Analizamos los recibos de electricidad domiciliados en CaixaBank por clientes particulares para entender cómo ha evolucionado la factura de la luz de los hogares españoles en 2022.
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Pese a que aún es muy complicado cuantificar el impacto de la escalada bélica de la guerra en Gaza sobre la economía mundial, no hay duda que uno de los principales focos de atención es el mercado de petróleo. Hasta la fecha, los mercados financieros han reaccionado con relativa cautela, aunque la volatilidad ha repuntado. En el mercado de crudo, se ha producido cierta presión al alza sobre los precios del barril.
Tras la experiencia de los últimos años, ya sabemos cómo el riesgo político puede alterar el comportamiento de hipótesis clave en los escenarios de previsión económica.
El déficit comercial de productos energéticos de la economía española ha aumentado considerablemente y las señales de moderación son tímidas para el 2023. En este artículo desgranamos las cifras del déficit energético de la economía española de 2022 para entender qué hay detrás de su evolución y qué podemos esperar para 2023.
Detallamos la revisión de nuestro escenario de previsiones del precio del petróleo y del precio del gas natural europeo para los próximos trimestres.
En un entorno de incertidumbre todavía elevado, múltiples factores pueden modificar el curso de la economía española en los próximos meses, tanto de forma negativa como positiva. Entre ellos sobresalen tres: la evolución de los precios de la energía, la resiliencia del mercado laboral y la ejecución de los fondos europeos NGEU.
CaixaBank Research prevé un crecimiento del 1,4% para 2024, pero empezamos el año señalando los riesgos al alza. Los buenos datos de crecimiento del 4T 2023 y la mejora de las perspectivas de consumo de los hogares nos llevarán a revisar el crecimiento y situarlo cerca del 2,0%.
Entre finales de septiembre y finales de febrero, el dólar estadounidense se depreció un 6% en términos nominales efectivos y un 10% frente al euro, cotizando cerca del 1,07, un nivel no visto desde hace casi un año. Exploramos a qué se debe este cambio de tendencia y si tendrá continuidad.
El enésimo cambio de narrativa económica de los últimos meses, esta vez pasando del soft landing al no landing, parece jugar a favor de la intención de los bancos centrales de mantener el curso, seguir subiendo tipos y, una vez se alcance el pico, permanecer en terreno restrictivo durante más tiempo del esperado.
La primera reacción del mercado a la victoria de Trump y el partido Republicano en las elecciones de EE. UU. fue acorde con unas expectativas en que sus políticas supongan una mayor inflación a medio plazo, así como un cierto impulso al crecimiento económico a corto plazo.
En los últimos trimestres, la economía mundial ha mostrado una notable resiliencia y estimamos que podría haber crecido en 2023 cerca de un 3,0%. Con este punto de partida, explicamos la última revisión del escenario económico global y las perspectivas de política monetaria.
El mercado ha experimentado su tercer gran movimiento en lo que llevamos de año en marzo. Si enero estuvo marcado por la desaceleración de la inflación y un renovado apetito por el riesgo, revertido en febrero por la resiliencia del ciclo y los precios, en marzo la caída del Silicon Valley Bank en EE. UU. desató un episodio de pánico breve, pero intenso.
En el conjunto de 2022, la balanza comercial de bienes de la eurozona registró un déficit de unos 60.000 millones de euros (–0,5% del PIB vs. +2,3% en 2021), resultado que se debe totalmente a la ampliación del déficit de la balanza de energía, que se duplicó superando los 500.000 millones de euros, casi un 4,5% del PIB.
El PIB de España siguió creciendo de forma dinámica en el 3T 2024 y los principales indicadores auguran un buen dato para el 4T. la buena marcha del mercado laboral impulsa la renta de las familias y la inflación se mantiene contenida, pese a que el repunte continúa.
A falta de valorar el impacto que la DANA de finales de octubre en el levante peninsular haya podido tener sobre la producción agraria de la región, en los próximos trimestres esperamos que la tendencia positiva del sector se afiance, si bien seguirá muy condicionada a la evolución de los costes y la mejora de la situación de sequía.
Los mercados financieros registraron una estabilización generalizada a lo largo de abril, a medida que el radar de los inversores dejaba atrás el episodio de turbulencia financiera de marzo y se redirigía hacia las perspectivas de crecimiento e inflación, con la publicación de los datos del PIB del 1T 2023 y de la temporada de resultados empresariales.
La economía española deberá seguir sorteando un entorno internacional adverso y complejo. Pero de momento ha empezado el año con buen pie.