La inflación general se moderó hasta el 6,0% en enero (6,5% en diciembre), según el dato de avance del INE, frenando la tendencia alcista de los últimos meses, aunque sigue en niveles históricamente altos. Tal como apuntábamos (preveíamos un 5,9%), esta «moderación» se debe al efecto base provocado por las subidas del precio de la electricidad en enero 2021. Por su parte, la inflación subyacente siguió repuntando y alcanzó el 2,4% (2,1% en diciembre). Este ascenso sí que nos ha sorprendido al alza (preveíamos un 2,0%) y podría indicar que las elevadas tasas de inflación se están extendiendo a los demás componentes de la cesta de consumo más rápidamente de lo que esperábamos.
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El leve aumento de la inflación en enero sorprendió al consenso de analistas, que esperaban una moderación de la inflación general hasta el 4,4%. El repunte se explica, principalmente, por el encarecimiento de los componentes más volátiles (energía y alimentos), pues la inflación subyacente sí que se moderó (2,3% en enero frente al 2,6 del mes anterior). Por países, destaca Italia, donde la inflación general subió desde el 4,2% hasta el 5,3% debido a la revisión al alza de los precios regulados de la energía. En Alemania, Francia y España la inflación general se moderó en 0,6, 0,1 y 0,5 p. p., respectivamente. Los mercados financieros recibieron el dato con alzas en los tipos soberanos europeos y una apreciación moderada del euro, en la antesala de la reunión del BCE del jueves.
La inflación estadounidense volvió a aumentar en enero de 2022, y lo hizo por encima de lo esperado por el consenso de analistas: hasta el 7,5% interanual la general (consenso: 7,3%) y hasta el 6,0% la subyacente. Nuevamente, se incrementaron los precios de gran parte de los componentes que conforman el índice de precios al consumo (IPC), incluso aquellos que suelen ser más persistentes. En este sentido, las presiones inflacionistas tienen visos de mantenerse durante buena parte de 2022, en especial, ante las disrupciones en las cadenas de producción mundial y los incrementos salariales, dando soporte al plan de retirada de los estímulos monetarios por parte de la Reserva Federal.
La inflación general se situó en enero en el 6,1%, 1 décima por encima de lo que había adelantado el INE el pasado día 31 de enero. Por su parte, la inflación subyacente (la general sin energía ni alimentos no elaborados) avanzó hasta el 2,4%. En este sentido, se frena la tendencia alcista de los últimos meses del IPC. De todas formas, aumenta la proporción de los bienes que presentan una tasa de inflación elevada: el 63% de la cesta ya exhibe tasas de inflación por encima del 2% mientras que un 26% de la cesta ya se encuentra por encima del 5% (véase la sección “El sémaforo de la inflación”). De cara a febrero, esperamos un nuevo repunte de la inflación general debido a que ya no habrá el efecto base causado por las subidas del precio de la electricidad de enero 2021.
La inflación general aumentó hasta el 7,4% en febrero (6,1% en enero), según el dato avanzado por el INE. Se trata de su nivel más alto desde hace más de tres décadas. Aunque esperábamos un repunte considerable (preveíamos un 6,9%), la magnitud del repunte ha sido algo más elevada. Según explica el INE, el aumento de febrero viene de la mano de una subida generalizada de los precios de la mayoría de los componentes. En este sentido, la inflación subyacente (excluye energía y alimentos no elaborados) ha repuntado sustancialmente hasta el 3,0% (2,4% en enero).
Tal y como esperaba el consenso de analistas y CaixaBank Research, la inflación de la eurozona aumentó en febrero, aunque el índice general lo hizo en mayor medida de lo previsto, en parte, por unos mayores precios energéticos. El dato de febrero reveló cómo el aumento de la inflación está siendo generalizado en todos los componentes: tanto los componentes subyacentes (bienes industriales y servicios) como los más volátiles (alimentos y bienes energéticos) experimentaron un aumento en la tasa de variación de sus precios.
La inflación estadounidense volvió a aumentar en febrero de 2022: hasta el 7,9% interanual la general y hasta el 6,4% la subyacente. Se incrementaron los precios de gran parte de los componentes que conforman el índice de precios al consumo (IPC), incluso aquellos más persistentes. En este sentido, las presiones inflacionistas tienen visos de mantenerse durante buena parte de 2022, en especial, tras el inicio del conflicto bélico entre Ucrania y Rusia.
La inflación general aumentó hasta el 7,6% en febrero (6,1% en enero), 2 décimas por encima de lo que había adelantado el INE el pasado día 28 de febrero. Se trata de su nivel más alto desde diciembre de 1986. Por su parte, la inflación subyacente (la general sin energía ni alimentos no elaborados) avanzó hasta el 3,0%. También ha aumentado la proporción de los bienes que presentan una tasa de inflación elevada: el 73% de la cesta ya exhibe tasas de inflación por encima del 2% mientras que un 32% de la cesta ya se encuentra por encima del 5% (véase la sección “El semáforo de la inflación”). De cara a marzo, esperamos una porción aún mayor de la cesta de consumo con tasas de inflación por encima del 2% y del 5%.
La inflación general aumentó hasta el 9,8% en marzo (7,6% en febrero), según el dato avanzado por el INE. De confirmarse, se trataría de su nivel más alto desde mayo del 1985. Según explica el INE, el aumento de marzo viene de la mano de una subida generalizada de los precios de la mayoría de los componentes. En este sentido, la inflación subyacente ha repuntado hasta el 3,4% (3,0% en febrero). El INE destaca los avances en los precios de la electricidad, de los carburantes y combustibles y de los alimentos y bebidas no alcohólicas. Esto explica porqué el aumento en la inflación general es sustancialmente mayor al de la inflación subyacente: esta segunda excluye energía y alimentos no elaborados de su cálculo.
En línea con los datos de inflación publicados esta semana en las principales economías de la eurozona, el IPCA en el agregado de la región volvió a sorprender al alza en marzo, con un ascenso del 7,5% interanual, muy por encima de nuestras previsiones y del consenso de analistas (6,7% según Bloomberg). En España, Alemania, Italia y Francia, el dato de marzo situó la inflación en el 9,8%, 7,6%, 7,0% y 5,1%, respectivamente.
La inflación estadounidense volvió a aumentar en marzo de 2022: hasta el 8,5% interanual la general y hasta el 6,5% la subyacente. El fuerte aumento en el componente energético explica buena parte del incremento mensual del índice de precios, puesto que el índice subyacente avanzó a un ritmo mensual más contenido que en meses anteriores. Con todo, el impacto del conflicto de Ucrania en los precios de las materias primas, los nuevos cierres en China ante los rebrotes de COVID y la robustez del mercado laboral estadounidense favorecen el mantenimiento de estas presiones inflacionistas durante buena parte de 2022. No obstante, es probable que en los próximos meses veamos cierta moderación en el ritmo de subida de los precios.
La inflación general aumentó hasta el 9,8% en marzo (7,6% en febrero), tal y como había adelantado el INE el pasado día 30 de marzo. Se trata de su nivel más alto desde mayo de 1985. Por su parte, la inflación subyacente (la general sin energía ni alimentos no elaborados) avanzó hasta el 3,4%. También ha aumentado la proporción de los bienes que presentan una tasa de inflación elevada: el 75% de la cesta ya exhibe tasas de inflación por encima del 2% mientras que un 36% de la cesta ya se encuentra por encima del 5% (véase la sección “El sémaforo de la inflación”). A pesar de que es probable que la inflación subyacente siga aumentando levemente a corto plazo, pensamos que la inflación general puede haber tocado techo, o estar muy cerca de él, este mes de marzo.
La inflación general se moderó hasta el 8,4% en abril (9,8% en marzo), según el dato avanzado por el INE. De confirmarse, sería la segunda vez desde febrero de 2021 que la inflación se modera respecto al mes anterior. Aun así, la inflación general actual se encuentra en su segundo valor más alto de las últimas tres décadas, solamente superada por el registro de marzo. En cambio, la inflación subyacente ha aumentado significativamente hasta el 4,4% (3,4% en marzo), el mayor valor de la serie desde 1995. En este sentido, mientras que la inflación general podría haber alcanzado su pico en marzo, la inflación subyacente aún tiene recorrido al alza.
Los datos publicados esta semana confirman que el riesgo de estanflación se ha incrementado en la economía del euro desde el comienzo del año. Por un lado, el crecimiento del PIB siguió perdiendo empuje en el 1T (0,2% intertrimestral). Por el otro, la inflación se estabilizó en abril (7,5% la general y 3,5% la subyacente), si bien las presiones alcistas se están extendiendo a lo largo de la cesta de consumo. De cara a los próximos meses, no descartamos que el PIB pueda retroceder en el 2T, mientras que la inflación se mantendrá en cotas elevadas.
La inflación estadounidense descendió en abril, tras alcanzar máximos de 40 años el mes anterior (8,3% frente al 8,5% de marzo la general; 6,2% frente a 6,5% la subyacente). A pesar de la moderación, el IPC se mantuvo creciendo a ritmos muy elevados. El descenso de la inflación se debió, en parte, a unos más favorables efectos de base. De cara a futuro, el conflicto abierto en Ucrania, los cierres en China ante los rebrotes de COVID y un mercado laboral que sigue marcando avances salariales significativos favorecerán el mantenimiento de unas tasas de inflación elevadas durante buena parte de 2022. Con todo, es probable que en los próximos meses veamos cierta moderación en el ritmo de subidas de precios.
La inflación general se moderó hasta el 8,3% en abril (9,8% en marzo), 1 décima por debajo de lo que había adelantado el INE el pasado día 28 de abril, debido a una menor contribución del componente energético. Aun así, la inflación general actual se encuentra en su segundo valor más alto de las últimas tres décadas, solamente superado por el registro de marzo. Por su parte, la inflación subyacente (la general sin energía ni alimentos no elaborados) ha subido con fuerza hasta el 4,4% (3,4% en marzo). También ha aumentado la proporción de los bienes que presentan una tasa de inflación elevada: un 45% (36% en marzo) de la cesta ya se encuentra por encima del 5% (véase la sección El semáforo de la inflación). A pesar de que es probable que la inflación subyacente siga aumentando a corto plazo, pensamos que la inflación general pudo haber tocado techo en marzo.
La inflación general repuntó hasta el 8,7% en mayo (8,3% en abril), según el dato avanzado por el INE. De confirmarse, sería el segundo valor más alto en las últimas tres décadas, solamente superado por el registro de marzo (9,8%). Por su parte, la inflación subyacente (que excluye energía y alimentos no elaborados) ha aumentado hasta el 4,9% (4,4% en abril), el mayor valor de la serie desde 1995. A pesar de que este mes haya repuntado la inflación general, no esperamos que se vuelva a situar en los próximos meses en los niveles de marzo. En cambio, la inflación subyacente esperamos que mantenga la tendencia alcista durante algunos meses más.
La escalada en la inflación no da tregua en la eurozona: en mayo, el IPCA superó las expectativas del consenso de analistas (7,8% según Bloomberg) y alcanzó un nuevo máximo histórico en el 8,1%, ascenso que acusa un aumento generalizado entre sus componentes. La persistencia y extensión de las presiones inflacionistas refuerza la intención del BCE de abandonar los tipos de interés negativos en el 3T. Nuestra previsión es que lo hará con subidas de 0,25 p. b. en las reuniones de julio y septiembre, pero la sorpresa alcista del dato de hoy da fuerza a aquellos miembros del Consejo de Gobierno favorables a subir los tipos en 50 p. b. en julio, un debate que probablemente tomará el centro de atención durante la reunión de la próxima semana.
La inflación general aceleró hasta el 8,7% en mayo (8,3% en abril), confirmando el dato adelantado del INE, en buena parte debido a la mayor contribución de los alimentos elaborados. Con ello, la inflación general apunta su segundo registro más elevado de las últimas tres décadas, solo por debajo de la del pasado mes de marzo. La inflación subyacente (la general sin energía ni alimentos no elaborados) volvió a subir con fuerza hasta el 4,9% (4,4% en abril), empujada en primera instancia por los alimentos elaborados, pero también por la pujanza de precios de bienes industriales y servicios. Por su parte, aumentó la proporción de los bienes que presentan una tasa de inflación elevada: un 48% de la cesta ya se encuentra por encima del 5% (45% en abril) (véase la sección “El semáforo de la inflación”).
La inflación general estadounidense subió en mayo hasta el 8,6% (8,3% en abril), por encima de lo esperado por el consenso de analistas y superando lo que preveíamos que sería el pico del ciclo (el registro de marzo, del 8,5%, máximo en los últimos 40 años). Por su parte, la inflación subyacente se moderó levemente, hasta el 6,0%, frente al 6,2% de abril y al 6,5% de marzo. A pesar de esta leve moderación de la subyacente, lo cierto es que los avances intermensuales muestran una dinámica de crecimientos en los precios mucho más sólidos y persistentes de lo esperado.