos Next Generation EU (NGEU).
La crisis energética ha supuesto en el seno de la UE un acicate para impulsar fuentes de energía más respetuosas con el medio ambiente y menos dependientes de los combustibles fósiles, pero su pleno desarrollo se presenta como una empresa a medio plazo.
Los fondos NGEU y los programas nacionales de inversiones en Alemania y Francia son el resultado de un largo proceso de cambios en los grandes bloques económicos, acelerado por la COVID y la guerra en Ucrania. Estos esfuerzos buscan redefinir y adaptar los modelos productivos a la transición energética y la digitalización en un contexto de incertidumbre y nuevas dinámicas geopolíticas.
El peso de las rentas del trabajo sobre el PIB es una variable con importantes implicaciones económicas, políticas y sociales cuyo análisis reviste especial interés en momentos convulsos como los que vivimos.