La economía española mantiene un tono positivo en el arranque de 2025 impulsada, sobre todo, por la reactivación de la demanda interna. Aunque se espera un crecimiento algo más suave que el pasado año, el descenso de la inflación y de los tipos de interés actuarán como importantes puntos de apoyo ante un contexto internacional marcado por la incertidumbre. El Indicador Sectorial de CaixaBank Research refleja este dinamismo en los primeros meses del año y recoge un aumento del número de sectores en fase de expansión, aunque hay cierta heterogeneidad.
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Emilio Ontiveros y Enric Fernández participaron en el debate “Recuperación, ¿qué recuperación? Oportunidades y cautelas” organizado por la Cátedra Fundación “la Caixa” de Economía y Sociedad.
El mercado del alquiler de vivienda ha acaparado mucha atención en los últimos años. Su fuerte subida de precio, muy superior al incremento de las rentas del trabajo, ha puesto de relieve la vulnerabilidad económica de los hogares que viven de alquiler: estos hogares suelen tener un nivel de ingresos inferior al promedio, y un elevado porcentaje de ellos destina más del 40% de sus ingresos a los pagos relacionados con la vivienda. Para hacer frente a esta preocupante situación, se han tomado medidas de política económica muy necesarias, orientadas a incrementar la oferta de vivienda asequible. Sin embargo, también se han propuesto otro tipo de políticas, como el control del precio del alquiler en zonas de mercado tensionado, cuya eficacia es limitada, según la experiencia internacional.
Nuestro Indicador Sectorial recoge una mejora generalizada entre sectores en 2024, especialmente significativa en algunas ramas manufactureras, como la industria química, la farmacéutica y la papelera, beneficiadas por el descenso de la factura energética y la mejora de las exportaciones. Por el contrario, el sector de la automoción se ha desacelerado de forma muy marcada a lo largo de este año, después de la recuperación experimentada en 2023.
La sequía de este invierno ha realzado uno de los desafíos más importantes a los que se enfrenta el sector agroalimentario español: mejorar el uso de los recursos hídricos ante una perspectiva de mayor escasez de agua.
Las perspectivas para el conjunto de la economía española están altamente condicionadas a la evolución de las presiones inflacionistas, especialmente las energéticas. El sector primario ya venía sufriendo el alza de los costes de producción y el conflicto bélico en Ucrania no ha hecho más que agravar la situación.
Cambio en los patrones de consumo durante el confinamiento: del restaurante al hogar
Durante los meses de confinamiento se produjo un cambio radical en los patrones de consumo de alimentos en España. Usando datos internos de gasto con tarjetas españolas y extranjeras en los TPV de CaixaBank, observamos que el gasto en supermercados y grandes superficies de alimentación repuntó con fuerza durante el estado de alarma. También aumentó el uso del comercio electrónico, en parte para minimizar los desplazamientos y el contacto entre personas. En contrapartida, el consumo en restaurantes se desplomó. A pesar de que, durante el verano, el gasto doméstico en restauración repuntó con fuerza, el parón del turismo extranjero sigue perjudicando especialmente a los establecimientos orientados al cliente internacional.
El sector español de la automoción intenta encontrar su lugar en el nuevo ecosistema mundial, una vez superado el entorno adverso de los últimos años, marcado por los problemas de aprovisionamiento en los mercados internacionales de inputs esenciales como microchips y semiconductores, y los aumentos de precios y tipos de interés.
La inversión en el mercado inmobiliario comercial registró caídas significativas en 2023 como consecuencia del aumento de los tipos de interés. Sin embargo, a medida que avance 2024, se espera una reactivación de las operaciones, gracias al descenso que se anticipa de los tipos de interés y a una evolución favorable de los fundamentales que determinan el comportamiento de los diferentes segmentos. Por un lado, un mayor dinamismo del consumo servirá de apoyo al segmento minorista y la continua penetración del e-commerce seguirá requiriendo de inversiones en el segmento logístico. Por el otro, el living se consolidará como el segmento que más inversión atrae, y el sector hotelero seguirá teniendo una evolución positiva, gracias a la buena marcha del turismo en España. Por último, las oficinas seguirán adaptándose a las nuevas exigencias de sostenibilidad y a las nuevas formas de trabajo surgidas tras la pandemia.
Según el nuevo Indicador Sectorial de CaixaBank Research, las ramas más intensivas en energía de la industria manufacturera y el sector agroalimentario son los que más sufrieron en 2023. En el lado opuesto, encontramos la hostelería y la automoción, que mantuvieron una buena evolución.
Las compraventas por parte de extranjeros en España han sorprendido por su vigorosa recuperación tras el levantamiento de las restricciones ligadas a la pandemia. Los indicadores de intención de compra apuntan a que esta tendencia positiva tendrá continuidad a corto plazo, especialmente entre la población alemana y nórdica. El recorrido que la demanda extranjera puede tener a largo plazo es prometedor si tenemos en cuenta las tendencias demográficas en Europa: la cercana jubilación de una nutrida generación de europeos apunta a un notable incremento de la demanda potencial, especialmente entre los años 2026 y 2030. Y aunque España cuenta con importantes fortalezas para atraer esta demanda, como la elevada competitividad turística y la percepción de seguridad del país, no se deben desdeñar los esfuerzos destinados a generar un entorno regulatorio y fiscal atractivo, al tiempo que se adoptan las políticas de vivienda adecuadas para mitigar su impacto sobre la población local.
Es inevitable que el sector promotor y el sector constructor, muy sensibles a las condiciones económicas y al clima de confianza, experimenten una notable contracción este año. Prevemos un notable descenso de los visados de obra nueva y un fuerte impacto en el empleo del sector de la construcción. Con todo, la naturaleza del shock y la situación en la que se encontraba el sector antes de la llegada de la COVID-19, mucho más favorable que hace una década, ofrece cierta confianza sobre su capacidad de recuperarse.
Después de un año 2022 en el que la demanda de vivienda ha batido todas las expectativas, en 2023 prevemos que el número de compraventas experimente un ajuste significativo, principalmente por el impacto del aumento de los tipos de interés. El precio de la vivienda, que suele responder con algo de retraso tras la caída de la demanda, se ralentizará de forma notable, pero esperamos que mantenga una tasa de crecimiento ligeramente positiva en 2023 (aunque sí se ajustará en términos reales, debido a la elevada inflación). La oferta de vivienda, que es insuficiente para cubrir la demanda estructural por formación de hogares, seguirá siendo muy limitada debido a la ralentización económica, los elevados costes de construcción y el descenso de la demanda.
La economía española dispone de un sector manufacturero diverso, exportador y de productividad elevada. Sin embargo, el tejido empresarial está todavía muy atomizado si se compara con la industria alemana, un referente a nivel europeo. Aumentar el tamaño empresarial e impulsar la productividad de las empresas, a través de la inversión en I+D y la adopción de las nuevas tecnologías digitales, avanzando hacia la Industria 4.0, son las claves para seguir incrementando la competitividad de un sector fundamental para la economía y para el sector exterior español. Asimismo, el sector debe evolucionar hacia un modelo industrial más sostenible: solamente las empresas que acometan la transición energética con éxito podrán competir en un nuevo entorno en el que la sostenibilidad será un requisito imprescindible para seguir operando en el mercado.
La oferta de vivienda continúa siendo insuficiente para absorber una demanda que sigue creciendo con fuerza por la formación de nuevos hogares. Este déficit de vivienda y la presión que ejerce sobre los precios subraya la necesidad de acelerar la construcción de vivienda asequible.
Las políticas económicas implementadas durante la pandemia han amortiguado el impacto de la crisis sobre la situación financiera de las familias. Por un lado, se ha evitado una mayor caída de los ingresos de los hogares, mientras que, por otro lado, la política monetaria acomodaticia del BCE ha propiciado una reducción de los pagos por intereses de la deuda. Un análisis detallado del esfuerzo que realizan los hogares para pagar su hipoteca, a partir de los datos internos de CaixaBank, debidamente reponderados para ser representativos de la población española, muestra que las medidas han conseguido reducir el esfuerzo hipotecario durante la pandemia en la mayoría de los hogares, si bien todavía siguen existiendo bolsas de vulnerabilidad entre los hogares de renta baja.