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El cambio climático y la lucha para prevenirlo suponen enormes desafíos para la producción agroalimentaria en España. A su vez, la mejora de la sostenibilidad y la resiliencia del sector será muy importante para la consecución de los objetivos medioambientales fijados en el Pacto Verde Europeo. Los indicadores agroambientales muestran que, pese a algunos avances en los últimos años, el sector se enfrenta a importantes retos, como reducir el uso de plaguicidas químicos, fertilizantes y antimicrobianos en la agricultura, así como mejorar la salud y el bienestar de los animales, aumentar la eficiencia en el uso de la energía y los recursos hídricos, promover un consumo de alimentos más sostenible y saludable, y reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, promoviendo una economía circular. La nueva PAC, con los ecoesquemas como medida estrella, y los fondos Next Generation EU apoyarán la transición verde y digital del sector.
Es importante seguir compaginando la flexibilidad del mercado de trabajo con la red de apoyo del estado del bienestar para salvaguardar el empleo, y abordar la elevada dualidad laboral que perjudica a los más vulnerables.
La sequía de este invierno ha realzado uno de los desafíos más importantes a los que se enfrenta el sector agroalimentario español: mejorar el uso de los recursos hídricos ante una perspectiva de mayor escasez de agua.
La publicación del último censo agrario por parte del INE, correspondiente a 2020, no solo nos permite describir de forma exhaustiva cómo ha evolucionado el sector agrario español por el lado de la oferta en las últimas décadas, sino conocer también los cambios de carácter estructural y anticipar nuevas tendencias, fortalezas y debilidades. La explotación agraria típica aún se caracteriza por su pequeño tamaño, una modesta dimensión económica, y por estar al mando un jefe de explotación que, mayoritariamente, será un hombre y de edad avanzada, con un escaso relevo generacional, uno de los mayores hándicaps a los que se enfrenta el sector. No obstante, los sucesivos censos recogen una gradual concentración de estas explotaciones, que cada vez son más grandes y productivas, así como una mayor presencia de la mujer en el campo.
A menudo, los debates sobre la desigualdad se centran en la dispersión en los niveles salariales y omiten un aspecto muy relevante: la desigualdad de los ingresos salariales depende también de la «intensidad» en el empleo, es decir, de si se está trabajando y con qué regularidad. El caso español es bastante paradigmático, con una alta tasa de temporalidad en el empleo (25,1% en el 2T 2021) y una proliferación de contratos laborales de cada vez menor duración que incide de manera marcada en la desigualdad.
El fuerte crecimiento que ha experimentado el turismo internacional en España está teniendo un impacto muy positivo sobre el crecimiento de la economía y del empleo. Sin embargo, también está generando efectos sobre la población residente que no siempre son positivos, como refleja el aumento de la congestión por la elevada afluencia de turistas en determinados puntos de la geografía española. Ello ha reavivado el debate sobre la necesidad de avanzar hacia un turismo de más calidad.
El agroalimentario es el principal sector de la industria española. Es un sector con un fuerte arraigo en el territorio, que genera empleo estable y que está muy abierto al exterior. También se caracteriza por contar con una estructura empresarial muy atomizada, dominada por empresas pequeñas y con unas empresas grandes menos productivas que sus homólogas europeas. Aumentar el tamaño empresarial e impulsar la productividad de las empresas de mayor tamaño, a través de la inversión en I+D y la adopción de las nuevas tecnologías, ayudaría a incrementar la competitividad de un sector clave para la economía y el conjunto de la sociedad.
¿Cómo se puede mejorar la eficacia de los servicios públicos de empleo?
Analizamos los cambios que han experimentado los flujos de salida del mercado laboral español en los últimos años, y el efecto de la entrada en vigor de la última reforma laboral.
La reforma laboral de 2021 ha logrado reducir significativamente la tasa de temporalidad en España: del 29,7% del promedio de 2014-2019 ha pasado a un 12,7% en 2024. Este descenso, generalizado entre sectores, grupos de edad y comunidades autónomas, ha repercutido en una mayor estabilidad en el empleo, aunque ha aumentado la rotación y ha disminuido el número de contratos registrados.
Aunque la exposición del empleo español a la demanda estadounidense es limitada en términos agregados, su impacto varía considerablemente entre sectores. Actividades como la industria manufacturera (especialmente la farmacéutica), el transporte aéreo, las actividades profesionales o las TIC presentan una mayor vinculación, junto con el comercio y la reparación de vehículos.
El mercado laboral español ha cambiado su patrón de crecimiento tras la pandemia, mostrando un aumento del empleo en sectores como la sanidad, la educación y la tecnología. ¿Está este nuevo modelo favoreciendo el avance de la productividad? Analizamos el impacto del efecto composición y cómo compara con otros ciclos expansivos.
Tras el shock que supuso la irrupción de la COVID-19, el tejido empresarial turístico redujo ostensiblemente sus niveles de actividad, destruyendo una gran cantidad de empleo y acogiéndose de manera masiva a los ERTE. En la actualidad, la oferta turística se encuentra inmersa en un proceso de reactivación. La eliminación de las restricciones a la movilidad ha animado a un buen número de establecimientos turísticos a reabrir sus puertas, a pesar de que los niveles de demanda aún se sitúan en cotas reducidas. Con el arranque de la temporada estival, es fundamental que el sector turístico pueda mantener, y gane, su apuesta por la reactivación. Solo
así se logrará volver a generar empleo.
Las perspectivas para el conjunto de la economía española están altamente condicionadas a la evolución de las presiones inflacionistas, especialmente las energéticas. El sector primario ya venía sufriendo el alza de los costes de producción y el conflicto bélico en Ucrania no ha hecho más que agravar la situación.