China: la transición en la bolsa y el desempeño de los sectores de la nueva economía

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12 de junio de 2017

El cambio de modelo productivo que está llevando a cabo la economía china es seguido con atención por toda la comunidad internacional. Por un lado, es un paso fundamental para que el gigante asiático pueda tener un crecimiento más sostenido y equilibrado a largo plazo. Además, si finalmente se lleva a cabo con éxito, puede que al­­gunos aspectos sirvan de referencia para otros países emergentes que aspiran a dar un paso adelante y unirse al grupo de los países desarrollados.

Concretamente, el cambio de modelo productivo se centra, principalmente, en dos áreas. Por el lado de la oferta, en el creciente peso del sector terciario a costa del secundario. En este caso, los datos son llamativos: el peso del sector servicios ha aumentado en 11,8 p. p. en los últimos 16 años, hasta alcanzar el 51,6% del PIB en 2016. Por el lado de la demanda, se espera que el consumo de los hogares gane protagonismo en detrimento de la inversión. En este sentido, resulta ilustrativo el cambio de tendencia que se observa a partir de 2007 en el peso del consumo de los hogares que, tras haber caído de manera importante ante la fulgurante progresión de la inversión en las últimas dé­­cadas, se ha estabilizado alrededor del 37% del PIB y parece iniciar una ligera tendencia al alza.

Otro ámbito en el que también se observa de manera clara el profundo cambio que está experimentando la economía china es en la composición del índice bursátil. Si miramos la evolución del peso relativo de los distintos sectores, se pone de manifiesto que, efectivamente, se está llevando a cabo un importante reajuste sectorial.

Así, al comparar el desempeño de los seis principales sectores de la bolsa china, vemos que, desde el inicio de la década de los 2000, los sectores que más crecimiento han experimentado son los de consumo. En cambio, el sector industrial es el que menos crecimiento ha experimentado en el mismo periodo, en consonancia con la tendencia a la desindustrialización (véase el segundo gráfico).

En el futuro, estas tendencias deberían reforzarse. En particular, cabe esperar un desempeño relativamente peor del sector industrial y, al contrario, una mejora del desempeño de los sectores de salud y de las tecnologías de la información, a medida que la economía china incrementa su terciarización. También debería fortalecerse la importancia relativa de los sectores relacionados con el consumo y, en particular, el sector del consumo discrecional,1 que en una fase más avanzada de la transición económica se espera que gane relevancia.

Llama la atención el excepcional comportamiento del sector financiero en el índice de renta variable. En este caso, sin embargo, la lectura debe ser cautelosa, ya que es bien sabido que uno de los principales retos a los que se enfrenta la economía china es, precisamente, reducir el elevado crecimiento del crédito que se ha producido durante los últimos años.

En definitiva, a pesar del peso relativamente bajo del mercado de renta variable en la economía china en comparación con las economías desarrolladas (48% del PIB frente al 146% en EE. UU.), y de los sesgos que a veces se producen en el tipo de empresas que figuran en los índices bursátiles, las grandes tendencias que caracterizan la transición económica en China también se reflejan en la evolución sectorial de la bolsa. Una tendencia que debería fortalecerse a medida que el mercado de renta variable vaya ganando peso y que se avance en la apertura de la economía a los in­­versores extranjeros.

1. El sector de consumo discrecional está formado por el conjunto de bienes y servicios que pueden adquirir los consumidores pero que no son esenciales (ropa deportiva, restaurantes, automóviles, hoteles, ocio, etc.).

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