La industria manufacturera española ha superado con relativo éxito el impacto de diversos shocks exógenos que han sacudido el escenario económico europeo en los últimos años.
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El aumento de los tipos de interés que están llevando a cabo los bancos centrales en su lucha contra la inflación está generando preocupación por el impacto que el endurecimiento de las condiciones financieras pueda tener sobre los mercados inmobiliarios. En muchas economías desarrolladas, el precio de la vivienda ha subido de forma muy significativa en los últimos años, una tendencia que se aceleró durante la pandemia y que ha avivado el temor de que se hayan formado burbujas inmobiliarias. En este contexto, en varios países las autoridades han puesto en marcha una serie de instrumentos macroprudenciales para enfriar el mercado. En España, el riesgo de burbuja inmobiliaria parece contenido.
El sector agroalimentario español se enfrenta a un nuevo escenario comercial marcado por el aumento de aranceles por parte de EE. UU., fijados en el 15% para los productos europeos, a la espera de definir las excepciones estratégicas. En un contexto de creciente proteccionismo y debilitamiento del multilateralismo, el sector busca adaptarse mediante la diversificación de mercados y el impulso de acuerdos bilaterales desde la UE. El pacto con Mercosur abre oportunidades para productos clave como el aceite de oliva, el vino o el porcino, pero también plantea riesgos por la competencia en sectores sensibles como la carne de vacuno o el arroz. A pesar de ello, la competitividad y diversificación del agro español lo posicionan favorablemente para afrontar este entorno desafiante.
La llegada de la pandemia supuso un duro golpe para un sector que ya atravesaba una situación delicada derivada de las tensiones comerciales y las disrupciones en el sector del automóvil a nivel europeo. Así, la caída de la actividad manufacturera en el 2T 2020 fue más intensa que la del conjunto de la economía, si bien la recuperación posterior fue más vigorosa. Algunos sectores, como el textil, el calzado y las bebidas, o incluso el automóvil, se vieron muy impactados y se están recuperando más lentamente, mientras que otros sectores, como el farmacéutico o el de la alimentación, apenas sufrieron el shock. La relajación de las restricciones, los avances en el proceso de vacunación y la reducción de la incertidumbre contribuirán a reactivar el consumo y los flujos de turismo internacional, de vital importancia para nuestra economía, y ello apoyará, a su vez, la actividad del sector manufacturero.
La pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto la importancia del sector agroalimentario como pilar esencial de la economía española. Durante los meses de confinamiento, toda la cadena alimentaria (que incluye agricultores, ganaderos, pescadores, cooperativas e industria alimentaria, mayoristas, comercio minorista, distribución o logística) tuvo que adaptarse rápidamente para garantizar el abastecimiento de alimentos a la población. En retrospectiva, es de justicia destacar la excelente respuesta de todo el sector para superar este reto.
La industria farmacéutica es un sector clave y estratégico de la economía española, como ha evidenciado la pandemia. En los últimos 25 años, el sector ha ganado una enorme relevancia, convirtiéndose en un importante motor de las exportaciones españolas y de la inversión privada en I+D. A pesar de ello, su capacidad productiva aún tiene margen de mejora. Es deseable que el futuro de la industria española se una más estrechamente a la industria farmacéutica y apueste por su crecimiento, ya no solo por motivos estratégicos, sino por razones puramente económicas, al tratarse de una industria extremadamente competitiva y con gran capacidad de generar empleo de calidad que contribuiría a la modernización de la economía.
El sector turístico ha cerrado la temporada de verano de este año en muy buena forma. Las llegadas de turistas internacionales se han acercado mucho a los registros de 2019, un año que fue extremadamente positivo para el sector. Además, el turismo doméstico ha seguido mostrando muy buenas cifras.
Ariadna es lead economist en el Departamento de Planificación Estratégica. Máster en Economía y Finanzas por la Barcelona Graduate School of Economics, antes de incorporarse en el Departamento de Estrategia bancaria trabajó como economista en el Departamento de Macroeconomía de la misma Área y, anteriormente, como asistente de investigación en el Departamento de Relaciones Internacionales y Europeas, División de Análisis de Política Internacional, en el Banco Central Europeo. Sus áreas de estudio comprenden, principalmente, el sistema bancario español y portugués, con foco en los volúmenes de negocio.
Léopold es analista en el Departamento de Planificación Estratégica. Graduado del programa Analysis and Policy in Economics de la Paris School of Economics, tras haber estudiado en las universidades de Panthéon-Sorbonne y de Toronto. Antes de incorporase a CaixaBank, Léopold tuvo varias experiencias tanto en Europa como en América Latina: fue periodista económico en el diario financiero francés Les Echos y trabajó como economista en la embajada de Francia en Buenos Aires y como economista de Europa del Sur del Grupo Crédit Agricole. En Madrid, ha coordinado el seguimiento macrofinanciero latinoamericano en Telefónica y, más recientemente, en Mutua Madrileña, donde también se encargaba del análisis de la política monetaria y del sector financiero español. Dentro del equipo de Planificación Estratégica, sus principales áreas de estudios comprenden el seguimiento del escenario macrofinanciero español y de las tendencias que pueden afectar a la oferta y la demanda de servicios financieros.
Luís es economista en el Departamento de Economías y Mercados Internacionales. Doctor en Economía por la Cardiff University y Máster en Economía Internacional y Estudios Europeos por la Universidade de Lisboa. Antes de incorporarse a CaixaBank trabajó como profesor asociado de Economía y Sector público en la Universidad Pompeu Fabra, y como investigador postdoctoral en la Barcelona Graduate School of Economics y en el Centre de Recerca en Economia i Salut (CRES-UPF). Sus áreas de estudio comprenden la economía pública y la macroeconomía, con énfasis en la política fiscal internacional, y es especialista en el seguimiento de China y la Unión Europea.
Sandra es la directora del Departamento Estrategia bancaria en el Área de Planificación Estratégica y Estudios. Doctora en Economía y Máster en Economía Matemática y Econometría por la Toulouse School of Economics, su labor en CaixaBank se ha desarrollado también en el Departamento de Innovación y Transformación Digital. Antes de incorporarse en el banco trabajó en Endesa y en el departamento de economía de la IESE Business School. Sus principales áreas de estudio comprenden los sistemas bancarios españoles e internacionales, la regulación financiera y el impacto de la digitalización y las nuevas tecnologías en el entorno competitivo bancario.
La demanda de vivienda por parte de extranjeros en España ha tenido un comportamiento excepcional después de la pandemia. En 2022, los extranjeros compraron 90.000 viviendas en España, un 46% más que en 2021. En consonancia con esta buena evolución, el número de hipotecas contratadas por extranjeros también aumentó y alcanzó las 30.000 en 2022, de modo que uno de cada tres compradores extranjeros contrató una hipoteca en España el año pasado. Los extranjeros residentes suelen comprar viviendas y contratar hipotecas por un importe similar al de los españoles. En cambio, los extranjeros no residentes suelen decantarse por viviendas más caras y, en consecuencia, el importe hipotecario promedio de los extranjeros es más elevado, si bien existen notables diferencias según la nacionalidad y las comunidades autónomas. Por su elevado importe, destacan las hipotecas de extranjeros en las Baleares, y en cuanto a la nacionalidad, los suecos y los estadounidenses son los que suelen endeudarse más.
Los activos inmobiliarios comerciales han tenido un excelente comportamiento en la primera mitad del año 2022. Pero esta situación está cambiando rápidamente a raíz del fuerte aumento de los tipos de interés que está llevando a cabo el BCE para frenar el avance de la inflación. Todo parece indicar que las oficinas serán los activos que pueden sufrir un mayor ajuste de valoración, al contar con unas rentabilidades más estrechas. El retail, cuyas valoraciones acumulan varios años de intenso ajuste, podría tener ahora un comportamiento más estable que el resto de los segmentos. En cambio, los activos logísticos, el producto estrella en los últimos tiempos por el auge del e-commerce, podría mostrar una mayor sensibilidad al deterioro del entorno macroeconómico. Finalmente, ponemos el foco en el segmento co-living, que está despertando mucho interés inversor recientemente en España, especialmente en el caso del senior living, un segmento con perspectivas muy positivas teniendo en cuenta las perspectivas demográficas que apoyarán a la demanda a medio y largo plazo y la escasa oferta actual.
El sector agroalimentario sigue sufriendo la fuerte alza de los costes de producción y el impacto de la sequía. El descenso de los precios de las materias primas agrícolas y de la energía en los mercados internacionales desde los máximos alcanzados en 2022 debería ayudar a contener los costes de producción agrarios y, con ello, moderar las presiones inflacionistas sobre los alimentos. Sin embargo, la fuerte sequía que está castigando a la península ibérica desde el año pasado ha reducido la producción de muchos cultivos, como los cereales o las frutas, lo que ha repercutido tanto en los precios (al alza) como en el volumen de exportaciones (a la baja). Con todo, las exportaciones agroalimentarias en términos de valor siguieron avanzando a buen ritmo en el 1S 2023 debido al aumento de los precios, lo que refleja la elevada competitividad del sector agroalimentario español a pesar de la coyuntura adversa.
La escasez de oferta de vivienda en un contexto de fuerte demanda seguirá siendo uno de los principales retos del mercado inmobiliario español en 2025, aunque no se encuentra entre los más sobrevalorados de la Unión Europea.
Una de las consecuencias del estallido de la crisis sanitaria por la COVID-19 ha sido la mayor concienciación de la población y, por extensión, de la clase política, sobre la necesidad de introducir criterios de sostenibilidad en las políticas económicas, con el fin de impulsar una reactivación de la economía de forma más sostenible y resiliente. El sector turístico no es ajeno a estas tendencias porque, en primer lugar, su propia actividad se puede ver perjudicada por las consecuencias del cambio climático y, en segundo lugar, existe un amplio margen para que la actividad turística sea más sostenible. Este artículo trata de responder qué entendemos por sostenibilidad en el sector turístico, cómo se puede medir, en qué punto se encuentra el sector turístico español y hacia dónde se dirige.
El cumplimiento de los objetivos climáticos depende mucho de la inversión, pública y privada, y sus efectos en el desarrollo de nuevas tecnologías. Por ello, gran parte del impulso económico desde la COVID se ha centrado en incentivar esta transición ecológica. En este artículo, exploramos cómo la están incentivando el Gobierno de los EE. UU. y, sobre todo, la Unión Europea y sus estados miembro.