Las perspectivas para el conjunto de la economía española están altamente condicionadas a la evolución de las presiones inflacionistas, especialmente las energéticas. El sector primario ya venía sufriendo el alza de los costes de producción y el conflicto bélico en Ucrania no ha hecho más que agravar la situación.
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Los activos inmobiliarios comerciales han tenido un excelente comportamiento en la primera mitad del año 2022. Pero esta situación está cambiando rápidamente a raíz del fuerte aumento de los tipos de interés que está llevando a cabo el BCE para frenar el avance de la inflación. Todo parece indicar que las oficinas serán los activos que pueden sufrir un mayor ajuste de valoración, al contar con unas rentabilidades más estrechas. El retail, cuyas valoraciones acumulan varios años de intenso ajuste, podría tener ahora un comportamiento más estable que el resto de los segmentos. En cambio, los activos logísticos, el producto estrella en los últimos tiempos por el auge del e-commerce, podría mostrar una mayor sensibilidad al deterioro del entorno macroeconómico. Finalmente, ponemos el foco en el segmento co-living, que está despertando mucho interés inversor recientemente en España, especialmente en el caso del senior living, un segmento con perspectivas muy positivas teniendo en cuenta las perspectivas demográficas que apoyarán a la demanda a medio y largo plazo y la escasa oferta actual.
Las disrupciones en las cadenas globales de suministros, presentes en los mercados desde finales de 2020 por la reactivación de la demanda tras las peores fases de la pandemia, y más tarde por los efectos de la guerra en Ucrania y por la persistencia de la COVID-19 en Asia, condicionaron la actividad en algunas ramas manufactureras a lo largo de la segunda mitad de 2021 y, sobre todo, en 2022. En algunos sectores, los episodios más intensos de dificultades en el comercio internacional obligaron a recortar la producción de manera puntual, o incluso a paralizarla. Como es lógico, sufrieron más las industrias más dependientes de la importación de materias primas o de bienes intermedios para sus procesos productivos, así como aquellas con una mayor complejidad en sus cadenas de valor.
En los últimos años, el turismo rural ha adquirido un protagonismo creciente en España y ha abierto nuevos caminos para la diversificación de las fuentes de ingresos de las economías rurales. En este artículo analizamos, a partir de datos internos de CaixaBank, el despunte del sector tras la pandemia de COVID-19 y sus implicaciones para la resiliencia económica de la España rural y para el sector turístico, dado su alto nivel de sostenibilidad, tanto desde el punto de vista del impacto sobre el medio ambiente como por su mayor diversificación geográfica y su menor estacionalidad comparado con otras formas de turismo más tradicionales como el costero.
La pandemia ha modificado el escenario de la inversión inmobiliaria comercial y ha perfilado distintos tipos de activos según el grado de afectación derivado de las restricciones de movilidad impuestas para atajar la crisis sanitaria. Entre los activos favorecidos destacan los activos residenciales, los centros logísticos y de datos, así como gran parte de los activos del sector minorista. Entre los más desfavorecidos se encuentran las oficinas y los activos hoteleros, lastrados por el auge del teletrabajo y el desplome del turismo internacional.
Después de un 2023 en el que los principales indicadores del sector turístico español retomaron los niveles máximos de 2019, el sector sigue sin mostrar signos de agotamiento cíclico y creció con fuerza en 2024.
La demanda de vivienda por parte de extranjeros en España ha tenido un comportamiento excepcional después de la pandemia. En 2022, los extranjeros compraron 90.000 viviendas en España, un 46% más que en 2021. En consonancia con esta buena evolución, el número de hipotecas contratadas por extranjeros también aumentó y alcanzó las 30.000 en 2022, de modo que uno de cada tres compradores extranjeros contrató una hipoteca en España el año pasado. Los extranjeros residentes suelen comprar viviendas y contratar hipotecas por un importe similar al de los españoles. En cambio, los extranjeros no residentes suelen decantarse por viviendas más caras y, en consecuencia, el importe hipotecario promedio de los extranjeros es más elevado, si bien existen notables diferencias según la nacionalidad y las comunidades autónomas. Por su elevado importe, destacan las hipotecas de extranjeros en las Baleares, y en cuanto a la nacionalidad, los suecos y los estadounidenses son los que suelen endeudarse más.
El sector agroalimentario sigue sufriendo la fuerte alza de los costes de producción y el impacto de la sequía. El descenso de los precios de las materias primas agrícolas y de la energía en los mercados internacionales desde los máximos alcanzados en 2022 debería ayudar a contener los costes de producción agrarios y, con ello, moderar las presiones inflacionistas sobre los alimentos. Sin embargo, la fuerte sequía que está castigando a la península ibérica desde el año pasado ha reducido la producción de muchos cultivos, como los cereales o las frutas, lo que ha repercutido tanto en los precios (al alza) como en el volumen de exportaciones (a la baja). Con todo, las exportaciones agroalimentarias en términos de valor siguieron avanzando a buen ritmo en el 1S 2023 debido al aumento de los precios, lo que refleja la elevada competitividad del sector agroalimentario español a pesar de la coyuntura adversa.
Analizamos con datos internos el comportamiento de los visitantes extranjeros que permanecen en España durante temporadas largas, un grupo de población que suele alojarse en segundas residencias, viviendas de alquiler de temporada o alojamientos especializados, unos segmentos con una tendencia de demanda al alza en el mercado inmobiliario español.
El sector agroalimentario español se enfrenta a un nuevo escenario comercial marcado por el aumento de aranceles por parte de EE. UU., fijados en el 15% para los productos europeos, a la espera de definir las excepciones estratégicas. En un contexto de creciente proteccionismo y debilitamiento del multilateralismo, el sector busca adaptarse mediante la diversificación de mercados y el impulso de acuerdos bilaterales desde la UE. El pacto con Mercosur abre oportunidades para productos clave como el aceite de oliva, el vino o el porcino, pero también plantea riesgos por la competencia en sectores sensibles como la carne de vacuno o el arroz. A pesar de ello, la competitividad y diversificación del agro español lo posicionan favorablemente para afrontar este entorno desafiante.
El aumento de los costes de producción a raíz de la guerra en Ucrania está afectando a todos los eslabones de la cadena alimentaria: producción, transformación, distribución y transporte. El impacto está siendo especialmente negativo en el sector primario, que también se ha visto perjudicado por unas condiciones meteorológicas poco favorables, en forma de sequía. El alza de los costes se está trasladando a los precios de los alimentos que paga el consumidor final, lo que está provocando un aumento del gasto en alimentación, en particular entre las familias de rentas más bajas. La nota más positiva la aporta el sector exterior: las exportaciones agroalimentarias siguen creciendo con fuerza en 2022 y los indicadores de competitividad no parecen haberse deteriorado a pesar del alza en los precios.
Después de un año 2022 en el que la demanda de vivienda ha batido todas las expectativas, en 2023 prevemos que el número de compraventas experimente un ajuste significativo, principalmente por el impacto del aumento de los tipos de interés. El precio de la vivienda, que suele responder con algo de retraso tras la caída de la demanda, se ralentizará de forma notable, pero esperamos que mantenga una tasa de crecimiento ligeramente positiva en 2023 (aunque sí se ajustará en términos reales, debido a la elevada inflación). La oferta de vivienda, que es insuficiente para cubrir la demanda estructural por formación de hogares, seguirá siendo muy limitada debido a la ralentización económica, los elevados costes de construcción y el descenso de la demanda.
La industria manufacturera española ha superado con relativo éxito el impacto de diversos shocks exógenos que han sacudido el escenario económico europeo en los últimos años.
El sector manufacturero español ha superado un 2022 marcado por la crisis energética y los problemas de abastecimiento de algunas materias primas, que le impidieron recuperar los niveles previos a la pandemia. En 2023, pese a que el contexto económico sigue sujeto a una gran incertidumbre, las perspectivas son algo más favorables que hace unos meses: una vez sorteados los escenarios más adversos que se divisaban en el invierno, la economía sigue dando señales positivas gracias a la estabilización de los mercados energéticos y a la resiliencia del mercado laboral y del consumo de los hogares españoles.
El mercado inmobiliario español se empezó a desacelerar a mediados de 2022 con el cambio de rumbo de la política monetaria. Por el momento, y a pesar de que el BCE ya ha subido los tipos de interés de referencia en 4 p. p., el ritmo de desaceleración está siendo más suave de lo anticipado, lo que nos ha llevado a mejorar las previsiones del sector para 2023. No obstante, de cara a los próximos trimestres seguimos esperando un notable ajuste en el número de compraventas respecto a los elevados registros de 2022 y una ralentización del crecimiento del precio de la vivienda, especialmente en 2024, en un contexto de tipos de interés altos por más tiempo. Con todo, hay varios factores que seguirán apoyando al sector y que hacen improbable una fuerte corrección como la experimentada en 2008-2013, entre los que destacan un mercado laboral resiliente y unos flujos de inmigración significativos.
Los precios de los alimentos han empezado a moderar su ritmo de crecimiento, pero el alza acumulada desde 2019 es significativa y ha hecho aumentar el peso del gasto en alimentación en la cesta de consumo de los hogares españoles. El descenso de los precios de las materias primas agrícolas y de la energía en los mercados internacionales desde los máximos alcanzados en 2022 debería ayudar a contener los costes de producción agrarios y, con ello, seguir moderando las presiones inflacionistas sobre los alimentos de cara a los próximos trimestres.
A partir del análisis anonimizado de datos internos de CaixaBank analizamos en profundidad comportamiento reciente del gasto en restauración en España.
La industria de la automoción es un importante motor de crecimiento y prosperidad a nivel mundial, por su contribución social, al facilitar la movilidad de las personas de forma eficiente, segura y asequible, y económica, como motor de innovación, generador de empleo de calidad y pilar del comercio internacional. En el caso de España, se ha convertido en un puntal de nuestra industria y un referente a escala mundial, gracias a una gran capacidad de producción y una elevada productividad, derivada de una mano de obra cualificada y un alto nivel de automatización de las plantas. La crisis económica generada por la pandemia ha hecho mella en un sector que se encuentra en plena transformación tecnológica hacia la electrificación. Una transición necesaria y que contará con un importante apoyo de los fondos Next Generation EU (NGEU).
La economía española ha iniciado 2025 con un crecimiento generalizado, aunque algo más moderado que el año anterior. A pesar de los desafíos globales, como el giro proteccionista de EE. UU., la mitad de los sectores muestra signos de expansión, destacando la industria química y farmacéutica. Este dinamismo sectorial, junto con la ventaja competitiva en energías renovables, refuerza la resiliencia de la economía ante un entorno internacional incierto.