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La crisis energética ha supuesto en el seno de la UE un acicate para impulsar fuentes de energía más respetuosas con el medio ambiente y menos dependientes de los combustibles fósiles, pero su pleno desarrollo se presenta como una empresa a medio plazo.
El inicio del proceso de normalización de la política monetaria por parte del BCE ha provocado una aceleración de los precios de la vivienda, especialmente en los mercados con un fuerte desajuste entre una oferta insuficiente y una demanda dinámica. Entre las economías en las que los precios reales han aumentado con más fuerza en el último año y medio, y cuyos mercados residenciales presentan indicadores de sobrevaloración más significativa, destacan Portugal, Bulgaria, Hungría, Países Bajos y Estonia. En contraste, los mercados de grandes economías como Alemania, Suecia, Francia y Luxemburgo siguen sobrevalorados, pero han corregido el fuerte crecimiento de precios que experimentaron en las décadas previas a la pandemia, reduciendo las señales de sobrecalentamiento.
El sector turístico ha cerrado la temporada de verano de este año en muy buena forma. Las llegadas de turistas internacionales se han acercado mucho a los registros de 2019, un año que fue extremadamente positivo para el sector. Además, el turismo doméstico ha seguido ofreciendo muy buenas cifras. No obstante, el escenario macroeconómico se presenta como un riesgo para la evolución de la actividad turística en los próximos trimestres, debido a la elevada inflación y la ralentización económica en Europa. A pesar de ello, consideramos que la demanda turística aún goza de importantes palancas de crecimiento para el año que viene, con lo que estimamos que completará su recuperación en 2023.
La plena recuperación del gasto turístico internacional en España esconde cambios importantes en la estructura de la demanda por regiones de procedencia. Utilizando datos de pagos con tarjetas extranjeras en los TPV de CaixaBank, debidamente agregados y anonimizados, observamos que Europa Occidental sigue siendo el principal emisor de turistas, y que América del Norte y Latinoamérica incrementaron de forma notable su peso sobre el gasto extranjero. En contraste, la recuperación del turismo de Oriente Próximo y Asia y Oceanía ha sido más dispar, afectada por factores geopolíticos y económicos. En conjunto, unas perspectivas de crecimiento estables pero robustas en 2024-2025 apuntan a que la evolución del turismo internacional en España seguirá siendo positiva.
El mercado inmobiliario europeo lleva varios años avanzando a buen ritmo. Buena prueba de ello es que, desde principios de 2016, los precios de la vivienda en el conjunto de la UE han aumentado un 4,6% anual en promedio, por encima del crecimiento de los salarios y del PIB, en términos nominales. Esta senda alcista se observa de manera generalizada tanto por países como en las grandes ciudades. En este artículo analizamos qué factores explican esta tendencia y si presenta algún riesgo.
El crecimiento de turistas internacionales se ha contenido en 2019 debido al contexto económico mundial y a la recuperación de los competidores en el Mediterráneo, pero el sector turístico muestra una gran resiliencia apoyada en el consumo del turismo residente y en la apuesta por el turismo de calidad.
La industria de la automoción es un importante motor de crecimiento y prosperidad a nivel mundial, por su contribución social, al facilitar la movilidad de las personas de forma eficiente, segura y asequible, y económica, como motor de innovación, generador de empleo de calidad y pilar del comercio internacional. En el caso de España, se ha convertido en un puntal de nuestra industria y un referente a escala mundial, gracias a una gran capacidad de producción y una elevada productividad, derivada de una mano de obra cualificada y un alto nivel de automatización de las plantas. La crisis económica generada por la pandemia ha hecho mella en un sector que se encuentra en plena transformación tecnológica hacia la electrificación. Una transición necesaria y que contará con un importante apoyo de los fondos Next Generation EU (NGEU).
Los programas de ajuste temporal del empleo, entre los que se encuentran los ERTE en España, están siendo usados de forma generalizada en toda Europa para amortiguar el impacto de la COVID-19 en el mercado laboral.
El riesgo de sobrecalentamiento de la economía estadounidense ha aumentado debido a las más recientes e importantes medidas de gasto fiscal y los cuellos de botella que empiezan a observarse en numerosos sectores, en un contexto de fuerte recuperación de la actividad económica. A diferencia de EE. UU., en Europa los riesgos de que la inflación sorprenda persistentemente al alza son menores y pensamos que el BCE tomaría las medidas necesarias para moderar la traslación de una posible subida de tipos en EE. UU. a la curva europea.
Una de las grandes propuestas de Donald Trump en la campaña que le ha llevado a la presidencia de EE. UU. ha sido la imposición de un arancel universal de entre el 10% y el 20% a las importaciones de bienes. ¿Cómo podría afectar a Europa?
Analizamos el impacto económico de la guerra de Ucrania en Europa, Estados Unidos y los principales países emergentes.
Desde el estallido de la pandemia de la COVID-19, los hogares estadounidenses se muestran mucho más pesimistas de lo que cabría esperar teniendo en cuenta el estado actual de la economía americana. ¿Por qué? ¿Sucede lo mismo en Europa?
Parecía que esta vez era distinto. Históricamente, el proyecto europeo ha avanzado a regañadientes, intentando hacer de la necesidad virtud. En gran medida, el amplio entramado institucional europeo se ha forjado a remolque de los acontecimientos, tras largas y tensas negociaciones. En cambio, las medidas tomadas desde el inicio de la pandemia, como el programa de estímulo económico Next Generation EU, de una magnitud nunca vista en el Viejo Continente y adoptado de forma relativamente rápida, o la actuación sin vacilaciones del BCE, invitaban al optimismo. Parecía que esta vez Europa cambiaba de marcha y tomaba cierta iniciativa.
La Comisión Europea ha iniciado una evaluación del marco fiscal de la UE, con el objetivo de proponer cambios en las reglas presupuestarias a finales de 2020. La necesidad de reformar las reglas presupuestarias responde a un cierto descontento sobre cómo se han aplicado desde la crisis y a transformaciones a las que Europa deberá hacer frente (cambio climático, envejecimiento, desigualdad y era digital).
Hemos recorrido ya casi la mitad del año y toca hacer balance para actualizar unos escenarios económicos en los que la divergencia en el comportamiento de la inflación entre Estados Unidos y Europa ha sido clave para explicar el reajuste de previsiones en los tipos de interés.
Europa es el principal emisor turístico del mundo y la cuenca del Mediterráneo, su principal receptor. Esto beneficia doblemente a España, cuyo sector turístico es uno de los más consolidados de la región. Sin embargo, otros mercados están desarrollando con fuerza sus respectivas industrias turísticas y la vuelta a escena de Egipto, Túnez y Turquía ha modificado el entorno competitivo de los últimos años.
La sequía extrema y el aumento de costes han formado una tormenta perfecta que no ha logrado mermar el elevado dinamismo de las exportaciones agroalimentarias españolas de los últimos años. El retroceso del volumen de exportaciones que ha sufrido el sector, que se ha visto compensado por el aumento de precios, es fruto de una coyuntura adversa: los distintos indicadores de competitividad se muestran resilientes y las cuotas en los mercados mundiales mantienen un comportamiento muy favorable. Aun así, el sector debe seguir invirtiendo en pos de una producción aún más digitalizada, sostenible y competitiva, una cuestión de vital importancia ante el enorme reto que supone el cambio climático para nuestro país.
Entre 2018 y 2024, la economía española ha experimentado una mejora sustancial en los precios relativos de la electricidad y el gas, pasando de pagar más que la media europea a beneficiarse de tarifas más bajas. Este descenso responde al fuerte crecimiento de la producción de energía solar fotovoltaica y eólica terrestres, los dos procesos de generación eléctrica con menor coste. Los menores precios de la electricidad en comparación con los competidores europeos han favorecido un buen desempeño del sector manufacturero en los últimos ejercicios. Esta ventaja en la generación de electricidad sostenible y de bajo coste posiciona la industria española en una situación aventajada con respecto a sus competidores.